Por: Paola Layton, investigadora de Congreso Visible.
Aunque la Agenda de Paz copó la agenda legislativa, la “bancada animalista” trabajó de manera entusiasta en proyectos de ley de protección animal. Prueba de ello es la discusión que tomó el congreso acerca de la prohibición de menores de edad en las corridas de toros. ¿Será factible un Congreso animalista? Veremos.
En la parte final del cuatrienio legislativo 2014-2018 en la agenda del Senado de la República se reabrió el debate en torno a las corridas de toros, pero esta vez, centrándose en los efectos que pueden generarse en los niños que asisten a estos eventos. Aunque la discusión en el tema no es novedosa, este cuatrienio sí deja algunos avances en materia del maltrato animal que que abren el espectro de opiniones y desencuentros entre los ciudadanos.
Académicos como como (Waldrom, 2002) han defendido la importancia del Congreso para legislar sobre temas que dividen a la población. Para él, los parlamentos deben “tomar decisiones en el marco del conflicto y la controversia sobre los mismos”, es decir, que el Congreso de la República debe cumplir una función integradora de los desacuerdos de los ciudadanos. En Colombia, el Congreso no ha sido mezquino a esta teoría, en efecto leyes como la que tipifica como punible el maltrato animal, han promovido, a pesar del descontento de sectores sociales, el reconocimiento y protección de los derechos de los animales. En entrevista con el senador del Partido Liberal Guillermo García Realpe, se resaltó qué: “Un tema fundamental que ha considerado el Congreso es el de la protección de la naturaleza, la protección de la vida de los seres vivientes además de los seres humanos que existen en medio de la naturaleza y hay un punto importante y es preocuparnos por el tema de vida”
La bancada animalista, una ruta viable.
Después de varios intentos por parte de algunos gremios y congresistas, el 6 de enero de 2016 se logró aprobar la Ley 1774 de 2016 en el Congreso de la República con miras a modificar la Ley 84 de 1989. (Ver Infografía 1 para ampliar información). Dentro de las modificaciones principales que se realizarion al Estatuto Nacional de Protección de los Animales se observa la condición que adquieren los animales como “seres sintientes”, lo cual significa, en palabras de García Realpe, que los animales dejan de concebirse como cosas y se reconocen como seres conscientes de emociones, así como del placer y del dolor.
Al respecto Natalia Parra Osorio, directora de la plataforma Alto, señala los cambios que esta ley produce, como la necesidad de tomar responsabilidades de cuidado especiales con los animales como seres sintientes. Acá, el audio completo:
Aunque la promulgación de esta norma fue un gran avance en la protección animal, es necesario que las fuerzas políticas al interior del Congreso se dirijan en la misma dirección al abordar el tema de la protección animal. De una parte, desde el año 2011, según Parra se han hecho esfuerzos por conformar una bancada animalista al interior del Congreso con ánimo de unir esfuerzos y apoyar los proyectos en materia animal y ambiental. Sin embargo, aún se encuentran retos para formalizar legalmente la bancada, por lo que ven la necesidad de fijar una asociatividad más formal a largo plazo, como señala en el siguiente audio.
De igual manera, el senador García Realpe manifiesta su representación en el Congreso de aquellos gremios o grupos sociales abanderados por la defensa del medio ambiente y de los animales. Pero menciona que la existencia de ciertos sectores parlamentarios afines a la tauromaquia o amigos de espectáculos taurinos ha conducido mayores retos para la aprobación de proyectos de ley que promuevan plenamente la defensa de los animales. Un claro ejemplo de esto fue que en la promulgación de Como resultado, la Ley 1774 de 2016 quedó limitada por la continuación del artículo 7 de la ley 84 de 1989, en la que se consignan las excepciones del maltrato animal con algunas actividades culturales como las corridas de toros, el coleo, becerradas, peleas de gallos, entre otros. Para Parra, dichas excepciones han funcionado como un mecanismo que busca “blindar las corridas de toros” y no ha permitido introducir cambios legislativos frente a otros temas animalistas.
“Yo creo que también es tan simbólico el tema de las corridas de toros para esta clase que la abraza que si tu llegas a tocarla estas dejando un mensaje implícito de que puedes tumbarles otro tipo de cosas, yo lo leo así, porque a veces ni siquiera es ya tanto el negocio.”
“Yo hace 10 años venía y hablaba de esto aquí y se me burlaban, ya es distinto, hay mayor apoyo por tanta movilización, por también los animalistas hemos ido sustentando nuestros argumentos. Y pues poco a poco han ido creciendo los aliados, y contamos con un apoyo totalmente diverso. Yo soy una persona de izquierda, y que avala las ideas de izquierda, pero no me interesa que esto sea un tema de izquierda. Sería el peor error del mundo porque, así como somos diversos como ciudadanía pues también esa es la posibilidad abrir el debate.”
Afirma Parra.
El siguiente gráfico muestra los aliados de la bancada animalista en el Congreso de la República.
De otra parte, algunos actores pertenecientes, principalmente, a los partidos Conservador, Centro Democrático y Opción Ciudadana se han mostrado más reacios con las iniciativas legislativas provenientes de la bancada animalista. La mayoría de ellos, como Luis Emilio Sierra, militante del Partido Conservador y originario de Caldas, afirman que dar una representación de la cultura regional del país al interior del Congreso de la República resulta preponderante:
Fuente: La Patria.
Pese a ello, el Senador García Realpe ratifica que el fenómeno de la protección animalista empezó en las ciudades, pero que en la actualidad se ha ido extendiendo “a lo largo y ancho de Colombia, y, quienes aún no están de acuerdo con la protección de los animales se han ido reduciendo hacia determinados sectores del país.”
Más allá de las implicaciones económicas que pueda dejar la ley contra el maltrato animal en los espectáculos regionales, hay quienes creen en las secuelas culturales que podría traer la prohibición de estos eventos. Duvan Grimaldo, un joven de 18 años nacido en Villavicencio y criado en el municipio de Puerto Lleras, Meta, concibe al coleo como un deporte y un espacio de “intercambio cultural y confluencia social”; por lo que su prohibición no sólo afectaría económicamente a su familia, sino que también irrumpiría con los espacios de ocio que se desarrollan en estos territorios. De manera similar, Manuela García, oriunda de Manizales, encuentra la finalidad de la corrida de toros en: “hacer un encuentro entre el ser humano y la bravura de la naturaleza representada en la figura del toro de Lidia”. Para ella, el Reglamento Taurino establecido en la Ley 916 de 2004 ha sido fundamental para mitigar el maltrato de los toros de lidia, los cuales, poseen características corporales específicas que hacen que su umbral de dolor no sea tan alto. Este último argumento es duramente cuestionado por muchos personajes del gremio animalista.
En todo caso, además de las fuerzas internas en el Congreso de la República para tramitar proyectos de ley a favor de los animales y de la Ley 1774 de 2016, en este cuatrienio legislativo también se apreciaron desafíos coyunturales relacionados con los acuerdos de paz pactados en La Habana entre el gobierno y las Farc-EP. La necesidad de facilitar la implementación del proceso de paz vía Fast-Track conllevó a un reordenamiento de prioridades al interior del Congreso de la República. Natalia Parra asevera que el proceso de paz sacrifica la agenda de la bancada animalista- reconociendo a la paz como un bien mayor, lo cual hace que en la actualidad proyectos, como el que busca prohibir la entrada de menores de edad a las corridas de toros, estén bastante rezagados y con riesgo de hundirse. No obstante, Parra menciona:
“más allá del fast-track es que los proyectos animalistas, y más que todo cuando tocan esos intereses que te digo [de gremios taurinos], siempre los dilatan. […] puedo decir que si no hubiese habido fast-track igual se hubieren inventado alguna cosa para dilatarnos esos proyectos. Entonces creo que bueno, bien valió la pena.”
Si bien el cuatrienio 2014-2018 representó un avance en materia legislativa con respecto al maltrato animal al otorgarles la condición de seres sintientes, todavía persisten diferencias al interior del Congreso de la República que impiden que las modificaciones introducidas a la Ley 84 de 1989 a través de la Ley 1774 de 2016 tengan un impacto real y equitativo para los animales del territorio nacional. Por lo tanto, deben quedar abiertas las preguntas hacia qué tipo de temas deberían legislarse en el Congreso y qué tipo de representación se está garantizando en el mismo, además de los retos que vienen con la conformación del nuevo Congreso y las proyecciones que se plantean algunos miembros de la bancada o asociación animalista. ¿Seguirá siendo su apuesta política?