No es un capricho afirmar que las 10 curules para las Farc en el Congreso de la República que fueron aprobadas en primer debate en el proyecto de Acto Legislativo que regula la reincorporación política del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto, son regaladas.

 

Si bien, no me opongo a la creación del Partido político de las Farc porque creo que debe existir el tránsito de la violencia a la política, no es justo que al Congreso vayan a llegar los máximos responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad de las Farc, más aún sin haber pagado un solo día de cárcel, sin entregar el dinero producto del narcotráfico y sin devolver los niños reclutados.

 

Esto sería tal como decir que ‘Iván Márquez’, responsable de reclutar, violar y asesinar a cientos de niños en Colombia, saliera a dar lecciones de moral.

 

Con todas las fallas de nuestro sistema político, es el pueblo, el Constituyente primario, el que escoge democráticamente lossenadores y representantes que integran el Congreso de la República. Es decir, un Congreso legítimo que ahora, con este acuerdo, va a ser vulnerado. El resultado de esto será que, mientras los actuales congresistas llegamos con votos, los representantes de las Farc van a llegar con muertos.

 

Y aunque el Gobierno insista en el argumento que no serán representaciones entregadas a dedo porque el partido de la guerrilla participará en las elecciones, la verdad es que sin importar el número de votos obtenidos, se les garantizará 10 escaños, lo que a todas luces serán unas curules regaladas y sin legitimidad.

 

Un agravante adicional será que el partido por el que se presenten los exintegrantes de las Farc, no solo van a recibir recursos del Estado sino que harán política con los dineros producto del narcotráfico y de actividades ilegales que no han devuelto, sin contar con los disientes que actuarán como su brazo armado.

 

Por si fuera poco, también buscan que los responsables de las más graves atrocidades contra nuestra sociedad puedan aspirar a la Presidencia de la República, propuesta a la que también me opuse.

 

Es por eso que pienso que además del regalo de 10 curules para las Farc, sería más sensato si se otorgara el mismo número de escaños para las víctimas de la guerrilla, cinco en el Senado y cinco en la Cámara, sean estas civiles o miembros de la Fuerza Pública, proposición que presenté en la Comisión Primera de Cámara.

 

De este modo se construirá una verdadera reconciliación entre los colombianos, habrá una real reparación y justicia que no premie a los victimarios.