"La supuesta revolución bolivariana tiene a un país aguantando hambre, sin trabajo, con altos índices de inseguridad y generando un éxodo de venezolanos por el mundo": senadora Nidia Marcela Osorio.

Bogotá. D.C. abril 25 de 2017.-  En el último mes, lo que vemos en Venezuela, nos desgarra el alma: Hambre, enfrentamientos, muertes y decisiones arbitrarias que limitan la libertad de nuestros hermanos. Nos sentimos impotentes al ver el clamor de un pueblo, que sale a las calles pacíficamente a protestar, pidiendo un cambio de Gobierno, liberación de presos políticos, restablecimiento de las funciones de la Asamblea Nacional y alivio a la grave escasez de medicinas y alimentos, pero, como respuesta tienen una absoluta represión que cobra, día a día, más vidas humanas.

Un país no puede permitir tanto sufrimiento de sus ciudadanos. Ellos constituyen la nación y es inadmisible el arraigamiento de políticas socialistas que han perdido toda dirección y buen planteamiento. No es posible ver que mientras los venezolanos lloran en las calles pidiendo que su país no se hunda, el presidente Nicolás Maduro y su séquito, se rían a carcajadas de lo que sucede con los opositores y festejen, al tiempo que sus ciudadanos mueren baleados en las manifestaciones, se ahogan con gases lacrimógenos y se le viola todo derecho a la protesta.

No existe tal golpe de Estado, presidente Maduro, no existe ningún complot internacional para derrocarlo. Esto es claro. Es la respuesta de un pueblo cansado de la negligencia, de las malas decisiones, de la injusticia y de tanto atropello a la Constitución que usted mismo dice hacer respetar.

Las cifras son muy dicientes, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia, en el año 2016 se registraron 28.479 muertes violentas y la escasez de comida y de artículos de primera necesidad superó el 80 por ciento, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida. 

¿Qué puede decir entonces el gobierno de estas cifras? Estas son el reflejo de lo que hoy vive Venezuela, no hay forma de esconderlo más. A pesar de que los militantes de la revolución bolivariana, quieran incluso censurar los medios, quitar licencias, agredir a los periodistas y tergiversar la información.  El mundo entero ya sabe que lo que está pasando en Venezuela, superó los límites y ha opacado la democracia de ese país.

Señor Maduro, a pesar de no ser seguidora del fallecido presidente Hugo Chávez, quiero decirle, que, si su antecesor viviera, no estaría pasando esto. El chavismo cada vez más, tiene desertores y las críticas dentro de sus filas, siguen creciendo. Es hora de replantear hasta dónde quiere llevar a su pueblo.  

No podemos consentir que se arme una guerra civil en las calles de la gran Venezuela, esa que acogió a miles de colombianos, cuando era prospera. No se necesita armar a cientos de personas para defender un ideal que ya está muerto. No es necesario encarcelar al que piense diferente y al que intente defender sus derechos. Se requiere un cambio de pensamiento, un cambio de dirección, un cambio de estrategia, darles libertad a los ciudadanos y no culpar a unos cuantos, del fracaso de un gobierno.

Sé que en Colombia tenemos muchos problemas, pero se respetan los principios democráticos, así que  hoy abogo por Venezuela, porque nos necesitan. No podemos hacernos los de la vista gorda, cuando nos piden ayuda desde lo más profundo de su ser. Me duele Venezuela, me duele su gente. Compartimos nuestro origen y compartimos una bandera. Esa tricolor hoy grita unánime NO MÁS. No más violaciones contra los derechos humanos ni contra la libertad de prensa, no más represión, no más dictaduras. ¡NO MÁS!