Educación, educación y educación


Por Juan Valdés

Representante a la Cámara


Qué bueno sería que Colombia se emocionara con  la  educación,  tanto  como  se emociona con el fútbol.  Ojalá, desde ya, todos los colombianos nos pusiéramos la camiseta de la educación.

Aunque los problemas puntuales relativos a la educación son muchos y las soluciones también, el trabajo en cuatro aspectos es urgente y promisorio.

El primero de ellos tiene que ver con poner a todo el país a pensar y a actuar por la educación. Necesitamos que Colombia entienda la importancia de la educación, de tal forma que trabajar por ella sea valioso para nuestra sociedad. Qué bueno sería que los gobernantes comprometidos con la educación, lograran tanto consenso y tanta inquietud, como en su momento lo lograron quienes pusieron la seguridad en el centro de la agenda nacional. Hay señales positivas. A modo de ejemplo, según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2013 de Medellín Cómo Vamos, para los medellinenses la educación ocupa el segundo lugar entre los temas prioritarios para la calidad de vida, sobrepasando el empleo, la vivienda, la seguridad y la alimentación, entre otros.

El segundo aspecto tiene que ver con volcar los esfuerzos del Estado al mejoramiento de la calidad educativa. Con una cobertura bruta en la educación básica y media de más del 100% para el 2012, es el momento de concretar los retornos económicos y sociales de las inversiones que se han hecho en cobertura educativa, y para ello es fundamental tender el puente de la calidad. Solo si enseñamos lo pertinente y lo enseñamos bien, la educación se vuelve relevante. La calidad debe ser la prioridad.

El tercer aspecto se relaciona con los maestros. Necesitamos una política que mejore sus remuneraciones, que establezca mejores y más altos estándares de formación  y evaluación,  que promueva un mayor reconocimiento social de la profesión y que asegure que los mejores bachilleres del presente serán los maestros del mañana. Esto debe ir acompañado de un sistema de incentivos para las instituciones educativas que gire recursos no solo en función del número de estudiantes matriculados, sino también en función del número de estudiantes educados con calidad. A todo esto contribuiría positivamente la implementación de los Premios a la Educación con calidad; un sistema de incentivos individuales y organizacionales, que promueva mejores prácticas educativas. Sin buenos maestros y buenas instituciones, no podemos esperar buenos estudiantes.

Finalmente, un cuarto aspecto a trabajar es el fortalecimiento del vínculo educación-empleo. Los colegios, las universidades y los institutos técnicos y tecnológicos, deben trabajar en equipo con el objetivo de que la educación para el trabajo sea una realidad, y con el objetivo de que trabajar y estudiar, sea una posibilidad. La educación tiene que convertirse en la mejor puerta de acceso a las oportunidades.

En definitiva, ya es hora de que la educación se convierta en una prioridad para Colombia. Ya es hora de que los gobernantes y la sociedad entera, acoja el proyecto de escribir una nueva historia nacional, con la “e” de educación.