Por Fernando Arellano Ortiz

Buenos Aires

 

Como “pequeña gran enciclopedia del imperialismo” calificó el historiador e investigador social colombiano Renán Vega Cantor el último libro del economista  y profesor argentino Claudio Katz que lleva el sugestivo título “Bajo el imperio del capital” (Ediciones Luxemburg), durante su presentación en el marco del VI Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos realizado por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo que tuvo lugar en Buenos Aires, entre el 4 y 6 de octubre.

 

Vega Cantor dijo que el nuevo trabajo de Katz reivindica el lenguaje del imperialismo que los neoliberales y la canalla mediática dominante han buscado reemplazar con eufemismos. Es más, sostuvo el científico social colombiano, ante el desprestigio del término capitalismo en algunos sectores académicos norteamericanos se plantea cambiarlo por sistema de libre empresa.

 

El trabajo bibliográfico de Katz es una interesante caracterización del imperialismo y su  periodización, analizando el rol singular del gendarme norteamericano y estudiando los nuevos mecanismos de gestión geopolítica conjunta y asociación económica internacional. Describe el impacto de estos cambios en las relaciones entre potencias y en el manejo de los recursos de la periferia.

 

El autor objeta las interpretaciones convencionales y retoma las controversias marxistas sobre el imperialismo como etapa última del capitalismo. Evalúa las teorías actuales de la sucesión hegemónica y del declive estadounidense, indaga la hipótesis de un imperio transnacional descentrado y discute las propuestas de desarrollo multipolar cooperativo.

 

Toda la problemática imperial es actualizada a la luz de las modificaciones registradas en el perfil de las clases dominantes, el funcionamiento de los estados y el impacto de la ideología.

Propósito de denuncia

En palabras del propio Katz, su libro “tiene un propósito de denuncia y un sentido analítico buscando poner al día y actualizar la teoría del imperialismo. Primero lo hace con un aspecto de denuncia porque cuando hablamos del imperialismo no podemos adoptar un punto de vista imparcial. Discutir el imperialismo es hablar de acontecimientos atroces que todos los días quedan disueltos en un vendaval de noticias. Vemos aviones de Estados Unidos asesinando familias en la frontera de Pakistán y Afganistán, marines atacando gente inocente, bombardeos de funerales, tropas especiales norteamericanas en acciones de asesinatos selectivos a nivel internacional, la legalización de la tortura, la organización de sabotajes a economías adversas como la de Irán, guerras sangrientas en África para asegurar el control de las materias primas”.

Igualmente, en el libro se hace referencia a las áreas estratégicas de Estados Unidos y dentro de ellas se encuentra América Latina, hemisferio sobre el cual analiza detenidamente varios acontecimientos como la anuencia del gobierno de Colombia de facilitar la utilización de bases gringas en  su territorio; la guerra social que se está librando en México para instalar formas de autoritarismo en la vida cotidiana donde el Tío Sam provee armas y supervisa la persecución a los narcotraficantes; y la escalada de homicidios en Centroamérica contra los pobres, contra los refugiados, una guerra de baja intensidad siempre con el argumento pueril de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

En definitiva, este bien logrado trabajo del economista argentino, profesor de la Universidad de Buenos Aires y director de varios proyectos de investigación social, constituye una sólida postura “contra los argumentos neoconservadores que realzan las virtudes civilizatorias del imperialismo, contra los análisis pragmáticos que justifican la perpetuación del status quo, contra la teoría del derecho internacional que justifica intervenciones ‘humanitarias’, donde hay tropas siempre disponibles para socorrer a algún aliado occidental de las compañías transnacionales pero nunca para proteger a los palestinos, a los colombianos, a los pueblos africanos que soportan masacres todos los días”.

 

Un sistema de agresión

“Para mí discutir sobre el imperialismo es partir de esta denuncia y, sobre todo, entender que no es un resabio del pasado como imaginan algunos liberales, tampoco un rasgo negativo e indeseado del sistema sino una necesidad del capitalismo para asegurar la reproducción de un sistema de explotación. En este marco discuto las teorías del imperialismo, busco afinar, actualizar, analizar cómo tenemos que abordar este problema hoy”, explica Katz.

Al fin y al cabo, el imperialismo es un sistema de agresión que los propios sectores dominantes de Estados Unidos buscan camuflar para justificar lo injustificable. Por ello la palabra fue sustituida hace más de dos décadas por los tanques de pensamiento norteamericanos y los economistas neoliberales, prefiriendo hablar de “globalización”.

 

Incluso entre los pensadores críticos se habla de neoliberalismo, y el concepto imperialismo quedó marginado.

 

“Me parece –dice Katz- que el término volvió a ocupar un papel relevante a partir de la invasión norteamericana a Irak por parte de Bush, en ese momento el ejercicio descarnado de la acción imperial hizo que muchos intelectuales volvieran a discutir el tema”.

 

“El concepto imperialismo es justamente relevante –agrega- porque es útil para analizar cómo, en la etapa actual, en la etapa del neoliberalismo, en los últimos 20 o 30 años, hay una reconfiguración de las relaciones de poder a escala internacional y su caracterización es útil para entenderla porque hay que analizarla teniendo categorías que nos permitan comprender que estamos en una época muy distinta a la del imperialismo clásico de Lenin y al período típico de posguerra”.

 

“Si comparamos la época actual con el período clásico de Lenin tenemos que tener en cuenta que hay por lo menos dos elementos que distinguen significativamente el análisis del período actual del leninista clásico. El primero y más importante, es que no estamos en una época signada por guerras interimperialistas. En la actualidad una confrontación bélica entre Japón y Estados Unidos, o entre Francia, Alemania o Gran Bretaña es simplemente impensable, inimaginable, en cambio en la época de Lenin todos los problemas políticos se razonaban a partir de conflictos bélicos entre potencias y no solo económicos. Los conflictos comerciales, financieros o productivos entre las potencias se proyectaban inmediatamente a la esfera militar. En la época actual no lo hacen. Me parece importante comprender que desde la posguerra se produjeron un conjunto de transformaciones estructurales en el funcionamiento del imperialismo que nos obligan a captarlo y analizarlo de otra manera”.

 

Tendencias del imperialismo contemporáneo

 

Para Katz hay que tener en cuenta también que “la idea de estancamiento, de parasitismo financiero que era un criterio que organizaba la visión leninista debe ser adaptada a una época de mundialización neoliberal donde se ha renovado en forma dramática la competencia entre grupos oligopólicos alrededor del aumento de la productividad, de la búsqueda de nuevos mercados y no solo de una rivalidad entorno al manejo del excedente financiero”.

 

En “Bajo el imperio del capital” explora tres tendencias estructurales del imperialismo contemporáneo que permiten organizar una visión del sistema en la actualidad:

 

“La primera es la creciente asociación internacional de capitales, por eso el libro lleva ese título. El surgimiento de compañías internacionales como actores relevantes del período actual nos permiten captar que estamos en un período de mundialización financiera, de internacionalización productiva, de interconexión comercial, que acrecientan los desequilibrios del capitalismo en comparación al pasado, pero al mismo tiempo refuerzan la necesidad de un sostén coordinado del sistema. Este salto cualitativo en la mundialización del capital es una tendencia que comenzó a esbozarse en la posguerra, se desenvolvió en forma importante a partir de la crisis del 70 y en el período del neoliberalismo se ha profundizado significativamente. La segunda es que hay una gestión imperial más colectiva, con creciente preponderancia de guerras globales comunes en comparación a las guerras hegemónicas de cada potencia. Francia puede enviar tropas a Costa de Marfil e Inglaterra afianzar su presencia militar en Malvinas, pero en los grandes escenarios como Medio Oriente, en los grandes conflictos, hay una acción coordinada en torno a la OTAN, por eso la unidad colectiva ha sustituido a la defensa nacional como principio rector. Cuando hay un conflicto hay coordinación global. Existe un tercer proceso que explica en gran medida los anteriores y es el rol estratégico protector que cumple Estados Unidos para todo el capitalismo mundial. Hay mucha discusión acerca de cuál es el grado de declive de la primera potencia pero no cabe duda que actúa como un sheriff global que auxilia al grueso de las clases dominantes. Frente a coyunturas complejas de insurgencia popular o inestabilidad geopolítica, Estados Unidos sigue cumpliendo un papel clave, por eso maneja la mitad del gasto militar mundial”.

 

China, el gran cambio de época

 

Aunque en el libro Katz sostiene que “China es vista todavía como una potencia en constitución”, por lo que ha sido calificada con la denominación intermedia de emergente, paulatinamente se está consolidando “en un país central entrelazado con el capital mundial”. Por esa razón, dice este economista e investigador social, la nación asiática es la gran candidata “a chocar con el dominador norteamericano”.

 

“China es el gran cambio de la época porque una de las grandes transformaciones que estamos observando es su ascenso fulminante que está consumando su conversión en una economía central. Este proceso acompaña otra gran novedad de la época que es el desplazamiento del eje productivo desde occidente a las regiones asiáticas”.

 

Sin embargo opina que el caso de China hay que analizarlo con mucho cuidado pues ahí hay un escenario abierto que todavía no define una tendencia.

 

El ascenso del gran país asiático es importante analizarlo a través “de dos conceptos que se utilizan mucho y me parece que pueden conducir a ciertos errores. El primero es colocar a China junto con el resto de los BRICS y hacer un paquete único. No se puede decir que hay un grupo emergente que avanza sin tener en cuenta que entre China y el resto hay una diferencia cualitativa. Brasil está cumpliendo un papel importante porque le vende materias primas a China. No están en el mismo plano. La verdadera potencia que está cumpliendo un papel clave y que en la crisis internacional se ha demostrado que actúa como acreedora de Estados Unidos en el plano financiero es China, no Brasil ni Sudáfrica”.

“La otra idea que puede dar lugar a confusiones -añade Katz- es analizar el proceso en términos de multipolaridad, en una simple dispersión del poder global entre un conjunto de regiones y potencias. Lo que tenemos en este momento es una crisis de hegemonía de las viejas potencias centrales pero está asociada con una internacionalización de las empresas transnacionales. Aquí podemos observar otra diferencia con la época leninista. China emerge no solo como potencia autónoma sino también económicamente asociada a los poderes centrales. China pasa a ocupar un lugar clave como poder pero ocupa ese lugar porque está conectada al comercio y las finanzas internacionales. No es como en el pasado que Japón emergía como un rival de Estados Unidos y terminaron en guerra. China emerge como potencia pero al mismo tiempo como una economía muy conectada a los países centrales, por eso ha ocupado un rol clave en el socorro de los bancos en la crisis de 2008 y ha estado muy interesada en que no llegara a mayores para poder mantener su corriente de ventas de productos que le garantizan el excedente comercial. Es una experiencia histórica en la geopolítica que combina rivalidad e interrelación”.

Obviamente, colige, “lo que está haciendo China con Estados Unidos no es gratis”.

Crisis capitalista típica

Sobre los acontecimientos económicos ocurridos en 2008 en Estados Unidos y Europa que desembocaron en la actual crisis, Katz la ha caracterizado como “típica” del capitalismo pero más grave que las anteriores por todos los nuevos rasgos de esta etapa.

“Por un lado –explica- se visualiza la gestión colectiva, siendo que ahora hay una reunión anual de todos los presidentes, cuestión que no existía en la crisis de los años 30. Hay a su vez una acción más coordinada de los bancos centrales, además de la existencia del Banco Central Europeo que antes no existía. El salvataje se hace de forma conjunta, hay que pensar que la idea de que un capital chino salve un banco griego era inconcebible incluso en los años 60. Que frente a una hecatombe financiera los tenedores de bonos salven a la FED, y esta a los bancos era impensable, porque no estaba mundializado el capital a través de tenencias de títulos públicos distribuidos en el mundo. Si hoy no salvan al banco quedan ellos mismo afectados, entonces el socorro internacional es porque el capital se internacionalizó, no porque se hayan vuelto benefactores”.

 

No obstante las consecuencias sociales, económicas y políticas de la crisis, la misma no ha frenado el rol dominante de las transnacionales ni el papel geopolítico nefasto que desempeña la OTAN, precisa el analista económico argentino.

 

Cambios dependerán de la resistencia mundial

 

Dado que la crisis del capitalismo no ha generado un cambio cualitativo, Katz considera que si bien el imperialismo norteamericano “está socavado por su propio desenvolvimiento”, superarlo dependerá en buena medida de la resistencia mundial y de la articulación de los movimientos sociales.

 

“América Latina cumplió un papel de vanguardia en la resistencia contra el neoliberalismo, pero la crisis actual plantea otro desafío: ocupar un rol de avanzada en la batalla contra el capitalismo”.

 

En ese sentido, puntualizó, esta región es el centro de las miradas del mundo gracias a procesos de emancipación como el que se está dando en Venezuela.

 

Para descargar el libro en archivo PDF puede ingresar en el siguiente enlace:

 

http://www.cronicon.net/paginas/Documentos/documento1.htm

 

 

Buenos Aires, octubre de 2012.