Podría decirse que definidos están ya los nombres de los candidatos a suceder a Iván Duque en esa responsabilidad de llevar los destinos del estado colombiano. El contenido ideológico de cada uno hoy está claro para la mayoría, se conocen sus rasgos generales o sus procedencias políticas, pero sigue sin estar claro el contenido de sus propuestas de fondo.

Seguramente con los días y las situaciones tendremos la posibilidad de encontrar verdaderos puntos que logren diferenciar a uno del otro, más allá de la satanización de las posturas frente al pasado y los ataques personales, ya comunes.

¿Y el futuro para cuándo? Esta pregunta parece estar aplazada aún y así mismo su respuesta, como si solo debiéramos preocuparnos por él a partir del 7 de agosto del año 2022. 

Sigue sin ser claro cuáles serán las medidas y políticas que nos presentan los candidatos para asegurar ingresos a las personas de menos recursos en el país, generar empleo digno y bien remunerado, salir de manera rápida de la informalidad y cómo se piensa brindar liquidez a las empresas en los próximos años; esta hoja de ruta importante para el desarrollo del país no aparece claramente dilucidada en las propuestas de gobierno que presentan los candidatos y sus equipos y no deberían dejarse atrás, ni tampoco para los últimos días de la campaña, pues estas representan la principal herramienta para avanzar en competitividad y la único que nos defenderá en las próximas crisis que se avecinan, que como ya vimos el año anterior, de aquí en adelante serán globalizadas.

Otro de los puntos que nos debe preocupar y que igual a la anterior campaña presidencial en esta también está pasando de forma ligera, es el tema ambiental. Y es que mientras el mundo se reúne en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que busca evitar que el aumento de la temperatura global sea mayor a 1,5° C para finales de siglo, nosotros seguimos sumergidos en compromisos que hoy poco se cumplen. Así como en los países más desarrollados el tema tiene que ver en mayor medida con la industrialización, en nuestro país los compromisos tienen un enfoque en el desestimulo que debíamos hacer en el uso de combustibles fósiles, contrario a lo que necesitamos en materia económica, que es una mayor explotación de carbón y petróleo como medio de consecución de recursos que financien nuestro desarrollo. Otro sector que tendrá que tocarse es la ganadería, pero por ahora ni siquiera se anuncia, hay muchos callos que pueden pisarse. 

Así como éstos, en el mapa político y el panorama electoral siguen sin desarrollarse muchos temas, no tanto porque no sean importantes, sino porque los candidatos y sus estrategias de marketing saben que serán susceptibles de generar posiciones en contra que pueden incluso desestabilizar la candidatura más fuerte, por ello siguen acudiendo de forma hábil pero improductiva, a alimentar odios, mantener rencores y generar más miedo, para terminar todos escogiendo al que menos antipatías nos genere.