El Congresista había solicitado información por parte del ente de control sobre una ‘siembra’ de bolardos adelantada por la Administración Distrital en el barrio La Candelaria.

 

Como “una burla al ciudadano” calificó Germán Navas Talero la respuesta que le enviara esta semana la Contraloría de Bogotá a su despacho, luego de que alertara y solicitara a ese ente de control información sobre la instalación de varios bolardos metálicos sobre un andén en el cual ya existían postes similares.

 

“Además de contener errores de ortografía y sintaxis, la respuesta que me proporciona la Contraloría figura como “Parcial”; y se basa en una insípida y ridícula respuesta por parte del Alcalde Local y el Interventor del contrato de esa obra”, señaló el Representante.

 

La “respuesta parcial” a la que se refiere el congresista Navas Talero se debe -según Andrés Castro Franco, contralor auxiliar y quien firma el documento- a que se debe esperar hasta el 2017 cuando se realice una “Auditoría de Desempeño” para brindar, ahí sí, una respuesta definitiva.

 

En el documento que envía el ente de control aparece que, ni los bolardos ni la instalación ni su posterior desinstalación tuvieron costo alguno, ya que el contrato prevé la utilización de estos en algún momento de la obra. Sin embargo, hay algunos aspectos que en vez de brindar claridad sobre el tema generan más dudas.

 

“Es una respuesta ridícula” puntualizó Navas Talero. “Allí se afirma que por adquirir, instalar y quitar esos postes no se generaron costos; sin embargo, dentro del mismo documento, me envían el valor de cuatro tipos de bolardos que oscila entre 127 mil y 133 mil pesos cada uno. Se instalaron 40 bolardos en total, lo que representaría una suma cercana a los 6 millones de pesos, solamente por el costo del bolardo, sin contar su instalación y desinstalación. Por más que eso esté dentro del contrato, hubo un gasto -para mí- injustificado.” Agregó el Congresista.

 

Según el documento, la instalación de bolardos de hierro era necesaria para “evitar una tragedia” en la zona, pues una serie de redes de servicios públicos que era protegida por los bolardos en concreto quedaría sin protección cuando estos se retiraran. Lo extraño es que los postes metálicos se instalaron y se ‘talaron’ y los bolardos en concreto jamás fueron retirados, lo que le daría la razón a Navas.

 

“Eso es una completa burla” sostuvo el Representante, refiriéndose a la respuesta por parte de la Contraloría, e insistió en que “al Alcalde le quedó gustando el negocio de los bolardos. En su Administración anterior adquiría unos postecitos a un precio y otros a otro. ¡Toda una feria en materia de contratación!”, finalizó.