De los puestos y otras hierbas

“En la paz somos incondicionales".

 

Bogotá D.C., mayo 2 de 2016- Un puesto es un cargo, una labor con remuneración. “Me dieron un puesto”, “me botaron del puesto”, “estoy pidiendo puesto”, “me quedé sin puesto, “lo que usted necesita es un buen puesto”, son frases comunes en lo público. También dicen, “ese congresista tiene más puesto que un bus”. Igual es en lo privado: “por fin conseguí un puesto que no depende de los políticos”.

 

Los políticos gestionan puestos aquí, en Somalia, en los Estados Unidos y en Francia. La política es una lucha democrática por el poder, y cuando el poder se alcanza los ganadores gobiernan con sus amigos, salvo los cargos de carrera administrativa, que por ser de naturaleza técnica permiten continuidad y coherencia en la administración pública. Es falsa la afirmación de que tener puesto o ser empleado público es dañino, inconveniente o pecaminoso.

 

Es bobo esperar que un presidente, gobernador o alcalde, en cualquier país, gobierne con sus contradictores políticos. Se gobierna para sacar adelante una propuesta, un plan, que fue lo que determinó el triunfo en las elecciones. Por eso es incorrecto afirmar que cuando un partido aspira a que miembros de su colectividad formen parte del gabinete ministerial de un Presidente políticamente amigo, sea burocrático o clientelista, o una untada de mermelada como se dice en lenguaje moderno.

Mirando la realidad política nacional, fuera bueno que alguien asumiera la tarea de examinar la relación partidista entre los funcionarios de un par de Ministerios, o en la Vicepresidencia de la República. Tengo la seguridad de que nadie se sorprendería de los resultados,  lo que no me molesta porque “cada Alcalde manda en su año”. No me preocupan esos puestos, sino la forma de ser simultáneamente funcionario y candidato.

 

En lo que al Partido Liberal respecta, especialmente estamos con el Presidente Santos por su empeño hacia la paz, encomiable, valiente, necesario. No nos quejamos del gabinete porque nos sentimos bien tratados. No criticamos el reciente reajuste porque lo apreciamos más amplio y participativo para asegurar los acuerdos con la Farc y el Eln. Desde luego, quisiéramos sentirnos mejor representados en responsabilidades de orden social y de comando político, a nivel nacional y seccional. “Para que digo que no, si sí”.

 

Lo demás que se diga es “folklor político”. Carreta, demagogia, especulación, o “teoría” politiquera e interesada. Por el lado liberal seguimos siendo solidarios con el gobierno nacional, resueltos amigos de la paz, sin comprometer el derecho a la independencia crítica. Así como el Presidente tiene el fuero de escoger a sus colaboradores y de impulsar las políticas y programas en los que cree, el Partido Liberal también tiene el derecho de aceptar o no sus decisiones y de apoyar o no sus propuestas. Seguir en la Unidad Nacional ya no nos interesa.

 

En la paz somos incondicionales, a menos que se incurra en despropósitos o en inconveniencias que lesionen la democracia o el Estado Social de Derecho. Vamos bien y seguimos siendo buenos para sacar adelante la reconciliación y la convivencia. 

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En Colombia Congreso Mundial Socialdemócrata

"El universo entero sabe lo fácil que es entrar en una guerra y lo difícil que es acabarla".

 

Bucaramanga, enero 23 de 2017.- Los Partidos Políticos Socialdemócratas, Laboristas y Socialistas del mundo, congregados en la Internacional partidista más grande del orbe ya que reúne 149 Colectividades de 121 Países, se reunirán a principios de Marzo en su Congreso Mundial, como lo hacen cada tres años. En esta ocasión el lugar de tan importante encuentro será la ciudad de Cartagena.



Me estoy refiriendo al Socialismo Democrático, el de Willy Brandt en Alemania, el de Francois Mitterrand en Francia, el de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero en España, el de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile, el de Martín Torrijos en Panamá. El Liberalismo colombiano se interesó en formar parte de la Internacional Socialista desde 1982, bajo el auspicio del expresidente Alfonso López Michelsen y fuimos recibidos como miembros plenos en el Congreso de París del año 2000, cuando honrosamente me desempeñaba como Director único de la Colectividad.


Colombia está en el primer plano internacional por el Acuerdo de Paz con la guerrilla de las Farc y las diligencias que se adelantan para lograrla también con el Ejército de Liberación Nacional. El mundo entero está en busca de la paz y con tantos conflictos y desgracias en diferentes países y regiones, aplaude, admira y elogia que estemos saliendo adelante en la lucha por el entendimiento interno y la convivencia. Por eso, entre las Naciones analizadas para realizar este extraordinario evento, las directivas de la Internacional nos escogieron a nosotros.



Que los Partidos progresistas y democráticos del mundo se encuentren en Cartagena a partir del 2 de Marzo, es un homenaje a Colombia y a todos los colombianos por los esfuerzos que hacemos en beneficio de la paz, alterada durante más de medio siglo. El universo entero sabe lo fácil que es entrar en una guerra y lo difícil que es acabarla. Nuestros homólogos son, como nosotros los liberales, amigos de la paz, y vienen a congratularnos y a hacer sus análisis y discusiones mundiales en el calor de nuestro Corralito de Piedra.



Serán quinientos delegados de por lo menos cien países de los cinco Continentes. Las deliberaciones serán inauguradas por el Presidente Santos, Premio Nobel de la Paz, y se espera que vengan algunos Presidentes, Jefes de Gobierno o Jefes de Estado de los 54 Países gobernados por Socialdemócratas.

Los temas del encuentro serán la Paz Mundial y la Igualdad. Múltiples asuntos prioritarios de la agenda universal serán tratados por los líderes visitantes, quienes designarán las nuevas directivas de la Internacional, aspecto que siempre da lugar a interesantes debates políticos y de representatividad.


Para el liberalismo colombiano es un honor que en nuestra Patria se verifique tan significativo Encuentro. Será mucho lo que de allí tomemos para refrescar nuestra ideología social, para acentuar nuestros principios democráticos y para estar al día en nuestros compromisos liberales y programáticos. Aun cuando cada país y cada región del mundo tienen prioridades y preocupaciones diferentes, los postulados de libertad, igualdad y solidaridad de la Internacional fortalecerán nuestros compromisos de participación, paz y equidad. ¡Bienvenidos!

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Pena de muerte o política criminal

 

"En Justicia solo creamos Juzgados y hacemos nuevas cárceles": senador Horacio Serpa.

Todos queremos que al monstruo que violó y mató a Yuliana le impongan las más drásticas sanciones y que a la gente como él, asesinos y abusadores de menores, los repudié la sociedad y la Justicia les imponga severos castigos sin rebajas penitenciarias. Son lo peor que existe.



La indignación ciudadana que producen estos casos, de frecuente ocurrencia, explica los reclamos de pena de muerte y de cadena perpetua para tan abominables criminales. Falta ver, eso sí, si estos comportamientos diabólicos y cobardes desaparecen matando a los infractores o confinándolos por toda su existencia. Si así fuera, la solución la tiene el Congreso Nacional.



Mucho me temo que no es así. La humanidad ha apelado a la pena de muerte y a la cadena perpetua por centurias, sin que en los países donde se aplican hayan desaparecido los crímenes atroces. Entre nosotros existió la pena de muerte. Muchos dicen, incluso, que aún existe y que se aplica de manera extrajudicial, lo que ha llevado a algún gracioso a decir que en Colombia lo que debemos es abolirla. Lo cierto es que en ninguna parte ha desaparecido el crimen porque se elimine al infractor o se busque con tal medida intimidar a los delincuentes. Para la muestra, los Estados Unidos, en donde poco a poco los Estados han ido acabándola por inhumanitaria e inocua y para evitar el error judicial.



Nuestra sociedad está enferma. No tenemos adecuado modelo para confrontar el crimen. No nos preocupamos por la salud mental, cuando las estadísticas indican que el 30% de los habitantes del país merecen tratamiento sicológico o siquiátrico. No formamos bien a los niños ni educamos apropiadamente a los jóvenes. Se enseña aritmética y geografía pero no se crean valores ni se inculcan principios ni se compromete a las nuevas generaciones en responsabilidades cívicas y en solidaridad.



En Justicia solo creamos Juzgados y hacemos nuevas cárceles. Aquí no se hace resocialización a los infractores ni a los niños se les corrigen sus faltas mediante sistemas educativos apropiados. Los padres piensan que la formación de sus hijos la imparten los profesores y en las escuelas y colegios consideran que son obligaciones de familia. No hay autoridad encargada de impedir que se siga contaminando a infantes y jóvenes con las drogas malditas. "Árbol que nace torcido no lo endereza jamás", es una máxima que ya no se recuerda. Estamos fallando lamentablemente.



Hay que sancionar al asesino de Yuliana con 50 años de cárcel inconmutable. Pero en cuanto a tantos asesinatos, a crímenes familiares, a suicidios colectivos, a maltratos y abusos sexuales, la calentura no está en las sábanas. La fiebre es un síntoma que obliga al galeno a buscar la infección para señalar el tratamiento de curación.



Fallamos en educación, en cuidados especiales para niños y jóvenes, en protección policial, en política delincuencial, en formas sancionatorias severas pero acertadas y en líneas penitenciarias exigentes pero dignificantes. Hace años leí una frase callejera: "Educad bien al niño y no tendréis que castigar al hombre".

 

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Liberales divididos por Reforma tributaria

 

 

Los congresistas liberales son conscientes que están en una carrera contra el tiempo para sentar una posición clara y concisa que cuente con la aprobación de todos sus miembros frente a la discusión de la Reforma Tributaria

Los congresistas liberales aún no se han puesto de acuerdo sobre cuál será la posición del partido de cara al debate sobre la Reforma Tributaria Estructural presentada por el Gobierno.




Aunque varios de los miembros de esta colectividad ya han sentado su posición al respecto sobre algunos temas puntuales que contiene la reforma, las diferentes posturas sobre algunos puntos de la propuesta ha llevado a que todavía no existe ponencia de parte de ese partido, a través de la cual se siente una posición sobre lo bueno, lo malo, lo feo y lo que sugieren para que esta reforma no se sienta tanto en el bolsillo de los colombianos de clase media.




De acurdo con el presidente del Partido Liberal,  senador Horacio Serpa, desde la bancada parlamentaria ya se tiene mayor claridad sobre algunos asuntos debido a que vienen discutiendo el contenido del proyecto a través de encuentros pedagógicos con expertos en temas económicos y tributarios, pero está claro que aun no han tomado una decisión como partido. "Hay que asumir una decisión de partido sobre este tema tan trascendental", dijo el senador Serpa.




Agregó que adelantarán una reunión con los miembros de las comisiones terceras, donde están los ponentes liberales, para conocer de manera más detallada y clara sus opiniones sobre el particular y así empezar a concretar




"Hay varias posiciones sobre el IVA por ejemplo, unos que no quieren que haya IVA, otros que dos puntos y unos solo un punto, entonces hay que ponernos de acuerdo sobre eso dentro del criterio de la responsabilidad fiscal y así hay otros temas sensibles relacionados con tributos y que afectan a los sectores populares y a la clase media colombiana", sostuvo Serpa.

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Fidel: caudillo, líder y estadista

 

 

"Lo conocí, varias veces hablé con él personalmente y lo recordaré con admiración mientras viva": senador Horacio Serpa.

 

Fidel Castro fue ídolo de la juventud latinoamericana mucho antes del triunfo de la revolución. Cuando desde la Sierra Maestra luchaba para derrocar al dictador Fulgencio Batista, los muchachos de la época conocíamos el discurso que pronunció en el juicio que le hicieron por el ataque al Cuartel Moncada, y cuando se presentaba cualquier ocasión decíamos con orgullo, "condenadme, no importa, la historia me absolverá".



Todos los días la gente por cantidades estaba pendiente de las noticias que llegaban de Cuba. Yo estaría en tercero o cuarto de secundaria y en el colegio hablábamos de Fidel y de sus barbudos a cada instante. Un primero de Enero llegó la noticia de que la revolución se había tomado a La Habana y fue la apoteosis. Batista era el símbolo de la opresión, de lo dañado, de una malvada persecución al pueblo, y el Comandante, como empezó a decírsele en todas partes a Castro, representaba lo bueno, lo democrático, el compromiso popular, la dignidad de una República.



Cincuenta y siete años después desaparece el caudillo y las principales páginas de todos los periódicos del mundo, las cadenas radiales y los canales de televisión recuerdan al líder carismático que desde una pequeña Isla situada a solo 90 millas de los Estados Unidos se atrevió a desafiar a la más importante, rica y poderosa Nación del Mundo. Lo hizo siempre, aún después de haber entregado el mando a su hermano Raúl, incluso en medio de la apertura que hoy mantiene cercanos a Cuba con la gran Nación. "No queremos nada regalado", fue una de sus últimas frases.



Fidel Castro fue mucho más que la lucha de Sierra Maestra y el gobierno de la Isla. Habiéndose declarado comunista, tuvo el arrojo de dar cátedra en gobierno, relaciones internacionales y economía política a los países que integraban la desaparecida Unión Soviética y a los del mundo capitalista. Castro, con su sabiduría y compromiso social, ocupaba todos los espacios, ya para debatir, ora para ayudar, siempre en primera plana defendiendo la revolución de su país y a los movimientos sociales y contestatarios del mundo entero. Fue una figura de la política universal, elogiada por unos y temida por otros, pero respetada por todos.



Mirada con ojos capitalistas, la gesta de Castro fue un fracaso, porque la califican en los edificios sin pintura, en los carros viejos, en el discreto pasar de los cubanos. Detrás de esa apariencia están los logros sociales de un pueblo que no tiene analfabetas, que le brinda educación a todos sus habitantes, que tiene el sistema de salud más justiciero del hemisferio, que logró desarrollar el deporte hasta colocarlo a la cabeza de los países latinoamericanos, que pudo sobrevivir a 45 años de bloqueo económico y político, sin arrodillarse al imperio, como lo llamaba Castro.

 

Mucho se dirá en adelante sobre el Comandante, cuyo nombre vivirá en la memoria del mundo por años y años. Lo conocí, varias veces hablé con él personalmente y lo recordaré con admiración mientras viva.

 

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Necesitamos revisar el nuevo Acuerdo de Paz e iniciar la discusión: Horacio Serpa

 

 

El senador y jefe de la colectividad liberal Horacio Serpa,  considera que el Gobierno Nacional debe entregar urgentemente al legislativo, el nuevo Acuerdo de Paz para darle trámite a la discusión.  



¿Qué opina del nuevo Acuerdo para la Paz con las Farc?
 

Horacio Serpa: Me agrada mucho que se firme la paz y me agrada mucho más que se ratifique un nuevo acuerdo. Lo que pido  es que  luego de que envíen el documento al Congreso de la República para su refrendación,   no dar lugar a  mucho tiempo de espera para hacer llegar  los proyectos de ley y de acto legislativo que se deriven del acuerdo.


 

El debate que se avecina es bastante fuerte y seguramente contará con la participación del Fiscal General de la Nación, la Corte Suprema de Justicia,  el Nuevo Procurador General de la Nación, además de las voces de la oposición del Centro Democrático. ¿Podría ser riesgoso que tanta gente resulte opinando y haciendo propuestas?
 

Horacio Serpa: Este es un asunto muy polémico. Si tienen que darse los debates que se den en el momento adecuado y ojalá los resultados de los mismos sean beneficiosos para el país. Lo que si no puede dar espera es la llegada de estos al Congreso de la República.


 

La tropa de las Farc tiene una gran preocupación por la amnistía que se les pueda otorgar, por tanto resulta vital que el Congreso le de prioridad a este asunto, ¿Si  han pensando las diferentes bancadas en la urgencia de este trámite?
 

Horacio Serpa: No me atrevo a hablar de los tiempos en que se puedan dar las discusiones, pero sí creo que  el Congreso es consciente de lo importante y necesario que resulta este asunto.

 

Para aliviar la incertidumbre en la que se encuentran los guerrilleros rasos, ¿qué se puede ir adelantando mientras se llega el tiempo ordinario de las sesiones en el Congreso de la República?
 

Horacio Serpa: Hay muchas cosas que hacer. Lo que no se debe hacer es continuar en esta quietud por cuenta de la incertidumbre en la que se encuentra el país. Yo participo de la preocupación y es mi deseo, que los trámites legislativos se hagan con prontitud y sin dilaciones.

 

¿Es posible contar con la ayuda de los conservadores, teniendo en cuenta que su inclinación es porque se realice un nuevo plebiscito?
 

Horacio Serpa: Pensar en este momento en que se reúnan los concejos municipales para realizar cabildos abiertos u otro plebiscito, es algo que se sale de las realidades. En estos momentos lo que necesitamos es revisar los acuerdos e iniciar la discusión para que la paz sea una realidad.

 

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Acuerdo con Farc, al Congreso

 

"El liberalismo invita al Centro Democrático y al expresidente Uribe a que se vinculen a este compromiso": senador Horacio Serpa.

 

El Congreso se mantiene dispuesto a asumir sus responsabilidades con el Acuerdo logrado por el Gobierno del Presidente Santos y la guerrilla de las Farc, para que se pueda desarrollar por medio de Actos Legislativos, es decir, con reformas a la Constitución nacional, y mediante la expedición de leyes.



Es un compromiso que tenemos todos los Partidos, con excepción de Centro Democrático. El Partido Liberal está listo, comprometido y muy bien dispuesto para acometer la memorable jornada de refrendar y dar vida jurídica e institucional a este nuevo e inmodificable convenio.



Ya no se puede volver a cambiar. El país y sus dirigentes políticos dieron ejemplos gratos de sensatez cuando en el Plebiscito, en el que participaron trece millones de colombianos, los partidarios del NO lograron una mínima mayoría de cincuenta y dos mil votos. Con cargo a esta victoria aritmética, que no política, pues hubo un auténtico empate, los del NO, encabezados por el único que tenía derecho a reclamar su jefatura. el expresidente Uribe Vélez, hicieron debates, propuestas, análisis, descalificaciones y pusieron condiciones para la modificación del trabajo realizado en La Habana. Más de un mes estuvieron en eso, como si hubieran logrado un aplastante triunfo.



En La Habana hubo necesidad de estudiar casi quinientas propuestas con las Farc, que son las verdaderas interlocutoras de este asunto tan notable de alcanzar la paz. Son ellas las que tienen las armas y han tenido en jaque a la institucionalidad durante medio siglo. Por fortuna, con el empeño del gobierno y el buen sentido de lo político que la guerrilla aplicó en este caso, se lograron importantes modificaciones. Ahora debe continuar el proceso.



No será posible volver a estudiar los textos, como lo reclama el doctor Uribe Vélez. Sería un cuento de nunca acabar, de aquí para allá y de allá para acá. Ya usaron su derecho a la réplica con amplitud y debe elogiarse la actitud democrática del gobierno. Lo que pasó con el Plebiscito no da para más. Una nueva consulta es innecesaria, al igual que no se justifican los Cabildos. Hay que utilizar al Congreso, como corresponde a nuestro sistema de Derecho.



Pero no es solo la Constitución, que de suyo es el mejor y más auténtico de los argumentos. Es la comunidad internacional que de nuevo se ha pronunciado, son los Partidos Políticos, las representaciones empresariales, sociales y religiosas, igualmente la juventud universitaria y los medios de comunicación, las mujeres, las víctimas, las Fuerzas Armadas, el más extraordinarios de los consensos nacionales, solo superado por la Selección Colombia de Futbol, con la diferencia de que en este, en el de la paz, se acaba de asegurar la victoria.



El señor Presidente Santos y el país entero pueden tener la seguridad de que el Congreso y los Partidos seremos diligentes en el cumplimiento de nuestros deberes con la paz. El liberalismo invita al Centro Democrático y al expresidente Uribe a que se vinculen a este compromiso.

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Los del SÍ no valemos un carajo

 

"Nosotros votamos con seriedad. Sabíamos lo que hacíamos y seguimos firmes": senador Horacio Serpa.

 

Nadie nos tiene en cuenta para nada. No nos llaman, no nos buscan, no nos invitan, no piden nuestra opinión, ninguno se acuerda que en el Plebiscito pusimos más de seis millones de votos, lo que no vale un carajo para nadie. Somos menos que nada.



Toda la atención la reciben los que votaron por el NO. Por lo menos, los que se dicen sus voceros, que han terminado siendo muchos. Algunos son serios y reconocidos, otros aparecieron de pronto pontificando y alegando enorme representatividad, y otros son unos carajitos que se la pasan hablando de esta vida y de la otra "sin motivo ni razón".



De tantas propuestas, unas son válidas y respetables y otras son solo carajadas.



Los del SÍ, "ni suenan ni truenan". Con el cuento de que los representa el gobierno han aparecido en todo este proceso, que ya va para largo, como un cero a la izquierda. Y pensar que el NO solo aventajó al SI por cincuenta y dos mil votos, es decir, el 0.3% de la votación. Hubo una victoria aritmética del NO y un empate político con el SÍ.



Con tan exigua ventaja, con un empate político tan de bulto, los carajos que apoyaron el NO mandan y desmandan en el propósito de hacer acuerdos a espaldas de las Farc, como si no fuera con ellos que firmó el Presidente Santos a la luz del mundo. A los del SÍ, olvidados, desamparados, inermes, desmovilizados, nos volvieron carajillo.



Es hora de hacer valer nuestros derechos. Los que votamos SÍ apoyamos sin condiciones el acuerdo que en Cartagena se firmó el día del susto de los aviones. Lo hicimos a conciencia, convencidos de que para los colombianos resulta imperioso poner fin a un conflicto violento y degradado que ha ocasionado millones de víctimas, atraso y pobreza general. Pedimos que sin más dilaciones, ahora mismo, se ejecute lo acordado. No se le puede amarrar conejo a las Farc ni al Presidente Santos ni a los del SÍ.



Nosotros votamos con seriedad. Sabíamos lo que hacíamos y seguimos firmes, dispuestos a lo que toque para que se acabe la guerra. Muchos otros se dejaron meter la mano de Juan Carlos Vélez Uribe en la boca y no se fijaron bien en lo que hicieron. Es lo que se asegura, con pruebas al canto.



Desde luego, lo mejor es el entendimiento y la conciliación. Ojalá se aprovechen estos días de cónclave para lograr acuerdos satisfactorios que eviten inconveniencias y dolores de cabeza. Ojalá las Farc estén bien dispuestas a aceptar modificaciones. No dudo que el gobierno representará adecuadamente las exigencias del NO.



Si no se hicieren cambios o solo se lograran en parte, el Presidente Santos y su gobierno deben acudir a la gente del SÍ, a la Constitución, a la beligerante democracia callejera, a la comunidad internacional, y ejecutar los Acuerdos, así haya que decirle a más de uno que se vayan a carajear a otra parte.

 

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No impuestos a las gaseosas

 

"Con tantos gravámenes al pueblo estamos a punto de que se reviente el caucho":senador Horacio Serpa.

Sobre la reforma tributaria asegura el famoso economista Mauricio Cabrera: "se puede decir que en general tiene un claro sesgo en favor del sector empresarial y en contra de los estratos medios que será necesario corregir". Agrega que quienes quieran evitar impuestos a un sector específico deben asumir el costo de proponer otros gravámenes que equilibren la propuesta gubernamental.



Me parece correcto, pero primero que todos es el gobierno el que debe hacerlo, pues es su responsabilidad. Cuando se habló en el Congreso de "reforma estructural" quedó claro que era para mejorar el Estatuto Tributario, para hacerlo más simple, para poner a pagar a los que toca, para sincerarlo en lenguaje de los expertos. No para aumentar el IVA y gravar a pobres y clase media. Si se hubiera dicho eso el Congreso no habría aprobado la creación de la Comisión de Expertos.



Por consiguiente es válido no aprobar IVA que afecte a las clases media y necesitada. ¿Cómo compensar? El Partido Liberal siempre ha dicho que deben revisarse tantas exenciones, deducciones, bonificaciones y subsidios innecesarios o que constituyen un privilegio injustificado, pero de verdad. También hemos reclamado enérgica y eficaz lucha contra la evasión y la elusión. Ayuda el impuesto al lujo, a los capitales improductivos, a los dividendos como en todas partes, a las ganancias ocasionales exageradas o injustificadas. Austeridad es buena palabra. Pero poner a declarar y a pagar a los que ganan dos millones de pesos como si eso fuera una fortuna, es un atropello.



Creo que lo es también el impuesto a las bebidas azucaradas. No estoy contra los argumentos científicos y médicos, pero debemos poner los pies en la tierra: en nuestro país los que consumen estas bebidas son los pobres, especialmente. Los tenderos y los ambulantes en los peajes, por ejemplo, venden gaseosas para comer.



Por experiencia propia, muchas veces almorcé o comí con gaseosa, una mestiza y queso campesino del envuelto en hojas de plátano. Nunca supe si me hizo daño pero era delicioso y quitaba el hambre.



Para la Confederación Unitaria de Trabajadores ---CUT---, "las bebidas gaseosas constituyen parte de la dieta de los estratos 1,2 y 3, siendo consumidas por amplios núcleos de trabajadores que no pueden, de acuerdo con sus salarios, alcanzar mejores rangos alimenticios". En el respectivo comunicado agregaron: "Condenemos el impuesto a las bebidas azucaradas y destinemos nuestros esfuerzos en la lucha contra el despojo tributario general".

 

Para poder llegar a la propuesta del Ministerio de Hacienda nos hace falta mejorar los ingresos de los trabajadores y empleados, y mejorar la educación sobre costumbres alimenticias. Todavía tenemos analfabetas y miles de jóvenes sin bachillerato, junto a millones de desocupados. ¿Para qué tratar de imponer a la fuerza medidas que hasta ahora se intentan en los países desarrollados?.



Vuelvo a recordar a los encargados de los impuestos la historia de la "Revolución de los Comuneros". Con tantos gravámenes al pueblo estamos a punto de que se reviente el caucho.

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Reforma entre el tibiri-tabara

 

"Los liberales no aprobaremos impuestos regresivos e injustos": senador Horacio Serpa.

Por fin se presentó al Congreso el proyecto de ley sobre Reforma Tributaria, largamente anunciado por el gobierno nacional. Un proyecto del que dicen sus autores que es estructural, cuando todo el mundo sabe que tiene la intención de corregir unos presuntos excesos tributarios contra el sector productivo, de mantener muchos de los privilegios, exenciones y deducciones injustificados con el argumento de que se van a eliminar, y de cubrir los faltantes con cargas tributarias a los pobres y a la clase media, recurriendo especialmente al más regresivo de todos los impuestos, el IVA.


Equivocado, inoportuno e injusto lo que se pretende hacer. Preferible hubiera sido que el gobierno no presentara la Reforma, como lo solicitó el Partido Liberal. Ahora, el Congreso la estudiará a la ligera, bajo presiones, sin análisis serios, continuando así las rachas reformistas que cada vez hacen más incoherente el Estatuto tributario, y más injusto, hasta que el "el caucho" no estire más, se reviente, y venga la debacle. Nuestros ilustres hacendistas no recuerdan el episodio de la Revolución de los Comuneros.


Existe gran inconformismo, pero muchos apuestan a que, como siempre pasa, el estratega mayor del Ministerio de Hacienda, inteligente y hábil como pocos, logre en el Congreso las mayorías aprobatorias que alumbren tal adefesio. Es posible, pero no será tan fácil como en las anteriores ocasiones, porque ya se sabe que se trata de una propuesta regresiva, inconveniente para pobres y clase media, perjudicial para sectores sociales y empresariales. El Congreso está "entre el tíbiri y el tábara".


El propósito alcabalero recibió la primera descarga cuando el primer anunció señaló que se subiría un 5% del IVA a los libros y a los cuadernos escolares, que los productos de la canasta familiar subirían del 16% al 19% y se afectarían las pensiones. ¿Qué clase de locato podría estar de acuerdo con semejante despropósito? Ya reculó el Ministerio sobre pensiones y canasta familiar, pero muchos sabemos que el 50% de los productos que realmente la componen están gravados y serán objeto del aumento.


Otras noticias desagradables se conocieron. Pagarán impuesto de renta trabajadores y empleados de pequeños ingresos, y el llamado "monoimpuesto", que más parece un mico gigante, pondría a pagar a los tenderos, a los peluqueros y zapateros, a vendedores estacionarios y a profesionales de mínima renta. Un directivo de la Asociación de tenderos de Bucaramanga me dijo: "el mono impuesto es letal para los tenderos".


También se gravarán los computadores, los desarrollos tecnológicos, la ciencia y la cultura, aumentarán los impuestos a la gasolina, a las gaseosas y a infinidad artículos que son de vital importancia para asalariados y clase media. Se eliminarán beneficios que permiten la construcción de vivienda de interés social. ¡No hay derecho!



El desempleo aumenta, se encarecen los productos de primera necesidad, las condiciones laborales son precarias y crece el inconformismo y la frustración.


Los liberales no aprobaremos impuestos regresivos e injustos. Ni el IVA ni otros que afecten al pueblo.

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¿Acuerdos ya? Ojalá, pero lo dudo

 

"Sí, van a cumplir, y debemos ayudar para que se vinculen a la vida civil y democrática!: senador Horacio Serpa Uribe.

 

Ojalá haya prontos y saludables acuerdos entre los voceros del SÍ y los representantes del NO, y ello de lugar sin dilaciones a los ajustes y reformas que se están reclamando a raíz del triunfo aritmético que los contradictores de los Acuerdos de La Habana alcanzaron en el Plebiscito.
 

Pero lo dudo, porque en la mesa de discusiones en Bogotá, donde se habla con cordialidad y se debaten respetables argumentos, no existen puntos de convergencia sobre los dos aspectos sobresalientes de la negociación con la guerrilla ---Justicia Transicional y participación política---, y porque si lograran ponerse de acuerdo habría que ir a conversar sobre dicho convenio con la comisión negociadora de las Farc en Cuba y conseguir que los acepten.
 

Para comprender por qué se hacen conversaciones como la que adelanta el gobierno con la guerrilla, si esta ha matado, secuestrado, traficado con drogas ilícitas y cometido muchas más fechorías, hay que reconocerles un elemento político en su accionar, cual es el de aceptar que su repulsa armada contra la sociedad democrática y especialmente contra las Instituciones Republicanas conlleva el propósito de tomarse el poder político para instaurar un sistema que favorezca al pueblo, según sus ideas y doctrina.
 

Sé que recordar esto produce rechazo y disgustos, pero si no se hace dicho reconocimiento, es decir, que no se trata de delincuentes comunes, no se pueden hacer diálogos como los que se tienen ni hacerles reconocimientos especiales ni darles un tratamiento diferente al que el Estado y la sociedad dan a los demás que infringen la ley. Esa es la cuestión, que no es ilegal porque la contempla nuestra Constitución y tiene recibo en el resto del mundo, pero es difícil que la acepten el expresidente Uribe y el Centro Democrático, la exministra Martha Lucía Ramírez, el exprocurador Alejandro Ordóñez y los demás voceros del NO.
 

Insisto, con mayor claridad: las Farc no son una guerrilla derrotada y nunca habrá negociación si a sus jefes se les manda a la cárcel y se les prohíbe hacer política. Recuerdo que hace 50 años comenzó este sangriento y costoso "tierrero" precisamente porque a los jefes de los sectores inconformes y opositores se les negó el derecho de participar en política, pues no eran ni liberales ni conservadores.
 

¿Cuál sería la gracia de conceder estas oportunidades en materia de impunidad y de participación a quienes han cometido tantas faltas graves y tantos atropellos a la población y al sistema constitucional? ¡Se acabarían las Farc y no habría más desgracias ni más víctimas! ¿Será que esos guerrilleros van a cumplir? Sí, van a cumplir, y debemos ayudar para que se vinculen a la vida civil y democrática.
 

No es fácil, lo reconozco, pero no hay otra salida. Lo mismo tocará hacer con el Eln para poder tener paz, mejorar socialmente, crecer en la economía y ofrecer a los niños y a la juventud un destino mejor al que podemos brindarles si sigue la guerra.

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Hubo un empate: ¡No ganó nadie!

 

 

“Esa mínima diferencia de cincuenta mil personas no puede definir la suerte de 50 millones”: senador Horacio Serpa.

 

Es de rigor reconocer que el NO ganó en el Plebiscito, desde el punto de vista aritmético. La diferencia con el SI fue de cincuenta mil votos, en un universo electoral de trece millones de votos, es decir el 0.3% de los sufragios. A la luz del censo electoral, la ventaja representa algo más del 0.1%. Son cálculos al ojo, que si tienen en cuenta el número de habitantes, la cifra que distanció al NO del SI, casi no existe.

 

Poniéndose la mano en el corazón, esa mínima diferencia de cincuenta mil personas no puede definir la suerte de 50 millones. Lo razonable y lo político es aceptar que hubo un empate. Ello no es atentar contra la democracia ni desconocer que los del NO pusieron más votos que los del SI. Hubo una ganancia cuantitativa, pero fue un triunfo pírrico, sin valor suficiente en el campo de las definiciones, sin capacidad para decidir la tremenda situación que estaba en juego. Como se diría popularmente, “fue una victoria chimba”.

 

Si faltan argumentos para cuestionar el resultado, acudamos a la sinceridad del gerente de la campaña negativa, quien en un acoso de conciencia confesó que hicieron toda clase de mañas, trampas, mentiras y engaños para ganar en su frenética intención de impedir la aprobación de los Acuerdos. Lo que se supo es apenas el principio de un gran escándalo que seguramente tomará fuerza con la investigación penal.

 

Como si fuera poco, de por medio están los desastres del huracán. Incluso las propias palabras de los principales actores del NO, según los cuales no están contra la paz sino contra algunas cláusulas de los Acuerdos.

 

Bien me parece que se hubieran reunidos los doctores Santos y Uribe y que hubiesen dispuesto comisiones para buscar coincidencias y superar las contradicciones. Pero ya transcurrieron 8 días y ni han comenzado, cuando el asunto es de máxima urgencia, siendo de recordar que la discusión principal tiene que darse con las farc. Ellos aseguran, con razón, que ya negociaron con el gobierno legítimamente constituido y hasta juraron no dar pie atrás.

 

¿Vuelve y juega el Plebiscito? Podría ser, como se ha propuesto con válidos argumentos. También podría operar la convocatoria múltiple de Cabildos Abiertos. Pero el tiempo pasa y tan delicado asunto no se puede postergar indefinidamente.

 

Ante la incertidumbre solo hay dos aspectos ciertos: uno, la mayoría del Plebiscito es precaria y está sembrada de dudas y justas desconfianzas, por lo que no tiene la capacidad política de definir nada; dos, el Presidente, en cambio, si tiene la legitimidad y la capacidad constitucional de implementar los Acuerdos que en nombre del País firmó con la guerrilla.

 

También el Congreso tiene legitimidad para asumir reformas constitucionales y legales, sin pedirle permiso a nadie.

 

Si no hay acuerdos rápidos entre gobierno y noistas, o las farc no los aceptan, el Presidente Nobel y el Congreso deben proceder a implementar los Acuerdos y lograr la paz. ¡Entre más pronto, mejor!

Nuestras historias

Es sólo un mes por favor

“Alcanzaré a reintegrarme para estar con la paz”.

Bogotá D.C., agosto 8 de 2016.- Aprendí a escribir en una Olivetti vieja que era el único patrimonio de mi papá, tinterillo de profesión. De entonces para acá nunca he dejado de mover los dedos. Se los cuento porque hace 8 días no escribo y me resultó extrañó abrir el computador para contarles un tema que en los tres últimos años he tocado un par de veces para hablarles de mis dolencias.

En líneas generales he sido de buena salud. Claro, teniendo en cuenta algunas cosas raras como que tengo una rodilla de titanio y que me dio zica. Pero ahí iba jineteando en la política, cuando en diciembre de 2013, comenzando mi enésima batalla electoral, me dio un infarto en un bello pueblito de Guanenta. Me salvaron en el Hospital de El Socorro y en la magnífica Clínica Cardio-vascular, donde me colocaron el primer stent.

Luego del susto averigüé que era eso y por qué, y supe que sufro, quien sabe desde cuándo, una enfermedad que se llama arterioesclerosis, que padecen muchas personas, sin saberlo. Le dicen la enfermedad silenciosa. Consiste en que las arterias se endurecen y se tapan. Estando así no entra sangre al corazón. Con el stent abren la arteria y pasa sangre. Me acordé de mi amigo el exministro Alfonso Gómez Gómez, quien decía que “la edad del hombre es la edad de sus arterias”.

La enfermedad se puede tratar con medicamentos, alimentándome sano y haciendo rehabilitación cardíaca. A eso me dediqué con la bella atención de Rosita, hijos y amigos. Pero hace tres meses sentí unas molestias y de urgencia me atendieron con excelencia en la Clínica Country. Las tres arterias coronarias estaban tapadas y me pusieron cuatro stent.

Hace ocho días me atendieron de maravilla en la Clínica Santa Fe, para un tercer cateterismo y el panorama no fue alentador. Obligaba cirugía de corazón abierto, inmediatamente. No les cuento de pensamientos y temores, pero les digo que estos gratos profesionales me pusieron tres puentes en el corazón y, como los otros, me salvaron la vida, en esta ocasión en una situación crítica. Pero falta la recuperación. Si no la hago, no habrá buenos resultados.

Los médicos me orientan a que abandone toda labor diferente a curarme, por lo menos durante un mes. Las veces anteriores no lo hice, mea culpa. En palabras de amigos, me toca bajarme del caballo. 

Se los pido “de todo corazón”. Un mes completo, sin excepciones, sin llamadas, sin escritos, sin internet, sin artículos, sin documentos, sin Directorio, sin giras, sin clases, sin gestiones, sin desayunos de trabajo, sin redes, sin réplicas ni debates, sin visitas, sin viajes, sin conferencias ni entrevistas. No creo que sea mucho.

Alcanzaré a reintegrarme para estar con la paz. Más de 5 veces he quedado como “las novias de Barranca”, pero esta si es. Ahí voy a estar y con esa dichosa reconciliación en la que todas y todos vamos a abrazarnos sin odios, para por fin comenzar gozar una Colombia diferente.

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La Paz es Liberal

No pretendo decir que el proceso hacia la paz que se adelanta en La Habana sea solo de los liberales, siendo que es de todas y todos los colombianos, incluidos los que no lo apoyan, quienes van a ser igualmente beneficiarios de este logro tan importante del gobierno y de las farc. Ni siquiera es del Presidente Santos, como el mismo lo reconoce con carácter, sino de toda la gente. Apoyar la paz, no es apoyar a Santos. Pero los liberales si tenemos el derecho de expresar que nuestro Partido y todos los que piensan con criterio liberal hemos luchado por conseguirla. La paz es un patrimonio del ideario liberal.

El liberalismo hizo la guerra en el siglo XIX para mantenernos independientes y lograr la libertad. Tuvo que sacrificarse y luchar por alcanzar un Estado laico, por la educación para todos, por la democracia y la igualdad. Luego de tantas muertes y tantas desgracias, el liberalismo renunció a la lucha violenta. Lo ratificó Uribe Uribe en 1904 y Herrera en la Convención de Ibagué. A mediados del siglo pasado luchó para sobrevivir en una cruelísima guerra no declarada. En la Constituyente los liberales ratificamos nuestro compromiso con la paz. Los liberales hemos estado presentes en los diferentes procesos por conseguirla, aún en gobiernos conservadores.

Algunos se manifestaron inconformes porque el Presidente Santos le pidió al expresidente Gaviria que coordinara la actividad política que buscará, en el plebiscito, millones de votos por el SI a la paz, solo porque Gaviria es liberal. Me pareció una impertinencia dada la importancia y el liderazgo del doctor Gaviria, y su buena voluntad ajena al partidismo. Hará un gran papel.

Sería buenísimo que el Vicepresidente Vargas Lleras renunciara a su cargo para ponerse al frente de la paz.

El Partido Liberal será protagonista de primera línea en el Plebiscito. Todos, dirigentes, militantes, tanto mujeres como hombres, jóvenes y viejos, votaremos por el SI y trabajaremos con mucha fuerza por lograr que miles de compatriotas le brinden esta oportunidad al País. Pocas veces se nos presenta una oportunidad tan bella de colaborar, con criterio altruista, en favor de una causa que pertenece a toda la sociedad.

Estamos enviando cartas personales a todas y todos los dirigentes del Partido, pidiéndoles el mayor esfuerzo en esta acción. Congresistas, Diputados y Concejales, Gobernadores y Alcaldes, y la gran vocería liberal en cada calle y en cada cuadra  de las ciudades, en cada rincón de nuestros campos, serán abanderados del SI para aprobar los Acuerdos y contribuir a que se termine la violencia, a que se acaben las Farc como guerrilla y grupo subversivo y sus integrantes se vinculen a la vida democrática y civil con criterios de no repetición y de respeto a la Constitución.

La fuerza liberal es muy grande y toda está a disposición de la paz, sin sectarismos, animada por lograr un objetivo de nuestra ideología que había sido esquivo. Por fin lo alcanzaremos. ¡La paz es liberal!

Nuestras historias

Fuerzas Armadas no deliberantes: mejor

“El voto significa tomar parte en la contienda partidista”.

Bogotá D.C., agosto 1 de 2016.- Roy Barreras es buen político y buen Senador. Tiene cultura y elocuencia y es un consagrado luchador por la paz. Es un personaje que no se contenta con lo rutinario, con lo de todos; tiene ingenio, es innovador en lo público, es un demócrata que tiene ideas y hace propuestas de gran conveniencia.

Para Barreras resulta conveniente que los integrantes de las Fuerzas Armadas puedan ejercer el derecho al voto que consagra la Constitución para todos los ciudadanos. Para sustentar su idea presenta a consideración del País convincentes argumentos. Se abrió  el debate y no quiero dejarlo pasar sin consignar algunas palabras al respecto.

Esa propuesta es lo ideal. Ojalá tuviéramos una democracia amplia y madura que nos permitiera gozar de ejemplos tan notables de participación, sin reticencias, sin abusos ni temores. Pero como es tan común decirlo, no vivimos en Dinamarca sino en Cundinamarca.

Basta pensar en lo que fue el siglo XIX, cuando nuestro pueblo sufrió más de una docena de guerras civiles declaradas y más de cincuenta insubordinaciones y rebeliones. Los que estaban en el gobierno tenían sus propios ejércitos, que a bala limpia se enfrentaban contra la oposición, que también se ejercía con fusiles. Si estos ganaban pasaban a gobernar con su ejército, que se dedicaba a exterminar a los opositores. Así era la alternancia en el poder, violenta, macabra, desoladora.

En el siglo XX hubo violencia cuando los liberales en 1930 derrotaron a los conservadores. Y se repitió en 1946 porque los conservadores derrotaron a los liberales. Este conflicto se agudizó con el asesinato de Gaitán y el país vivió la más amarga época de angustia y de terror, en un episodio cruento, sin antecedentes en materia de violencia y sangre, tan grave, que por vergüenza el país ha tendido sobre la llamada “época de la violencia” y sus 300.000 muertos un manto de silencio.

En esos episodios se politizaron las Fuerzas Armadas y fue catastrófico. El País está en la tercera generación después de la violencia y nada de ella saben los jóvenes de hoy, pero es temprano para modificar los esquemas que en materia de Fuerza Pública se crearon con el Frente Nacional, profesionalizándolas y adoptando el criterio de que no pueden ser deliberantes.

El voto significa tomar parte en la contienda partidista. Cuando se delibera en política, fácilmente se pasa a la beligerancia. Soldados y policías están armados y así, junto con su independencia e imparcialidad, es como aseguran el cumplimiento de la ley y el funcionamiento de la democracia, sin política, sin partido.

Mi opinión conlleva un sentimiento de admiración, respeto y solidaridad para las Fuerzas Militares y Policiales. El País trata, con éxito, de lograr la paz y la convivencia.  Vamos a experimentar y ojalá a gozar una nueva vida de entendimiento y de paz. Por ahora lo mejor es no modificar lo que nos ha resultado bien. Luego, sin duda, habrá posibilidades de hacer más fuerte y más transparente nuestra democracia. ¡Como en Dinamarca!

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La Paz es Liberal

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“Sería buenísimo que el Vicepresidente Vargas Lleras renunciara a su cargo para ponerse al frente de la paz”.

Bogotá D.C., julio 25 de 2016.- No pretendo decir que el proceso hacia la paz que se adelanta en La Habana sea solo de los liberales, siendo que es de todas y todos los colombianos, incluidos los que no lo apoyan, quienes van a ser igualmente beneficiarios de este logro tan importante del gobierno y de las farc. Ni siquiera es del Presidente Santos, como el mismo lo reconoce con carácter, sino de toda la gente. Apoyar la paz, no es apoyar a Santos. Pero los liberales si tenemos el derecho de expresar que nuestro Partido y todos los que piensan con criterio liberal hemos luchado por conseguirla. La paz es un patrimonio del ideario liberal.

El liberalismo hizo la guerra en el siglo XIX para mantenernos independientes y lograr la libertad. Tuvo que sacrificarse y luchar por alcanzar un Estado laico, por la educación para todos, por la democracia y la igualdad. Luego de tantas muertes y tantas desgracias, el liberalismo renunció a la lucha violenta. Lo ratificó Uribe Uribe en 1904 y Herrera en la Convención de Ibagué. A mediados del siglo pasado luchó para sobrevivir en una cruelísima guerra no declarada. En la Constituyente los liberales ratificamos nuestro compromiso con la paz. Los liberales hemos estado presentes en los diferentes procesos por conseguirla, aún en gobiernos conservadores.

Algunos se manifestaron inconformes porque el Presidente Santos le pidió al expresidente Gaviria que coordinara la actividad política que buscará, en el plebiscito, millones de votos por el SI a la paz, solo porque Gaviria es liberal. Me pareció una impertinencia dada la importancia y el liderazgo del doctor Gaviria, y su buena voluntad ajena al partidismo. Hará un gran papel.

Sería buenísimo que el Vicepresidente Vargas Lleras renunciara a su cargo para ponerse al frente de la paz.

El Partido Liberal será protagonista de primera línea en el Plebiscito. Todos, dirigentes, militantes, tanto mujeres como hombres, jóvenes y viejos, votaremos por el SI y trabajaremos con mucha fuerza por lograr que miles de compatriotas le brinden esta oportunidad al País. Pocas veces se nos presenta una oportunidad tan bella de colaborar, con criterio altruista, en favor de una causa que pertenece a toda la sociedad.

Estamos enviando cartas personales a todas y todos los dirigentes del Partido, pidiéndoles el mayor esfuerzo en esta acción. Congresistas, Diputados y Concejales, Gobernadores y Alcaldes, y la gran vocería liberal en cada calle y en cada cuadra  de las ciudades, en cada rincón de nuestros campos, serán abanderados del SI para aprobar los Acuerdos y contribuir a que se termine la violencia, a que se acaben las Farc como guerrilla y grupo subversivo y sus integrantes se vinculen a la vida democrática y civil con criterios de no repetición y de respeto a la Constitución.

La fuerza liberal es muy grande y toda está a disposición de la paz, sin sectarismos, animada por lograr un objetivo de nuestra ideología que había sido esquivo. Por fin lo alcanzaremos. ¡La paz es liberal!

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Mensos los que firman en cambio de votar

“Firmar no significa nada, es intrascendente, no tiene repercusión distinta a la algarabía que se hace confundir a la gente y hacer campaña mediática".

Bogotá D.C., junio 20 de 2016.- Hace pocos días leí en las redes un trino del siguiente tenor: “El plebiscito es un engaño. No sea menso, firme en cambio de votar”. El mensaje obedece a la campaña del Centro Democrático de recoger firmas para oponerse al gobierno de Presidente Santos y a todo lo que de él provenga, especialmente al proceso que para alcanzar la paz que se adelanta con las Farc en La Habana.

Menso significa, según el diccionario de la Real Academia, “tonto, necio”. Es una expresión muy mejicana que en Colombia usábamos hace cuatro o cinco décadas para decir bobo, matraco, caído del zarzo, desentendido o pendejón. Ello me indica que el del trino es persona mayor y por lo tanto debe haber vivido o sufrido el cruel episodio del conflicto armado. No entiendo cómo los que saben lo ocurrido quieran seguir en la guerra. 

Porque he conocido estas desgracias, porque muchas las he sentido personalmente y las han sufrido amistades y copartidarios, porque he visto sufrimiento y dolor, es que soy un insobornable partidario de la paz. Por eso, aun cuando lo respeto con criterio democrático, no entiendo por qué hay sectores empresariales, sociales y políticos enemigos del procedimiento que el gobierno adelanta con las Farc para que renuncien a la lucha armada, se desarmen y se integren a la vida civil del País. Eso no tiene sino ventajas para todos.

El Centro Democrático, que es el uribismo en pleno, está recogiendo firmas para oponerse al gobierno del Presidente Santos y a los acuerdos de Cuba, como si ello afectara la consulta plebiscitaria, que es un mecanismo participativo para que la  ciudadanía se pronuncie sobre los convenios. No se atreven a promover el NO, porque serían derrotados. Utilizan un sofisma político para preparar las elecciones de Congreso y de Presidente en 2018. Es una hábil maniobra electoral, válida claro.

Mensos son los que firman a cambio de votar el plebiscito. No saben, salvo los adoradores del conflicto, que auspician la continuidad de la guerra, lo cual no conviene a nadie en particular ni al conjunto de la comunidad. Diez años más del tropel que padecemos, por señalar una fecha, son 30.000 asesinatos más, 50.000 lisiados, 2´000.000 adicionales de desplazados, desigualdad y pobreza, angustia, atraso, menos inversión, menos producción, más robos y secuestros, aumento del narcotráfico, más viudas y huérfanos, un mayor crecimiento de la catástrofe humanitario que afecta a la nación.

Firmar no significa nada, es intrascendente, no tiene repercusión distinta a la algarabía que se hace confundir a la gente y hacer campaña mediática. Los que no estén de acuerdo, que voten NO. Los que deseen el entendimiento y la convivencia, los que piensan en su futuro y en el de los hijos, los partidarios de las reformas, los que siguen llorado la pérdida de sus familiares, los parientes de los soldados y policías que son los que mueren en los combates, votemos por el SI al plebiscito. ¡Acabemos la guerra!         

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Pónganlos en libertad

Es un derecho universal la presunción de inocencia. Aquí no se aplica”

Bogotá D.C., junio 13 de 2016.- Las cárceles están llenas. Las personas detenidas sufren inhumano hacinamiento y no hay poder humano que solucione la situación. Se ha acudido a todas las fórmulas y ninguna ha dado resultado. El Estado gasta enormes sumas de dinero en construir cárceles nuevas, pero el número de detenidos es superior a los cupos creados. La situación es insostenible e incorregible a pesar de la preocupación del gobierno, de los Jueces y del Congreso Nacional. Nada de lo que se hace o dispone es suficiente para atender tan complejo problema.

Del ello se ocupó la Comisión Primera del Senado en un debate de control político promovido por el distinguido Senador Manuel Enrique Rosero, en el que tuvo destacada actuación la Senadora Doris Vega. Estuvieron presentes los Ministros de Justicia y de Salud y altos funcionarios. La sesión, en la que se comentó el tema carcelario, fue de gran interés y puso de nuevo sobre el tapete  la magnitud del problema. Sirvió, además, para que el gobierno proporcionara informes y se comprometiera otra vez a encontrar soluciones acertadas.

No obstante el interés demostrado en el debate y las sanas intenciones de todos, la situación va a continuar porque no ha sido posible que en tantos años el país asuma el estudio del delito y del delincuente. Claro que es bueno que se creen nuevos Juzgados y se construyan más cárceles. Algo se logra a título de paliativo para una enfermedad tan grave. Pero para curarla hay que ir a la raíz de la problemática. Hay que averiguar por qué se delinque, cuales son las razones por las cuales el crimen agobia a Colombia con tan graves manifestaciones de descomposición social.

Los niños colombianos nacen buenos como los de Suiza, pero a muchos los corrompe la sociedad, el desamparo, el abandono social, el pésimo sistema educativo, la falta de ingreso en las familias, el entorno descompuesto, la falta de oportunidades y la miseria. Ya es hora de que se vuelva a pensar que la miseria y el desamparo social crean condiciones para el delito. Y de que asumamos que somos un país con enorme pobreza y dramáticas desigualdades.

No hay prevención del delito. No hay resocialización para los delincuentes. Tampoco hay preocupación, porque la sociedad se tapa los ojos para no sentirse responsable. Requerimos un gran propósito nacional para solucionar las crisis de la delincuencia, la justicia, la desigualdad y de las cárceles.

Es un derecho universal la presunción de inocencia. Aquí no se aplica. Los sindicados de un delito van a la cárcel, muchas veces injustamente y por largo tiempo. Se aprobó una ley para darle validez a la presunción acotada, pero habrá que postergar su aplicación por el temor de que muchos procesados queden en libertad. Está bien que sigan detenidos los criminales peligrosos y los responsables de graves delitos, pero los demás deben salir. Cuando no existe condena se impone la libertad provisional. Así, además, se contribuye a descongestionar las cárceles.

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Constituyente? Qué se puede ¡Se Puede!

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“No planteo una Constituyente para los Acuerdos con las Farc, sino después de ellos y del Plebiscito”

Bogotá D.C., junio 7 de 2016.- A raíz de la decisión de la Honorable Corte Constitucional por medio de la cual se revivió el Consejo Superior de la Judicatura, mucha gente concluyó dos cosas: este Consejo tiene las 7 vidas del gato, una; la otra es la necesidad de convocar a una Constituyente para reformar a la Justicia, porque las autoridades judiciales no van a permitir del Congreso ninguna modificación que no se haga de acuerdo con ellas.

Lo mismo dice mucha gente sobre el Congreso. Que no se va a auto reformar, porque no le conviene. Hasta la propia Justicia pidió una Constituyente, en boca del Consejo Judicial Nacional, cuando comenzó la discusión en el Congreso del “Equilibrio de Poderes”. Los Uribistas también quieren Constituyente. Las Farc en La Habana han dicho lo mismo. Según su interés, muchas personas y organizaciones han hablado de una Constituyente. Yo mismo lo digo hace dos años, porque creo que está llegando la hora de que los colombianos actualicemos nuestro Constitucionalismo.

La actual Constitución fue moderna y avanzada para su tiempo. En ella se crearon condiciones para lograr la paz, se creó un Estado Social de derecho, laico, incluyente, democrático, participativo, ecológico, pluralista, con nuevas Instituciones, un Estatuto para todos. Pero vivimos otro momento. Con decirles que en esa época no había Celular ni Internet ni Twitter ni Facebook ni WhatsApp ni Instagram ni Google,  todo el mundo entiende.  No han pasado sino 25 años, pero los adelantos tecnológicos han sido tan extraordinarios, que el mundo cambió.

Además, el Congreso de la República ha modificado la Constitución  más 40 veces. Y las reformas que se vienen por razón de los Acuerdos de Paz,  serán numerosas y fundamentales. La Constitución del 91, en poco tiempo, va a ser una colcha de retazos. Lo dicho es suficiente para que tengamos una Carta democrática, actualizada, pluralista, incluyente, igualitaria, garantista, que defienda  la naturaleza y asegure un ambiente sano, en fin, que recoja las nuevas tendencias del país y del mundo en diferentes órdenes, las cuales, por pedacitos. van incluyéndose en nuestro ordenamiento legal.

 

No planteo una Constituyente para los Acuerdos con las Farc, sino después de ellos y del Plebiscito, cuando en dos o tres años “se hayan calmado las aguas” y estemos listos, de verdad,  a gozar la convivencia y a tener una paz perdurable, con seguridad, transparencia y auténtica democracia. 

¿Cómo nos aseguramos de que se va a realizar? Es la oportunidad del Gran Acuerdo del que todos hablamos sabiendo que nunca se va a realizar. Sobre una Constituyente elegida popularmente si nos podemos poner todos de acuerdo. Podría concretarse en el Plebiscito. O en un gran Acuerdo Partidista y Cívico en el que se comprometan, además, candidatas y candidatos al Congreso y a la Presidencia para el año 2018. O en un Acuerdo del actual Gobierno con el Congreso para definirla desde ahora. Hay tiempo y hay formas distintas. Si hay voluntad, se hace. Que se puede, ¡se puede!    

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Ministro Gaviria, pulso firme frente a Novartis

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“Nuestra Constitución obliga al Estado al respeto de la dignidad humana, a la prevalencia del interés general”

Bogotá D.C., mayo 31 de 2016.- Es cierto que deben respetarse las patentes y los derechos de autor, como regla general. Pero cuando está de por medio la salud del pueblo, hay que estar con el pueblo.

A propósito del tema del Glivec, se está planteando un sofisma inadmisible. Dicen que como deben respetarse las normas internacionales y las nacionales sobre marcas y patentes so pena del repudio general y de drásticas sanciones de los Organismos Multilaterales, a Colombia no le queda más remedio que aceptar los altísimos precios que las multinacionales de los medicamentos imponen a sus productos, así ello cause graves perjuicios y hasta la muerte a nuestros enfermos. Eso no es cierto. Por ello lo del sofisma, que es una mentira con apariencia de verdad.

Las disposiciones que regulan las relaciones entre los países, las del comercio internacional, las vinculadas con las patentes, tienen excepciones relacionadas con el decoroso vivir de la gente, con su existencia, con la comida, con el agua, con la naturaleza y desde luego con la salud. Todo lo que en el mundo se hace, todos los esfuerzos por la armonía planetaria, la creación de la ONU, de los mecanismos regionales, las decisiones para comerciar y hasta para guerrear, están concebidas en el respeto a la dignidad humana. 

Por eso las obligaciones sobre los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario, las normas sobre la igualdad, el respeto a la diferencia, las definiciones sobre  etnias, las prohibiciones sobre las armas de destrucción masiva, las obligaciones con el medio ambiente y muchas otras. Todas y cada una de las preocupaciones de las naciones y del mundo entero tienen que ver con las personas, con sus derechos y especialmente con su salud y su vida.

So pretexto de defender derechos individuales y el interés económico de unas multinacionales, no nos pueden salir con que a Colombia se le vendrá el mundo encima si el gobierno declara de interés público la fórmula del Glivec por su altísimo precio, de manera tal que dicho fármaco pueda ser producido por otros laboratorios a precios bajos. Se trata de un medicamento esencial para combatir la leucemia y otras enfermedades graves, lo que es casi imposible de atender a los indignantes precios que impone Novartis.

¡Hay que hacerlo! Nuestra Constitución obliga al Estado al respeto de la dignidad humana, a la prevalencia del interés general, a proteger la vida de las personas, a reconocer sus derechos inalienables entre ellos la inviolabilidad de la vida y a que el interés privado ceda al interés público o social. La salud es un derecho fundamental y entre nosotros es obligatorio que prevalezca el bien común.

Hace bien el Ministro de Salud en oponerse a los abusos de Novartis. ¿Hay dudas en el alto gobierno? Porque lo obliga la comunidad internacional, porque lo impone nuestro derecho, porque es cuestión de humanidad, estas dudas se deben resolver a favor del pueblo. Doctor Alejandro Gaviria, pulso firme, ni un paso atrás.   

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Tener paz es un derecho; apoyarla un deber

“Se hizo de todo para acabar con la subversión por la vía armada “.

Bogotá D.C., mayo 23 de 2016.- Es muy difícil entender a la gente. Llevo cincuenta años escuchando quejas, reclamos y denuncias por las acciones ilegales de la guerrilla, con razón. Ha sido una larga y triste historia de sangre, de abusos, de destrucción, saturada de todas las irregularidades, atropellos, arbitrariedades que se puedan imaginar, atribuibles no solo a la subversión sino a los paramilitares, al narcotráfico, a la delincuencia común y a agentes del mismo Estado. Una grande y desgraciada anarquía que solo nos ha dejado dolor, lágrimas, ruina y desesperanza.

Se hizo de todo para acabar con la subversión por la vía armada. Fue medio de siglo de confrontación a cargo de las fuerzas Militares y Policiales, a un alto costo de vidas y de presupuesto, que se perdieron en una guerra inútil, obligada por quienes pretendieron llegar al poder por medio de la violencia y rechazada por los legítimos guardadores de la institucionalidad. Guerra cruel que casi todo lo dañó, que frustró las posibilidades de una vida grata para los colombianos y que inundó muchos espacios políticos, sociales, empresariales, comunitarios y gubernamentales, de corrupción y  de perversidades. No es un secreto que la guerra no es buena para nada ni para nadie; desde cualquier lado por el cual se la mire, es mala para todo y para todos.

Ahí es donde resulta difícil entender a mucha gente, que se empeña en desdibujar, en tergiversar, en bloquear cualquier intento que se haga por terminar la confrontación violenta por métodos diferentes a la confrontación mortal. Francamente no lo comprendo a pesar de todos los argumentos, muchos traídos de los cabellos, que cada día se inventan para impedir que salgan adelante los esfuerzos que el Presidente Santos viene adelantando en La Habana con las Farc.

¿Será que quieren más guerra, más muertos? Se desviven por decir que no, que son agentes de la paz. ¿Cuál paz? La paz está en los Acuerdos próximos a firmarse. La otra es la paz de los sepulcros.

La tesis de que los funcionarios públicos no podrán hacerle campaña al plebiscito, es descabellada. ¿Cómo negarle a la gente la posibilidad de vivir sin las angustias ni las consecuencias de la guerra, en convivencia? Sería, además de inhumano, inconstitucional, pues el art. 22 de la Carta señala que la paz es un derecho fundamental.

Pero además, al tenor de la misma norma, la paz es un deber. Quiere ello decir que cada persona, así sea empleada oficial, debe trabajar para conseguirla. El plebiscito es la forma apropiada de hacerlo.

A los empleados públicos se les sataniza acusándolos de mermelados y clientelistas, desconociendo su formación profesional y la importancia de sus trabajos. Con criterio absurdo y valetudinario se les prohíbe participar en la actividad política, cuando es otro derecho constitucional. Ahora se les quiere amordazar para que no opinen sobre los acuerdos que van a terminar con la guerrilla. No es posible tan alto grado de extremismo. ¡El deber es luchar para que llegue la paz! 

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Mauricio y la Bellaquería

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

"Estaba extrañado porque no aparecía"

Bogotá D.C., mayo 10 de 2016.- Real Academia Española: "Bellaquería: Calidad de bellaco. Bellaco: Malo, pícaro, ruin".

Faltaba uno. Llegó en su columna de El Tiempo, para agredir, echar cizaña, tergiversar, recordar con equívocos y mentir. Sobre todo mentir. Mentir para confundir, hacer daño, calumniar. Me refiero a Mauricio Vargas, un pájaro de cuenta que toda la vida ha abusado de los medios de comunicación para apoyar sus intereses políticos y económicos.

Estaba extrañado porque no aparecía. A propósito de una visita al señor Presidente de la República, fui atropellado por comentarios periodísticos que dieron una vuelta de campana a la conversación que tuve con el alto funcionario y de manera infame, para favorecer a uno y afectar a otro, dijeron un sartal de mentiras.

Llegó el que faltaba de la troica. Siempre aparece cuando piensa que con sus comentarios puede hacerme daño en lo político o en lo personal. No se contenta con lo que me ha hecho. Debe ensañarse hasta la saciedad porque nunca me quejo, nunca reclamo, nunca acudo a las autoridades para resolver judicialmente lo que son intereses políticos.

Dijo que ya no soy "el fogoso líder de otros tiempos", que desde que me afeitaron los mostachos todo en mi "ha ido a peor", que he "perdido tres elecciones", que en el rostro se me nota "el cansancio de los años", que luzco "agotado y pasado de moda", que me he "llenado de inseguridades" y temo que los jóvenes me jubilen en el próximo Congreso del Partido. Que amenacé con irme "a la oposición si Juan Manuel Santos" no me daba lo que le exigía y que soy "un puestero, un pedigüeño de mermelada", tal vez de la misma que el consume a dos carriles en las entidades oficiales.

No sea ridículo, Vargas. Cierto, me derrotaron, soy viejo, no me hago cirugía plástica y tengo arrugas, soy calvo y barrigón, como pasa con los años. Usted será así y peor, si llega a viejo. Falta ver si perdí liderazgo, estoy inseguro, desesperado, agotado y pasado de moda. Todavía quedan muchos vientos por donde poder volar.

Faltaba el puntillazo. Recordar que un narcotraficante asesino me acusó de tener vinculación con la muerte del doctor Gómez Hurtado, "más por pasiva que por activa, es justo aclararlo", lo que es mentiroso y bellaco. Achaca el comentario a mis malquerientes, cuando es usted mismo, periodista de medio pelo, sin carácter. Dijo que busco la designación de un Fiscal amigo para que me proteja, relacionando con perfidia al destacado jurista Yesid Reyes, quien si me representó judicialmente.

Falso que la Fiscalía tramite ese proceso. Está en la Honorable Corte Suprema de Justicia.

Falso que hubiera sugerido algún nombre para la terna de Fiscalía al señor Presidente. Testigos el propio doctor Santos, expresidente Gaviria, Representante Fabio Amín, exministra Lorena Gutiérrez y Secretario Privado del Presidente.

Falso que hubiera amenazado al señor Presidente con que el liberalismo haría oposición si no me atendía. Testigos los mismos.

Torticero el comentario de que el abogado Ignacio Londoño, a quien conocía por sus padres y fui amigo en la campaña de Samper, sin tener "estrecha relación", como lo he explicado mil veces, asesinado, guardaba "los secretos" del asesinato del doctor Gómez, cuando sobre las acusaciones de alias "rasguño" conmigo habló ampliamente en la Fiscalía y en medios de comunicación, incluido El Tiempo.

Usted, Mauricio Vargas, es un calumniador, un mentiroso, un mermelado, un exfuncionario de pésimos recuerdos, una mala persona, un bribón y un bellaco.

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De los puestos y otras hierbas

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“En la paz somos incondicionales“


Bogotá D.C., mayo 2 de 2016. Un puesto es un cargo, una labor con remuneración. “Me dieron un puesto”, “me botaron del puesto”, “estoy pidiendo puesto”, “me quedé sin puesto, “lo que usted necesita es un buen puesto”, son frases comunes en lo público. También dicen, “ese congresista tiene más puesto que un bus”. Igual es en lo privado: “por fin conseguí un puesto que no depende de los políticos”.

Los políticos gestionan puestos aquí, en Somalia, en los Estados Unidos y en Francia. La política es una lucha democrática por el poder, y cuando el poder se alcanza los ganadores gobiernan con sus amigos, salvo los cargos de carrera administrativa, que por ser de naturaleza técnica permiten continuidad y coherencia en la administración pública. Es falsa la afirmación de que tener puesto o ser empleado público es dañino, inconveniente o pecaminoso.

Es bobo esperar que un presidente, gobernador o alcalde, en cualquier país, gobierne con sus contradictores políticos. Se gobierna para sacar adelante una propuesta, un plan, que fue lo que determinó el triunfo en las elecciones. Por eso es incorrecto afirmar que cuando un partido aspira a que miembros de su colectividad formen parte del gabinete ministerial de un Presidente políticamente amigo, sea burocrático o clientelista, o una untada de mermelada como se dice en lenguaje moderno.

Mirando la realidad política nacional, fuera bueno que alguien asumiera la tarea de examinar la relación partidista entre los funcionarios de un par de Ministerios, o en la Vicepresidencia de la República. Tengo la seguridad de que nadie se sorprendería de los resultados,  lo que no me molesta porque “cada Alcalde manda en su año”. No me preocupan esos puestos, sino la forma de ser simultáneamente funcionario y candidato.

En lo que al Partido Liberal respecta, especialmente estamos con el Presidente Santos por su empeño hacia la paz, encomiable, valiente, necesario. No nos quejamos del gabinete porque nos sentimos bien tratados. No criticamos el reciente reajuste porque lo apreciamos más amplio y participativo para asegurar los acuerdos con la Farc y el Eln. Desde luego, quisiéramos sentirnos mejor representados en responsabilidades de orden social y de comando político, a nivel nacional y seccional. “Para que digo que no, si sí”.

Lo demás que se diga es “folklor político”. Carreta, demagogia, especulación, o “teoría” politiquera e interesada. Por el lado liberal seguimos siendo solidarios con el gobierno nacional, resueltos amigos de la paz, sin comprometer el derecho a la independencia crítica. Así como el Presidente tiene el fuero de escoger a sus colaboradores y de impulsar las políticas y programas en los que cree, el Partido Liberal también tiene el derecho de aceptar o no sus decisiones y de apoyar o no sus propuestas. Seguir en la Unidad Nacional ya no nos interesa.

En la paz somos incondicionales, a menos que se incurra en despropósitos o en inconveniencias que lesionen la democracia o el Estado Social de Derecho. Vamos bien y seguimos siendo buenos para sacar adelante la reconciliación y la convivencia.

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Se requiere un golpe de timón

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“ El País no necesita que solo modifiquen el esquema ministerial”.

Bogotá D.C., abril 25 de 2016.-  A la renuncia de la apreciada Ministra de la Presidencia, doctora María Lorena Gutiérrez, dijo el señor Presidente Santos que su retiro obedeció “a que cumplió su ciclo”. Muchas publicaciones, comentaristas y gente del mundo político creen que se retiró porque no le pareció acertada la inclusión del doctor Nestor Humberto Martínez en la terna que el Jefe de Estado elaboró para enviar a la Honorable Corte Suprema de Justicia para la designación del nuevo Fiscal General de la Nación. 

Sea lo que fuere, el hecho produjo lo que se llama una crisis de gabinete, oportunidad que el Mandatario aprovechará para hacer cambios y ajustes en el Equipo Ministerial.

Muchos funcionarios, no todos, cumplen “su ciclo”. Y es oportuno, que un gobierno de seis años, con un acuerdo de paz próximo a firmarse, se reorganice y se prepare para terminar su período con la colaboración de “caras nuevas en los carros ministeriales”, como dicen que decía el expresidente López Pumarejo. Se anuncia la presencia de voceros de la Izquierda Democrática, lo cual sería conveniente; la representación de sectores sociales y empresariales; la participación del Partido conservador con nuevos funcionarios que garanticen el apoyo pleno de este Partido al gobierno nacional; y un reacomodo de las fuerzas que integran la Unidad Nacional. 

El País no necesita que solo modifiquen el esquema ministerial. Es urgente un golpe de timón, es decir, un cambio esencial en unas prioridades, en determinadas políticas, en ciertos comportamientos y actitudes que le den más confianza al ciudadano en el gobierno y lo identifiquen con un esfuerzo colectivo para avanzar en el logro de la paz, en una economía más incluyente, en una sentida relación con la provincia y la gente del común, en una lucha decidida contra la corrupción, la delincuencia y la desigualdad.

Se hacen críticas a los Partidos Políticos porque aspiran a que sus miembros estén en los Ministerios. El Presidente representa la política y llega al gobierno por el respaldo de los partidos afectos, los cuales logran los votos requeridos para elegirlo. Los Congresistas de los Partidos amigos le apoyan en los debates parlamentarios, lo defienden en los trámites de censura y aprueban  los proyectos de Ley y los Actos Legislativos necesarios para gobernar de acuerdo a sus planes y compromisos, entre otras acciones. ¿Cómo y por qué eliminar a los partidos de esta relación universal?

Hay expectativas sobre los cambios ministeriales. Las tiene el Partido Liberal, no obstante las reservas que a esta hora existen en la bancada parlamentaria y los constantes reclamos de su militancia. El liberalismo respetará las decisiones del señor Presidente, las que fueren. Pero si de nuevo es llamado al Gabinete debe quedar establecido que no anhela simples nominaciones sino representación auténtica, que se brindaría, como lo sabe el doctor Santos, con mística, lealtad y compromiso. Y, eso sí, el Partido Liberal no quiere volver a saber en los periódicos quiénes son las personas que lo representen. 

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Especulaciones, mentiras y carreta

“El Partido Liberal es una Colectividad respetable, respetuosa de la institucionalidad “: senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., abril 18 de 2016.- Estoy de acuerdo con la doctora María Isabel Rueda. ¿Increible, verdad? Dijo que “la fiscalía no es un botín político” y lo comparto sin discusión. La Fiscalía es una notable Institución que tiene la inmensa responsabilidad de enfrentar a la delincuencia y procesar a los pillos para que los Jueces los juzguen, delicada  labor muy alejada de los procedimientos partidistas, electorales y políticos. En la Fiscalía se  debe obrar con ecuanimidad, buen juicio, responsabilidad, equidad e imparcialidad. Lo sé  bien, porque lo practiqué cuando fui Juez varias veces, Investigador Criminal y Procurador General.

No conozco en dónde inventaron el cuento de que el expresidente Gaviria y yo fuimos  a sacarle los ojos al Presidente Santos para que ternara como candidatos a la Fiscalía a personas de nuestras preferencias políticas. ¡No es cierto! Tampoco es verdad que lo hubiéramos amenazado con retirarnos del gobierno. Lo visitamos para hablar del País, reflexionar sobre la paz, comentar la agenda legislativa, tratar el tema de La Haya, y dialogar sobre la relación del Partido con el gobierno. También hablamos de política en general.

Algún comentario se hizo sobre la Fiscalía. Los liberales deseamos que el Fiscal sea un experto penalista, un demócrata y una mujer o un hombre que con criterio liberal, no partidista, apoye el proceso de paz y  sepa interpretar la filosofía, los objetivos y la conveniencia de la Justicia Transicional. Ningún nombre se mencionó.  Respetamos el fuero presidencial y conocemos la trascendencia de la decisión que debe tomar la Honorable Corte Suprema de Justicia.

No es cómodo hablar en primera persona. Lo hago para que no crezcan los infundios, como la tal amenaza de retirar al Partido Liberal del gobierno si se vendía a Isagén. Me opuse a la venta y sigo convencido de que fue equivocado. No retiro ni una palabra, ni un argumento de los que presenté para impedir que se hiciera. De todo lo que se opinó hay constancias en los medios de comunicación.

Participé en la creación de la Fiscalía General. Ya expliqué que conozco sus fines, trámites, objetivos y responsabilidades. Por eso respeto a la Entidad, a quienes han sido sus titulares y a sus funcionarios, como siempre, sin excepción, lo he hecho con la Rama Judicial. Nunca en mi vida solicité a ninguna o ningún Fiscal un empleo para nadie, ni nunca les pedí algo en relación con su importante misión. Todos, por fortuna, están vivos y pueden desmentirme o  certificar mi afirmación. Para bien del País nadie ha tenido, ni tendrá, que arrodillarse para suplicarme por su libertad. ¡Hasta donde llega la ojeriza!

El Partido Liberal es una Colectividad respetable, respetuosa de la institucionalidad. No tiene dueño, lo asisten altruistas propósitos, está en la Unidad Nacional pero no es un convidado de piedra en nada. Tiene ideas propias, opina, controvierte y habla con los actores esenciales de la vida nacional. El primero de ellos es el Presidente de la República. Todo lo demás que se diga es carreta.

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Los odios incendian y matan. ¡Queremos paz!

Bogotá D.C., abril 12 de 2016. El comienzo de semana me cogió en Lima, en donde presidí la Misión de Observación Electoral designada por UNASUR para las elecciones presidenciales del Perú. Tratando de anticipar mi vuelo de regreso caminaba por uno de los pasillos del aeropuerto cuando un señor se me acercó y me dijo con voz fuerte: “Serpa, le entregaron el país a las farc”. Algo que no entendí me expresó enseguida y ya bastante adelante se volteó para gritarme: “Ojalá tengan en cuenta a los diez millones de personas que marcharon el sábado”.

Cualquier cosa contesté al sorpresivo comentario, que relato en este escrito porque en varias oportunidades me han dicho lo mismo en diferentes partes, algunas veces con rabia, en airados reproches y en tono ofensivo. A compañeros del Partido Liberal que apoyan el proceso de paz y a colegas del Congreso Nacional los han insultado en la calle. Es una lástima que hayamos llegado a este grado de pugnacidad.

Cualquier gobierno puede válidamente tomar el camino que escogió el Presidente Santos. Otros también lo hicieron: Betancur, Barco, Gaviria, Samper y Pastrana. La Constitución dice que “la paz es un derecho y un deber”. Uribe se orientó por otra vía y el país le reconoció el derecho de hacerlo. No se entiende por qué ahora hay quienes asumen tan encendida actitud por un esfuerzo que  favorecerá a todos los colombianos.

No es cierto que el país se vaya a entregar a las Farc. Lo que se está haciendo es lograr que la guerrilla entre al sistema político actual, que con sus imperfecciones es mejor que la guerra. Lo que se pretende es acabarla, precisamente, para que haya convivencia, se mejore la democracia, y se encuentren apropiados caminos de igualdad, progreso y convivencia. La guerra es muerte, atraso, destrucción, odio y ruina, como lo hemos sufrido  en los últimos 50 años.

Es una torpeza infinita desear que continúen las masacres y la quiebra económica e institucional. No se preocupan por la paz los que teniendo grandes recursos carecen de conciencia social, los que se pueden costear su propia seguridad, los que tienen la familia en el exterior y sus hijos no van al ejército. Por eso no les importa. Ahhh, y los caídos del zarzo que se emboban  con las consignas atrabiliarias  de sus jefes políticos y no piensan que en últimas también son víctimas del conflicto armado.

Buscar la convivencia es difícil. Las incomprensiones y las insensateces son enormes, y muchos, en el gobierno, en la milicia, en la política, pagan caro su compromiso con la paz. El primero de ellos ha sido el Presidente Santos.

Ojalá esto lo tenga en cuenta la guerrilla. Si está creyendo que por estos lares todo es cantando y bailando, se equivoca. Hay mucho contradictor en el ambiente. Hay oposición política, reticencias, fastidio, malquerencias a la paz. Claro, muchísimos la apoyamos con decisión, pero es necesario que las Farc sean  más consecuentes. “El palo no está para cucharas”.

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Cristo: víctima y conciliador

"Juan Fernando no dejó caer la bandera política de su padre “: senador Horacio Serpa.

Bucaramanga, abril 4 de 2016.- Juan Fernando Cristo ha sido un ejemplar Ministro del gobierno del Presidente Santos. Con cordialidad y respeto, con tacto y buenas maneras, con enorme diligencia, se ha desempeñado bien en las múltiples actividades que debe atender como cabeza del Sistema del Interior en el País. Sus responsabilidades son diversas y todas de enorme cuidado: orden público, seguridad, paz, derechos humanos, etnias, igualdad religiosa, minorías, víctimas, descentralización, relaciones con Departamentos y Municipios, relaciones políticas con los Partidos y con el Congreso, Asambleas y Concejos, mas todo lo que no  tenga doliente en otras dependencias oficiales del orden nacional. ¡Casi nada!

Su padre, el médico y Senador de la República, Jorge cristo Sahium, fue asesinado cobarde e infamemente por el Ejército de Liberación Nacional, en Cúcuta. El dolor de la familia fue inmenso, al igual que el de sus seguidores políticos, allegados y amigos.

Conocí a Jorge muy de cerca, lo mismo que conozco y quiero a su familia. Cuando llegamos a la Cámara de Representantes en 1978 nos sentábamos en el mismo pupitre Jorge, Aurelio Iragorri Hormaza y yo. Nos volvimos íntimos amigos y compañeros, porque además militábamos en la misma tendencia liberal, el Poder Popular, con Ernesto Samper Pizano, Alvaro Uribe Rueda y otros entrañables dirigentes de la Colectividad. Todos llegamos al Senado el mismo año de 1986. Cuando Jorge murió de manera tan trágica y despiadada, la tristeza y la rabia fueron inmensas.

Juan Fernando no dejó caer la bandera política de su padre y en el nombre de sus seguidores y del liberalismo estuvo 16 años en el Senado de la República. Los representó dignamente. Hoy sigue en la política como Ministro del Interior con el cometido de abrirle espacios a la paz y de ser el abanderado del perdón y de la reconciliación. Lo hace a consciencia. Sin olvidar el horrendo crimen, le ha enseñado al país a perdonar y a buscar la reconciliación para que el resto de sus compatriotas no tengamos que sufrir la desgracia que el padeció con su familia, lo mismo que los cientos de miles de víctimas del conflicto armado. Cristo es ejemplo vivo de convivencia.

Además,  Juan Fernando Cristo, haciendo honor a la sangre de su padre, la misma que lleva su hermano Andrés, Senador de la República, ha sido en el Congreso Nacional un Ministro imbatible. Los éxitos de los gobernantes se miden en resultados. A Cristo le ha tocado tramitar los proyectos más difíciles de cualquier gobierno y de cualquier época, porque en su mayoría tienen relación con los esfuerzos de Santos por la paz para todos los colombianos, y ello es sinónimo de complejidades, de oposición, de grandes incomprensiones. Ni uno solo ha sido rechazado por el Congreso, con el agregado de que siempre ha estado dispuesto a dar la mano a sus colegas en diversos trámites legislativos.

Juan Fernando Cristo es víctima y conciliador. Además es amigo muy estimado en el Congreso, gran liberal y Ministro estrella. ¡Hurra! 

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Cuando toca, toca. ¡Que siga la Paz!

"El gobierno y las Farc deben seguir trabajando": senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., marzo 28 de 2016.-  Si a propósito de una tragedia se puede hacer un chiste, me pareció simpático el del guasón que dijo, refiriéndose al crimen terrorista de Bruselas y a las tantas incidencias que tiene la búsqueda de la paz: "Ahora no es que le vayan a echar la culpa a las Farc".

El agudo comentario describe la actitud permanente de los contradictores del proceso, el cual tiene en La Habana su mayor manifestación, la del diálogo con la guerrilla. No se les pasa ni una. Todo lo tergiversan, de cada cosa sencilla o anecdótica hacen una tragedia nacional. Es el colmo, de verdad. No gastan un minuto de pensamiento para analizar si el esfuerzo que se hace desde el gobierno del Presidente Santos es valedero. Todo es negativo. Todo es oposición. Todo resulta un desastre para el país, según ellos.

Es lo que viene sucediendo a raíz de que el doctor Humberto de la Calle explicó las razones por las cuales no se había podido firmar el acuerdo con la guerrilla el pasado 23 de marzo. Han criticado eso de mil maneras, hasta el punto de decir que deben romperse las conversaciones, porque se hizo un engaño a los colombianos. ¡No hay tal! Sencillamente llegó la fecha estimada y aún no estaban resueltos todos los asuntos. Pasa todos los días. Cómo no podía ocurrir en estas diligencias difíciles, engorrosas, con las que se busca que las farc renuncien a la lucha armada y sus integrantes se incorporen a la vida social, política, económica y cultural de los colombianos. ¿Acabar con un proceso que ha tenido tantas complicaciones pero que va por buen camino? Francamente, son ganas de fregar.

He venido sosteniendo que para tener una aproximación real y sensata del proceso, hay que estudiar el origen de las actuales guerrillas y tener una idea cierta de lo que ha sido esta guerra atroz. Examinar las conversaciones de Cuba en frio, sin conocer antecedentes, sin haber seguido directamente, o al menos afectiva o intelectualmente, lo que han sido los anteriores 51 años de confrontaciones y desgracias, no permite asumir  a consciencia la desgracia que sufrimos. Por eso se habla tanta cháchara; por eso hay tantos conceptos desatinados e irresponsables.

La búsqueda de la paz es un imperativo nacional. Se ha avanzado en grande para lograr un objetivo que va a servir a todos. Desde luego que también a los guerrilleros, o si no estarían haciendo otra cosa, tal vez la guerra. Es verdad de Perogrullo. Pensar algo distinto es tener el deseo en otras órbitas, seguramente partidistas. No debe olvidarse que desde la política hay quienes se juegan su futuro a que se dañen los acuerdos y siga la guerra. La paz para ellos será una calamidad y una derrota.

El gobierno y las Farc deben seguir trabajando hasta ponerse de acuerdo, de manera tal que cuando se suscriban las actas de la reconciliación no queden cabos sueltos y la paz sea real, fuertemente comprometida, hermosa, duradera.

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La revolucionaria visita de Obama a Cuba

También es grande que el pueblo cubano, formado en un ambiente de hostilidad hacia la gran potencia, lo reciba con beneplácito.

Bogotá D.C., marzo 23 de 2016 (Columna senador Horacio Serpa).- Es común y hasta ordinario decirlo, pero la visita del Presidente de los Estados Unidos a Cuba es histórica. Lo es porque hace casi un siglo un mandatario norteamericano no pisaba la Isla; lo es porque durante más de medio siglo los dos países no tuvieron relaciones diplomáticas; también porque los Estados Unidos son el símbolo universal del capitalismo y Cuba sigue siendo socialista; lo es porque con la llegada de Obama a La Habana se marca un precedente de profundas repercusiones en la diplomacia mundial.

También es una visita revolucionaria porque significa un radical cambio de actitud; porque modifica esquemas esenciales en la conducta de un País que a 90 millas de la Isla mantuvo durante diez lustros un recalcitrante desafecto político; porque cambia los comportamientos de una sociedad que se torna insolidaria cuando se trata de juzgar a los países que no están bajo el contexto de los intereses norteamericanos.

Una actitud nueva, democrática, valiosa, que merece aplausos. No solo para el Presidente Obama, sino para su gobierno, los partidos políticos y la sociedad estadounidense, así todos no compartan la corajuda disposición del Comandante en Jefe.

Es el fin de una época demasiado larga. La revolución cubana comenzó hace 57 años con el beneplácito de todos. La derrota de Fulgencio Batista, dictador, atrabiliario, corrupto, fue aplaudida por el propio gobierno americano, que antes lo apoyaba, como respaldó otras satrapías en el continente. Cuando Castro y sus barbudos tomaron el camino del comunismo soviético, la cosa fue a otro precio. La crisis de los cohetes y la invasión a Bahía Cochinos selló la enemistad. Era la guerra fría entre dos sistemas. Cuba fue la punta de lanza del régimen soviético en las propias barbas del Tío Sam. Eso hay que entenderlo.

Cuba resistió con valor y sacrificios. Tuvo de su lado a grandes naciones que le permitieron sobrellevar  el bloqueo. Cuando  cayó "el telón de acero" las dificultades fueron mayores pero el régimen se sostuvo con compromiso y apoyo popular. Sin entrar en disquisiciones filosóficas ni políticas, que siempre son interesadas, hay que elogiar el coraje cubano para resistir y sobrevivir. ¿El sistema? Es distinto al nuestro, con otros parámetros, ¿quiénes somos para juzgarlo con entera justicia?

Los Estados Unidos son el país más poderoso del mundo, una democracia. Barak Obama es el estadista más poderoso del mundo. Que haya llegado a Cuba después de abrir relaciones diplomáticas, es grande.

También es grande que el pueblo cubano, formado en un ambiente de hostilidad hacia la gran potencia, lo reciba con beneplácito.

El mundo está cambiando, para bien. En Cuba el gobierno de Colombia discute con las Farc un acuerdo de paz que está cerca. En nuestras selvas luchan los descendientes de los guerrilleros que hace 50 años se formaron en la causa guevarista para llevar la revolución a América. No se pudo; no será posible. Ahora solo cabe la paz. Que el abrazo de Raúl Castro con Barak Obama en La Habana sea la mejor señal para la paz de Colombia.

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Crónica de un zika anunciado

Columna de opinión del senaro Horacio Serpa.

"En el Senado se dan cosas interesantes"

Bogotá D.C., Marzo 14 de 2016.- Soy uno de los 51473 casos de personas infectadas con el virus de zika. El mal lo transmite un mosquito llamado Aedes aegypti, el cual transmite también el virus de dengue, la fiebre amarilla y el chikunguña. Esos informes del Instituto Nacional de Salud cuentan que este año 77 personas murieron por dengue.

El martes hubo en el Senado un debate de control político sobre el zika, con asistencia del señor Ministro de Salud, promovido por el Senador Jorge Iván Ospina, Verde, del Valle del Cauca. Lo escuché con atención. Cada vez que Jorge Iván informaba sobre los síntomas de esas enfermedades me parecía que los estaba sufriendo en carne propia. Explico.

Desde el domingo por la tarde, cuando con Rosita regresamos a Bogotá, comencé a sentir unas molestias musculares, que atribuí a los ejercicios de la mañana. El lunes las dolencias fueron más fuertes y sin consultarlo, resolví tomarme un acetaminofén. Creí que me empezaba una gripa y a pesar de los dolores solo hice caso a seguir consumiendo pastillas.

El martes fue el día del debate. Mientras escuchaba cifras, situaciones, estadísticas, fallecimientos e irresponsabilidades de autoridades y servicios públicos de salud, crecían los dolores. Hasta el punto de que por primera vez me salí de una sesión antes de que terminara.

El miércoles me comunique con el médico familiar, quien me recomendó el mismo medicamento, mucha agua y reposo. Pero no podía faltar al debate sobre la paz; cuando terminó aumenté la dosis del analgésico para ir a Voces de RCN. A la salida busqué un laboratorio clínico para que me hiciera un cuadro hemático y conteo de plaquetas, como me lo había ordenado el médico por la mañana.

El jueves nos fuimos a Cartagena con Rosita y directivos de la DNL. Reuniones, dolor intenso y pastillas. En la noche cancelaron el vuelo de regreso. Ya en el Hotel, noté en las piernas un salpullido rosado que al consultarlo con el médico me dijo que me había picado el inefable mosquito. Pastillas, reposo, agua.

El viernes llegamos directamente a la Clínica del Country. Confirmado, zika. Desde entonces estoy en el apartamento, acostado, con salpullido, fiebre a ratos, ardor en los ojos, dolor de cabeza, debilidad, inapetente, diarrea, pereza y cuanto terrible dolor hay en músculos y articulaciones. Total y absolutamente incapacitado Me considero un cero a la izquierda.

Lamento que muchas y muchos colombianos estén tan fregados como yo. Por desgracia somos los campeones en América de zika, chicunguña y dengue, como lo denunció el senador Ospina. El zika no es una gripita cualquiera. Es una enfermedad grave, dolorosísima, incapacitante, que perturba a toda la familia y reduce al enfermo a su mínima expresión.

Con esfuerzo escribí esta columna. Discreto como soy para mis asuntos personales y familiares resolví hacerlo para decirle a la gente que le preste atención a los síntomas de cualquier enfermedad, que no se auto medique y que atienda todos los llamados a la prevención en salud. Al gobierno le pido que hagan más prevención y promoción y que no eche en saco roto el debate del doctor Ospina. En el Senado se dan cosas interesantes.

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Doctor Pastrana, es el momento de la paz

Estábamos enterados de que para lograr un acuerdo de paz con las Farc no contábamos con el apoyo del ex presidente Andrés Pastrana Arango. Es una lástima, porque tiene audiencia en la opinión pública y es uno de los jefes naturales del Partido Conservador. También es de las personas que más sabe del conflicto armado interno y tiene en su haber intelectual y  político una notable experiencia en lo que fueron los diálogos en El Caguán.

Conociendo muchas de sus observaciones sobre las diligencias que se adelantan en Cuba y las nuevas expresadas en su artículo para el diario El Tiempo, es válido reflexionar sobre ellas para que los colombianos tengan la oportunidad de formarse una opinión lo más cercana posible a la verdad. Lo hará el gobierno, sin duda, en las lúcidas explicaciones de sus asesores a propósito de la Jurisdicción Especial para la Paz, lo que no impide que con observaciones elementales también se puedan cuestionar los comentarios del expresidente.

Padecemos una guerra eterna y perversa.

Sufrimos un conflicto violento de 51 años, consecuencia de las fragilidades del sistema político, del modelo social y económico vigente, y de que cuando se buscó superar la violencia de hace 70 años, que dejó trescientos mil muertos, quedaron delicados asuntos sin resolver y demasiados cabos sueltos.

La semana pasada en el Foro de la Universidad del Rosario y El Tiempo escuché a Humberto de la Calle decir, “no creo en la teoría de las causas objetivas, pero algo debe pasar en el país cuando no hemos podido terminar una guerra de medio siglo”. El jefe negociador tiene razón cuando afirma que el país sufre males tan graves que no le han permitido doblegar a la subversión. Por eso de lo que se trata en Cuba es de ponerle fin al conflicto para comenzar a buscarle solución a nuestras flaquezas, ciertas, lacerantes, recurrentes, eternas.

La guerrilla no ha sido derrotada.

En Cuba no se está negociando una rendición de las Farc, sino acordando unas determinaciones para que abandonen la lucha armada. También lo intentó el doctor Pastrana en El Caguán, por lo que sabe a ciencia cierta que es tarea complicada y que la solución no llega por las vías corrientes ni aplicando la Justicia Ordinaria.

Soy testigo del interés del doctor Pastrana por alcanzar la paz con las Farc. Su esfuerzo no prosperó. Lástima, porque en los 15 años que desde entonces han transcurrido murieron por causa del conflicto 30.000 colombianos, muchos resultaron lisiados, dos millones de desplazados se sumaron a las desgracias de nuestros campesinos, ocurrieron miles de secuestros, la economía sufrió graves daños y millones de colombianos siguieron en la pobreza porque una parte importante de los recursos públicos tuvieron que invertirse en hacer frente al conflicto. Lo mismo pasará en los próximos 10 o 20 años si no se alcanzan los acuerdos ahora.

¿Qué nos toca hacer? Lograr unos acuerdos dentro de la institucionalidad, para que la guerrilla abandone los fusiles y entre al sistema, que con Farc o sin Farc requiere importantes modificaciones.

Se requiere una Justicia especial para la paz.

Para lograrlo se necesita una Justicia especial, que no se está inventando en Cuba y ya ha sido aplicada con éxito en otras latitudes. Se le llama Transicional y sus aspectos prioritarios serán definidos por los colombianos mismos, en las decisiones del gobierno y su comisión negociadora, en el plebiscito por la paz y en el Congreso de la República. No es cierto que se vaya a hacer lo que ordenan las Farc. Se hará lo que se negocie y se apruebe.

Nadie, teniendo organización y mando, armas y base social, siendo conocido internacionalmente y teniendo la capacidad de hacer daño y de poner en jaque a la institucionalidad, abandona su accionar para entregar las armas e ir a la cárcel por una eternidad. Ni bobos que fueran, y sabemos que no lo son. Acepto que es posible vencerlos con la fuerza legítima del Estado, pero ¿cuándo? ¿Es responsable esperar, a un costo tan alto de vidas y daños?

Algo que nunca se examina con cuidado es que la guerra pervierte a todos; que la guerra corrompe a todos. Esta larga confrontación ha dañado a mucha gente buena y a sectores de lo institucional. Mucho se dice que ya la guerrilla no tiene ideología y tal vez sea verdad; ¿no estará pasando lo mismo a este lado, a lo que se llama legitimidad?

No hay que mirar al conflicto armado como un asunto aislado.  ¿Estamos orgullosos de lo que ha pasado en nuestros 200 años de vida republicana, que han sido de violencia? ¿No será que la violencia nos ha trastornado, envilecido y empobrecido? Miremos lo que tenemos hoy: desigualdad, pobreza, desplazados, ignorancia, una sociedad enferma mental y físicamente, corrupción, guerrilla, Bacrím, narcotráfico, delincuencia común y desprestigiados el Congreso, la política, la Justicia, los gobiernos, los órganos de control y la organización electoral. Hay que comenzar por acabar el conflicto guerrillero. Si no se pudo a la fuerza, hacerlo a las buenas. 

Nada se está inventando.

Es injusto creer que los encargados del proceso en Cuba son unos irresponsables que están traicionando a la patria. El Presidente Santos y su gobierno, así se esté contra ellos, no pueden motejarse de ignorantes, insensatos o incompetentes. Eso tampoco se puede predicar de De La Calle, Jaramillo, los Generales y demás integrantes de la Comisión Negociadora. No están entregando el país, sino luchando por mejorarlo.

El indulto y la amnistía son instituciones jurídico-políticas que han existido y existen en todas las latitudes del mundo. Igual se reconoce al delito político, lo mismo que se acepta la conexidad como herramienta para identificar la causa de algunos comportamientos y definir la naturaleza del reproche social e institucional por las faltas cometidas. Están en nuestro constitucionalismo. Recuérdese que en 1982 el Congreso aprobó una amnistía incondicional. Lo de ahora es diferente.

No es la primera vez que en Colombia se habla de jurisdicciones especiales. Las hemos tenido y existen en la Constitución.  Sencillamente la naturaleza del esfuerzo que hoy se hace para alcanzar mejores niveles de convivencia requiere una Justicia especial, para hacer tránsito de la subversión  y la ilegalidad a la democracia constitucional y a la legalidad. De ninguna manera se está creando un Tribunal con funciones constitucionales. Solo el pueblo, una Constituyente y el Congreso pueden tener tales atribuciones.

La Justicia Transicional no prodigará ilegalidades ni impunidad. Creará formas distintas de sancionar y encontrará maneras diferentes de reparación, de resocializar, de preparar a los insurrectos para la convivencia democrática. En nuestro régimen penal existe la libertad provisional, la libertad condicional, la condena condicional, la rebaja de penas, la extinción de la acción penal y el principio de oportunidad.  Nuestra historia está llena de acuerdos de paz, de armisticios, de indultos, de colonias agrícolas, en fin, de formas diferentes para lograr la paz. Pero esta vez tiene que ser definitiva. Impunidad la que hoy existe en lo Penal, superior al 90%.

No hay por qué alarmarse si los subversivos quieren blindarse hacia el futuro en materia de Justicia y buscar seguridad personal. Casos se han visto, aquí y en otros lugares, en los que se derogan los compromisos y se violan los acuerdos. Eso no puede ocurrir ahora.

Entendimiento, convivencia y paz.

Vivimos tiempos para la paz. Ojalá el doctor Pastrana y otras altas personalidades adviertan que no es la actual una época de normalidad. Es sofístico decir que gozamos momentos gratos de convivencia y que tenemos una democracia ejemplar. Donde tiene más valor un fusil que una idea, no hay democracia. Donde los recursos de la sociedad se gastan para sostener una confrontación violenta, no hay democracia. Donde hay que matar para mantener el sistema político, no hay democracia. Tampoco existe donde campea la inequidad y la exclusión. No es que seamos el peor país del mundo, pero con paz podremos ser uno de los mejores.

El Presidente Santos debe seguir con su empeño. Es notable que muchos Partidos Políticos que no le son afectos o están en la oposición valoren y apoyen su esfuerzo por la paz. Las fuerzas políticas, sociales y empresariales que aún no lo hacen, debieran seguir su ejemplo. Hay que encontrar la convivencia, a la cual solo llegaremos si se negocia con los enemigos. Fue por eso y para eso que Abraham Lincoln sentenció: ¿Acaso no destruimos a nuestros enemigos cuando los hacemos amigos nuestros?

 

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El robo a Ecopetrol

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

El país no puede ser tan ingenuo de creer que lo ocurrido en Ecopetrol con los gastos de Reficar fue solo incompetencia e improvisación. Tampoco puede ser cierto que la Fiscalía, en tiempo record,  haya exonerado de toda culpa a altos funcionarios del Estado, cuando la auditoría de la Contraloría solo va por la mitad. Este es un caso de desgreño, de indecentes aprovechamientos y de dolosas actitudes delincuenciales. Un saqueo de marca mayor.

A Ecopetrol se la robaron, la atracaron sin consideración, la desangraron económicamente hasta dejarla al borde del colapso. No puede ser que ahora le vengan a decir a los colombianos que hubo unos sobrecostos por los cuales solo se va a demandar a la empresa constructora. Los tales excesos, lo que falta, lo que se desapareció como por encanto, vale la bicoca de cuatro mil millones de dólares, es decir, catorce millones de millones de pesos.

Cuando se comenzaron los trabajos de Reficar en 2007, se anunció la modernización de la refinería de Barrancabermeja, donde podrían tratarse en forma apropiada los crudos pesados del Magdalena Medio y aprovechar los subproductos para producir importantes substancias. Se construirían 13 nuevas plantas que entregarían al país materias primas y valiosos elementos con los que se contribuiría a la industrialización del país. Ahora se sabe por qué no se va a construir. Porque esa fue la plata que se robaron en la ejecución del Plan Maestro de Reficar. 

El actual Presidente de Ecopetrol, doctor Juan Carlos Echeverry, tuvo una valiosa actitud cuando era Ministro de Hacienda. Al enterarse del escandaloso sobreprecio dio un golpe en la mesa de la Junta Directiva de Ecopetrol, reclamó en voz alta y dicen que se levantó airado para golpear al gerente de la época, Orlando Cabrales. En ese momento el exceso en el gasto era cercano a 1.800 millones de dólares. ¿Qué hizo después? ¿Siguió con sus preocupaciones cuando lo designaron Presidente de la empresa petrolera? ¿Qué averiguó? ¿Qué ordenó? Porque después el gasto adicional subió a 4.000 millones de dólares. 

La Unión Sindical Obrera, la importante organización sindical de Ecopetrol, acaba de denunciar que existen graves fallas de funcionamiento en la nueva refinería y siguen siendo   muchos los inconvenientes para que marche con toda la carga. También denunció la USO que varias de las plantas que instalaron son viejas, de segunda mano. 

Lo de Reficar es el peor latrocinio cometido en Colombia. Como vamos, esa plata va a quedar robada y en la calle  los que hicieron las fechorías. Glencor y CB&I tienen que responder, lo mismo que sus empleados. Entre ellos hay un foco de responsables.

Seguramente los atropellos fueron en este gobierno y en el anterior. Que pongan la cara Ministros y exministros, directivos de Ecopetrol y de Reficar, antes y ahora. Deben decir qué pasó, por qué y quienes fueron los hampones que se robaron a Ecopetrol. Si no lo hacen, si no explican bien y pronto, serán señalados como culpables. Que nadie lo dude.

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Sobre Reficar, "hay pecados, pecadillos y pecadotes"

Declaraciones del senador Horacio Serpa.

El senador Liberal lamentó que no se pudiera modernizar la refinería de Barrancabermeja a causa de este desgreño administrativo. Además dijo que el  Copresidente del Partido Liberal, el senador Horacio Serpa aseguró que por el escándalo de Reficar se deben buscar responsables tanto en el presente como en el pasado gobierno.

"Hay pecados, pecadillos y pecadotes tanto en el anterior gobierno como en este, de manera que hay que hacer confesión de boca, satisfacción de obra penitencia y todas esas cosas que deben hacerse cuando hay pecados", aseguró el dirigente liberal.

En rueda de prensa, el senador santandereano critico la rapidez con la cual algunos organismos de control han exonerado responsabilidades y que las explicaciones de las autoridades sugieran que los sobrecostos de esa obra sean causa de improvisaciones.

"No puede ser posible que Reficar, en donde lo que valía 4 mil millones de dólares terminó costando ocho mil millones de dólares y se llegue a la conclusión de que todo fue falta de competencia y de improvisaciones, no puede ser posible que las entidades de investigación y de control en una semana puedan decir quiénes son los responsables y quiénes no", criticó Serpa.

De Igual forma declaró que hubo improvisación, incompetencia, sobre costos, pero fundamentalmente lo que hubo fue un robo a Ecopetrol. "Les pregunto: ¿lo que vale un peso y se cobra por cien es un sobrecosto o es un robo? El país piensa que ahí hubo latrocinios, que hubo aprovechamientos indebidos, que ahí se utilizó el dinero del Estado, que en cambio de invertirse en el plan maestro de la refinería de Cartagena fuera a parar a bolsillos particulares ¿De quién?" indagó el senador.

Horacio Serpa, como Copresidente del Partido Liberal solicitó investigaciones reales y a fondo de las autoridades y exigió a los funcionarios públicos que tuvieron que ver con el manejo de este proyecto que le pongan la cara al país.

"Tienen que ser objeto de rigurosas investigaciones, este ha sido el robo más grande que se ha cometido contra un patrimonio público en toda la historia nacional, es un robo a Ecopetrol", concluyó Serpa Uribe.

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Plebiscito y Constituyente, dos verdades afines

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

“Gobierno y Farc tienen razón”: senador Horacio Serpa.

El gobierno dijo con propiedad que los Acuerdos de La Habana deben ser consultados con el pueblo. Recientemente consideró que lo más democrático es hacer un plebiscito diseñado para la paz que se está buscando y el Congreso Nacional aprobó una ley que lo permite, a la luz de la actual Constitución. Como las Farc dijeron que no estaban de acuerdo, el Presidente Santos manifestó que de todas maneras someterá lo acordado a consideración de la ciudadanía.

Para la guerrilla el procedimiento de refrendación debe ser una Constituyente y sus voceros explicaron que no aceptarán ningún otro medio. Se entiende que aspiran a lograr la mayor seguridad política y jurídica sobre los convenios para evitar que después no les vayan a salir “con unas cuentas cortas y otras largas”. 

Gobierno y Farc tienen razón: el primero estima que la comunidad tiene derecho a opinar, a favor o en contra, sobre el asunto, y los segundos aspiran a que las conclusiones del diálogo en Cuba no se vayan a modificar, como ha ocurrido en otras latitudes. 

Pero ocurre que una Constituyente no es técnicamente viable para una tarea como la planteada por las Farc, en cuanto su función es la de señalar criterios generales, esenciales claro está, sobre sociedad y Estado. Una Constituyente elabora o reforma la Carta Fundamental.

Las Farc no debieran desestimar la propuesta gubernamental. Es menos incierto que los amigos de la paz obtengan un resultado favorable sobre lo adelantado en La Habana en un Plebiscito, que convocar la aludida Constituyente sobre la que todo sería incierto, desde su integración que no sería dable en la forma corporativa como lo proponen.

Además, tiene más fuerza decisoria y vinculante una decisión popular. El pueblo es el soberano, el constituyente primario. Los miembros de una Constituyente son delegatarios derivados, un segundo orden en la escala de la vocería social. Lo que diga el pueblo, lo que defina el pueblo, solo lo podría modificar el propio pueblo. Una decisión popular elimina todo riesgo de trampa o de incumplimiento.

No es que nunca se pueda volver a hacer otra Constitución. La del 1991 fue oportuna, progresista, transformadora. Ya tiene 25 años, ha tenido más de 40 enmiendas y tantos nuevos aconteceres la están superando. El País merece un moderno y actualizado constitucionalismo. Toca esperar, eso sí, a que se  concreten los Acuerdos, se aprueben popularmente y se comiencen a ejecutar. ¿Podría derogarlos la nueva Constituyente? No, porque tienen aprobación del pueblo.

Un gran acuerdo al respecto podría surgir de La Habana, con la condición de someterlo a consulta popular. Sería un segundo y último punto del Plebiscito.

La Constituyente así concebida funcionaría cinco años después del Plebiscito, o según se considere conveniente, se elegiría popularmente, y podría ocuparse de muchos de los temas que deben  ponerse a tono con los nuevos tiempos. De eso se trata, de cambiar, para que la paz sea duradera. El país, para bien, puede tener Plebiscito y Constituyente. 

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Liberales, ¡a la carga!

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

 

"Vamos a lograr la paz ".

Durante los días 14 y 15 de Mayo se realizará en la ciudad de Bogotá el Séptimo Congreso Nacional del Partido Liberal. El día 13, como preámbulo al gran encuentro, se reunirá el Foro Nacional Programático. Serán estas las oportunidades de reorganizar a la Colectividad en sus estructuras directivas y de revisar y actualizar sus fundamentos ideológicos y sus programas, a la luz de su filosofía y de las nuevas realidades del país.
En el Congreso se definirán las reglas para escoger la candidatura del Partido a la Presidencia de la República. En 2018 Colombia elegirá Presidente Liberal.

Nadie lo dude!

Antes de Mayo se realizará una serie de actividades que exigen la participación popular, para conformar la Asamblea Liberal del Distrito Capital y las Municipales y Departamentales del Partido, las cuales elegirán los respectivos Directorios.

Según los Estatutos, el Congreso Nacional, al igual que las Asambleas territoriales, estarán conformadas por el sector político que tendrá un 50% de la representación total, el sector social con una participación del 30% y el sector abierto con un 20%. Ya están abiertas las inscripciones para los integrantes de los sectores políticos que asistirán por derecho propio.
Antes del Congreso Nacional se van a cumplir importantes actividades de análisis, especialmente sobre la situación que en los campos político, social y económico vive el país. Al final de esta semana se reunirá en Cartagena el Consejo Nacional Programático, una instancia estatutaria que permite al Partido de manera permanente tomar el pulso de las cosas nacionales. Será una buena oportunidad para escuchar las intervenciones de Stliglitz y Piketty en el marco del Hay Festival.

El Partido, con el apoyo de las y los más importantes expertos economistas con que cuenta, realizará a principios de Marzo un Foro político académico para estudiar las realidades de la situación económica del país. Será una oportunidad para analizar las políticas del gobierno del Presidente Santos y fijar posiciones de partido al respecto, entre ellas, por supuesto, lo atinente a la promocionada reforma tributaria.

A instancia de los organismos sindicales, campesinos y comunitarios del Partido, se llevará a cabo un Foro Nacional para discutir los temas sociales y de equidad. De la misma manera se cumplirán especiales actividades con la mujer y la juventud. Se trata de que todas las instancias partidistas participen con libertad y compromiso en esta oportunidad que tenemos los liberales de reorganizar al Partido y de definir sus compromisos con la sociedad colombiana.

Vamos a lograr la paz con las farc y con el eln. Es la ocasión de que el país cambie y los colombianos cambiemos. El Partido Liberal estará al frente de las nuevas realidades, las cuales han de estar signadas por las reformas.

Los colombianos merecemos un sistema político realmente democrático, transparente en su accionar electoral. Una nación con oportunidades y claras opciones de igualdad. Un nuevo modelo económico incluyente, equitativo e integrador. Es el momento de las reformas. Es el momento del liberalismo.

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No fue subasta sino venta. ¡Catástrofe!

Columna de opinión del senador Horacio Serpa.

 

No pueden creer los colombianos que para construir vías haya que vender el patrimonio público. 

 

Claro que fue un verdadero desastre administrativo, económico, social y político. Tan cierto es esto, fue tan evidente, que la población asumió como causa propia la defensa de ISAGEN. No es frecuente que ello ocurra con asuntos propios de la actividad pública. En este caso la gente entendió que la iban a despojar de un valioso bien que pertenecía a todos. De ahí su airada reacción, su molestia, el sinnúmero de protestas y la presencia masiva en las redes sociales.


Con frecuencia decimos que los colombianos solo nos expresamos masivamente cuando juega la Selección Colombiana de Futbol. Nunca lo volveremos a comentar, después de que vimos la presencia activa y beligerante de la sociedad colombiana defendiendo verticalmente un valioso patrimonio público. Lástima que el gobierno no escuchó, no atendió ese intento clamor de la nación, que se unió para reclamar por lo que le pertenecía.

Así como se dice que "en futbol se gana perdiendo", en política se pierde ganando. El gobierno ganó en el sentido de que, como lo había anunciado reiteradamente, vendió sus acciones en ISAGEN para invertir el dinero de la enajenación en la construcción de las vías 4G, pero perdió notablemente frente a la opinión pública nacional que aún hoy no se conforma con la operación que realizó el Ministerio de Hacienda. El pueblo está triste, resentido, muy molesto con el gobierno del Presidente Santos.
El país no le creyó al gobierno la necesidad de la enajenación ni lo relativo a la inversión que se propone hacer para conseguir que se construyan muchas carreteras importantes. El argumento de que el dinero de la venta se va a prestar a los constructores de las vías le pareció muy alejado del contexto en el que se están moviendo los temas de la prosperidad y el desarrollo. No pueden creer los colombianos que para construir vías haya que vender el patrimonio público.

Tampoco se entendió el por qué la repetida historia de la cantidad de compradores solventes, todos absolutamente transparentes según se informaba, terminó con la presencia de una sola compañía, bastante cuestionada por cierto, que no tuvo rivales en la subasta que tantas veces se anunció con bombos y platillos.

Un fiasco por donde quiera que se le mire. Un atropello que los colombianos sentimos en la propia piel. No hubo argumento ni réplica ni súplica que valieran ante la tozuda actitud de vender "a toda costa".

A propósito de argumentos, ninguno de los que se expuso en contra de la venta se controvirtió siquiera. La EmpresaISAGEN resultó tan sólida que no se oyeron en su contra observaciones ni cuestionamientos. Todo lo que se dijo fue a su favor, razones de más para conservar lo que se llamó "la gallina de los huevos de oro".

Fue mucha la gente que luchó con empeño, seriedad y convencimiento para que no se diera el estropicio. Con razón podrán repetir con Francisco Primero de Francia que "todo se perdió, menos el honor".

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Declaro:

Comunicado del senador Horacio Serpa.

Primero: El martes 12 de Enero, a las 11 a.m, nos reunimos en mi oficina los siguientes Senadores: Vivian Morales, Sofía Gaviria, Luis Fernando Velasco y Horacio Serpa, para comentar específicamente el tema de la venta de ISAGEN por parte del gobierno Nacional. La convocatoria la hizo la Senadora Morales en su condición de Vocera de la Bancada Liberal en el Senado de la República.

Segundo: No es cierto que en desarrollo de esa reunión el suscrito hubiera recibido una llamada del señor Presidente de la República para hablarme sobre ISAGEN, como lo han dicho equivocadamente algunos medios de comunicación.

Tercero: Fue pública mi posición reiterada de opositor a la venta de ISAGEN, hasta el último momento. Aún considero que fue una equivocación del gobierno y una inconveniente decisión la de enajenar a un único postor los activos de la Nación en ISAGEN.

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Defender afiliados de Caprecom y Saludcoop

Columna de opinión del senador Horacio Serpa 

 

"La salud es un derecho fundamental "

Bogotá D.C., diciembre 1 de 2015.- Hago un llamado a defender a los afiliados de Caprecom y de Saludcoop. Son más de ocho millones de personas que en este momento están siendo trasladadas de su promotora de salud porque estas, luego de haber sido intervenidas por fallas protuberantes en su funcionamiento y en la prestación de servicios a sus afiliados, van a ser liquidadas. Estoy hablando de casi la quinta parte de los colombianos, y eso es mucho decir.

Hace un par de meses promoví un debate sobre la situación de Caprecom en la Comisión Primera del Senado, con la asistencia del señor Superintendente de Salud, la gerente de la Entidad y una delegada de la Contraloría Nacional. Había conocido muchas acusaciones sobre despilfarro y corrupción, pero especialmente me impresionó saber los desarreglos, incumplimientos y deficiencias en la atención a los enfermos y pacientes. A este punto dirigí las observaciones de la audiencia legislativa.

En el debate quedó demostrado que Caprecom funciona mal en todos los sectores, que su situación financiera es deplorable e insostenible y que los afiliados reciben unos servicios pésimos, a destiempo y en las peores condiciones. Caprecom no tiene salvación y por eso demandé del gobierno su liquidación.

Transcurrido el debate, el señor Ministro de Salud me dijo que la Institución sería liquidada en diciembre de este año, lo que me fue ratificado por el señor Superintendente. El gobierno está cumpliendo su palabra pues ya anunciaron que en pocos días decretarán la liquidación de la EPS que atiende a los tres millones de los pobres más pobres del País. Eso está bien porque no sería sano sostener una institución pública corrupta, ineficaz e incumplida. Falta saber quien atenderá cumplida y eficientemente a los afiliados.

La salud es un derecho fundamental y no es constitucional ni humanitario permitir que haya colombianos sin atención médica o con un remedo de servicio, como viene ocurriendo en tantos lugares. El servicio de salud está en crisis, los hospitales públicos quebrados, las EPS en mal estado debiéndole "a cada Santo una vela", las clínicas privadas a medio funcionar porque no les pagan los servicios prestados, los médicos y servidores en todas las instancias en precaria situación, los pacientes abandonados y agonizantes, todo el sistema desajustado e inservible.

Todo merece atención, comenzando por los enfermos, claro. Por eso hay que clamar también por los afiliados de Saludcoop, cinco millones de personas que ahora van a ser atendidos por Cafésalud, una EPS que tiene millón y medio de afiliados. ¿Podrá con semejante carga? Ojalá, o al sistema se lo llevará "el patas".

Resolver los problemas de la salud no da espera. En esta materia hay que reorganizar ya, conseguir plata ya, desplegar los mejores servicios ya. Sin atención las enfermedades se agravan, los pacientes se mueren y la sociedad se volverá inservible, resentida, sin destino. Un pueblo enfermo es lo mismo que decir desastre general. Un propósito nacional debe ser la defensa de los pacientes. ¡Salud o catástrofe!

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M-19 y Cepeda, ¿chivos expiatorios?

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

 

¿A dónde iremos a parar?: senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., noviembre 17 de 2015.- Comentar sobre el M-19 cuando un País adolorido conmemora los 30 años del cruento asalto al Palacio de Justicia, no es apropiado. Pero dejar pasar de agache lo que pretendo decir sería inaceptable. Pretendo ser oportunos.

La acción del M-19 fue osada, suicida, puso en peligro la vida de mucha gente, fue un ataque aleve a Corte Suprema de Justicia y un desafió a las Instituciones democráticas. Un enorme estropicio. Un tremendo error, han dicho importantes dirigentes que pertenecían al movimiento guerrillero que en esos momentos dramáticos.

Cuatro años después, sin olvidar la tragedia, el Estado Colombiano, representado por sus instituciones, y los dirigentes del M-19, pactaron un Acuerdo para la paz. Lo hicieron estos comprometiéndose a abandonar las armas, a acoger la Constitución Nacional, las leyes y a sus autoridades, a cambio de que aquellos les dieran garantías políticas y personales y se les permitiera luchar legalmente por las ideas que los llevaron a la subversión.

EL M-19 cumplió. A pesar de que algunos de sus compañeros fueron perseguidos y asesinados, se quedaron en paz con las instituciones, abrazándolas y luchando con sus reglas. Participaron en la Constituyente de 1991 y a ella llegaron con gran representación elegida popularmente. Han sido Ministros, Gobernadores, Alcaldes de la Capital y de muchos Municipios, Senadores, Representantes a la Cámara, Diputados, Concejales y Ediles, funcionarios, todos en igualdad de condiciones al resto de partidos y políticos, y han cumplido.
Sería aberrante reconsiderar ahora los indultos, amnistías y beneficios concedidos en esa época; improcedente, una persecución política. Una sola palabra lo define todo: sería desleal.
Ocurriría lo de la obra de Bertolt Brechet. Después vendrían por el EPL, y por el Quintín Lame, PRT, Corriente de Renovación Socialista, otros, en los que por cierto, actué en representación del Estado. ¡Atróz! Por mi parte, no volvería a creer en estas Instituciones.

Lo de Iván Cepeda va para allá. Me declaro testigo a su favor en cualquier instancia y bajo cualquier apremio judicial y consecuencia legal.

Lo persiguen por su padre Manuel Cepeda. Lo conocí, lo traté, coincidí con él en reflexiones por la paz, por la vida, por la convivencia, y desde distinta orillas partidistas participé con él en luchas políticas en el Congreso. Lo mataron siendo Senador de la República, por sus ideas y porque era Comunista, como si todavía fuera ilegal, como lo fue en una época que dio lugar a la violencia actual. Lo mató un agente del Estado.

Al actual Senador Cepeda lo acusan unos sujetos diciendo que los estuvo acosando para que declararan ante la Justicia contra el expresidente Álvaro Uribe. Nunca creo cuando los declarantes son bandidos condenados por la misma Justicia, por delitos bárbaros y atroces. Tampoco lo creo, nadie debería creerlo, si sabe que Iván es un hombre combativo y sano que con ideas que no esconde, con procedimientos públicos conocidos por las Autoridades, busca para su pueblo paz y justicia social. Lícito de toda licitud.

¿A dónde iremos a parar?

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“Calumniad, que de la calumnia algo queda”

Familiares del doctor Álvaro Gómez Hurtado creen que insultando, calumniando, aliándose con mafiosos, abusando de los medios de comunicación y tratando de intimidar a la Justicia van a torcer las investigaciones por el asesinato y de paso enriquecerse con cargo al Estado.

Es en lo que están, buscando chivos expiatorios y tratando de implicar en el crimen a personas ajenas al abominable crimen. Soy una de esas personas. He sufrido señalamientos, insultos e injustas sindicaciones, en un linchamiento mediático con condena incluida, sin ningún respeto con la verdad, con los demás ni con la Administración de Justicia.

Ha sido perversa la acción de estos desmemoriados que no recuerdan o no quieren recordar o creen que los demás han olvidado, las acusaciones que durante años, mucha gente, investigadores y analistas de la verdad, les hicieron a sus más cercanos familiares, de persecuciones políticas, delitos de Estado y crímenes atroces. Ellos que sufrieron estos señalamientos, consignados en cientos de libros y en la historia, deberían tener más prudencia y confiar en los Jueces: "no hagan a los demás lo que no les gustó que les hicieran a los suyos". Pero prefieren practicar algo que les es tan familiar como el "calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda".

"Rasguño" pretendió implicarme en el crimen diciendo que oyó a Castaño decir que el expresidente Samper y yo habíamos pedido al abogado Ignacio Londoño que solicitara al cartel del Norte del Valle intervención ante Gómez Hurtado para que no le hiciera oposición al gobierno. Como no lo convencieron ni lograron intimidarlo, dijo, resolvieron matarlo porque iban a tumbar a Samper y Gómez sería el Presidente, quien los extraditaría. Ese es el famoso cargo. Los testigos eran el propio Castaño, el "hombre del overol", el mafioso Efraín Hernández, todos muertos, porque los muertos no hablan.

Al abogado Londoño también lo mataron, pero antes habló ante los periodistas y en dos o tres oportunidades en la Fiscalía. Rechazó la acusación y dijo que eran mentiras de "Rasguño". Incluso contó que una vez Castaño, pistola en mano, quiso obligarlo a que nos implicara a Samper y a mí.

Castaño escribió en su libro "Mi Confesión", que los familiares de Gómez Hurtado saben quiénes mataron a su pariente y que por alguna extraña razón hay entre ellos y los asesinos un pacto de silencio.

Enrique Gómez Hurtado habló con el Coronel Ruiz cuando huía de la justicia por el mismo crimen; con Rommel Hurtado amigo de la mafia y de los Gómez, conversó en la cárcel; con Castaño dialogó en la selva y con Myles Frechett en la Embajada de los Estados Unidos. Nunca ha explicado qué le dijeron ni qué conversaron. Sospechosa actitud.

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

Cada vez es más verídica la versión del golpe de Estado. Un amigo de los Gómez, el exsenador Pablo Victoria, dice en su reciente libro "Memoria de un golpe", que fueron dos los golpes, desconceptúa el valor de la palabra de "Rasguño" y comenta bastantes cosas importantes. Vale la pena leerlo.

También debe leerse el libro "Hay que hundir a Serpa", de Jorge Gómez Pinilla, donde hablo de las anteriores "perlas" y de otras tanto o más interesantes.

El país tiene derecho a saber la verdad. La Justicia tiene el deber de desentrañar la realidad el asesinato y poner al descubierto a los calumniadores que pretenden robar al Estado. Me atengo a la Justicia y estoy, como siempre, a sus disposiciones y órdenes.

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Réquiem por un fiel compañero

Columna del senador Horacio Serpa, en honor a su bigote.

Resistió todas las tormentas. No se doblegó nunca, ni en los peores momentos. Aguantó hasta lo imposible fieros y desconsiderados embates; no lo afligieron las derrotas ni perdió el empeño en los instantes azarosos que le tocó enfrentar; siempre fue altivo, decidido, arrogante cuando fue menester, humilde y conciliador en épocas decisivas; mantuvo sin doblegarse la dignidad, el pundonor y el honor. Fue todo un ejemplo de entereza y valor.

No siempre lo afectaron las inconveniencias. Acarició triunfos con indecible dicha; recorrió calles, carreteras y veredas llevando entusiasmo, compromisos y bienestar; recibió buenas noticias, conoció aliados leales, celebró satisfacciones inmensas, alegre festejó gratos recuerdos y con regocijo fue aplaudido en solemnes ceremonias. También compartió exquisitos aromas y finas fragancias.

Qué no le pasó en 54 años de vida, durante los cuales estuvo tranquilo y alborotado, despelucado y gigantón, desaliñado en la protesta y ahora juicioso y bien alineado desde cuando Rosita resolvió, sin consulta previa, que había llegado la hora de estar bien afeitado. No hubo remedio ni apelación. Para colmo de males le cayó encima la viejera de su socio y esos orgullosos pelos negros se volvieron una mancha blanquecina, más parduzca que de otro color.

A mí lado, en campañas políticas, fue objeto de ojerizas y le gritaron bigotón, bigote de brocha y bigote mazamorrero. Escasamente contestó, ¡mamola! Se mantuvo firme, serio, decidido, tranquilo. Lo admiré y respeté sin límites, pero fui a descararme con Alejandra y con Eva y convine una propuesta irrechazable. Lo aposté, porque era una buena causa. Luego de una ardua lucha, lo perdí.

El dolor es inmenso. Pensé pedir una amnistía pero no la aceptan en asuntos de lesa humanidad. Traté de pedir asilo, pero a donde vaya llegará la Corte de Roma. No reconocen la Justicia Transicional dizque porque habría impunidad. Me tocó la justicia ordinaria, así nunca vuelva a tener paz en el alma.

Rosita está de catre. Sandrita, Rosita y Horacio José han pataleado y ya no tienen en donde reclamar. Sebastián y Nicolás no aceptan tanta crueldad. He pensado en Salomón para que me lo siga arrancando pelo a pelo, hasta el final.

En el aeropuerto cuando iba para Cuba un señor me regañó porque no me lo había quitado. Otro me dijo "hágase el pendejo que no le cuesta ningún trabajo". En un twitter me trataron de faltón y alguien me ofreció un apartamento para que me encerrara hasta que me volviera a salir. Como si fuera poco, Eva me llama a mañana y tarde.

Esta semana mi fiel compañero va al cadalso. No hay nada que hacer y ni siquiera tengo palabras propias para despedirlo. Aun cuando no fue escrito para la ocasión me toca parafrasear el verso de Miguel Acuña: ¡"Adiós por la vez última, bigote de mis amores, la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores, mi lira de poeta, mi juventud, adiós"!

Posdata: Las fragancias siempre fueron las de Rosita. 

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"El procurador es hostil a la paz"

"Al Procurador no le gusta la paz de Santos. La aborrece. La desconoce, la ataca con saña, la desprestigia en cada oportunidad que se le presenta, es decir, todos los días". S. Horacio Serpa 

Bogotá D.C., octubre 5 de 2015.- (Columna S. Horacio Serpa - Partido Liberal).- El señor Procurador, doctor Alejandro Ordóñez, contó a la plenaria del Senado en la noche del debate sobre Justicia Transicional que cuando el Presidente Santos le dijo sobre la posibilidad de hacer la paz con la guerrilla, le contestó: "Seré un escéptico, no hostil".

El Procurador es hombre correcto y un funcionario honorable. Jurista de alta talla, santandereano de carácter y noble estirpe, con una familia querida y respetable.

Escolástico y Tomista a más no poder es cancerbero de radicales tradiciones religiosas y conservador de doctrina y dogmas. Un personaje talentoso que en todo trata de imponer sus criterios aún por encima de leyes y jurisprudencias que le corresponde acatar y aplicar. Pero es el Procurador General, un personaje decente en medio de tanto cambalache, y eso es mucho decir.

Al Procurador no le gusta la paz de Santos. La aborrece. La desconoce, la ataca con saña, la desprestigia en cada oportunidad que se le presenta, es decir, todos los días. En el debate del Senado fue manifiestamente hostil.

El doctor Alejandro Ordóñez no atiende la palabra que le dio al Presidente de la República. Toda su inteligencia la ha puesto en contra de la posibilidad de conseguir que las farc abandonen la lucha armada. Al proceso de La Habana no le reconoce un gesto, una frase, una intención. Todo es inconveniente y malo, perjudicial e inmoral, y hay que destruirlo. Como los cruzados del medioevo o los fanáticos del Santo Oficio, el querido paisano no deja espacios a la paz santista ni oportunidades de reivindicación a la guerrilla. Todos a la hoguera.
Debiera saberse por qué nacieron las farc y de donde salió el eln en Santander. Por qué el Padre Camilo Torres se metió a la guerrilla ¡Por qué razones se tendió una cortina de humo sobre la violencia partidista del siglo XX. Por qué al comienzo de la subversión actual no se trató de solucionar incruentamente la confrontación. ¿Qué ha significado esta guerra cruel en muertos, en destrucción, en pobreza?
El señor Procurador habla de paz con impunidad. ¿Cuánta es la impunidad en la Justicia Ordinaria? ¿90%?

Debe actuarse por las víctimas de la guerra. Pero hay que pensar en las víctimas futuras si la guerra sigue.

Nadie se acuerda de los pobres ni de que así seguirán si la guerra continúa.

El Procurador alega que representa a la sociedad. Pero la sociedad también está compuesta por quienes no tienen bienestar porque los recursos para ellos se gastan en la guerra. También son de esa sociedad los reclutas y policías que mueren o sufren mutilaciones en la guerra.

No hay guerras buenas, ni santas, ni limpias. Como tampoco hay paz perfecta. La sabiduría de Pambelé nos indica que "es mejor la paz, que la guerra". Y la del pueblo raso que "es mejor un mal arreglo que un buen pleito".

Respeto el escepticismo del Procurador. Pero es inconveniente su hostilidad con la paz. Con que cumpla lo que le dijo al Presidente Santos es suficiente.

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Vicepresidente, Peñalosa y endoso

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

 

"Lo mejor es pasar de agache": senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., septiembre 28 de 2015.- Muchos extrañaron que el Vicepresidente de la República no hubiera acompañado al Presidente Santos en la notable ceremonia de La Habana. A otros nos pareció normal. El doctor Germán Vargas Lleras no participa en nada relacionado con el proceso de paz. No opina nada. No le interesa; no dice ni mu. Tampoco deja participar a los suyos.

Aclaraciones fueron y vinieron. Lo cierto es que se hizo presente una situación que a muchos nos parece insólita. El logro de la paz es la principal apuesta del gobierno nacional. Es lo que más conviene e interesa a todas y a todos los colombianos, menos, parece, al verdadero jefe de Cambio Radical.

El doctor Vargas Lleras es todo un personaje de la vida política nacional. Es inteligente, capaz, diligente, realizador. Su carrera pública no tiene comparación.
 

 

Es la segunda persona del sistema gubernamental y a veces parece que fuera la primera. Manda y desmanda, ordena, dispone, aplica y ejecuta el presupuesto, regaña y patalea, a veces patea, para que se hagan las cosas, para que se realicen bien, maneja sin árbitro y sin medida Ministerios ofreciendo agua, construyendo vivienda, disponiendo lo del medio ambiente, poniendo y quitando carreteras, dispensando los recursos públicos por billonadas, acorralando Ministros y funcionarios sin contemplaciones. De la paz, nada de nada.

Es el mejor elector. Nadie se resiste a sus órdenes porque queda fuera de la foto. No estar en la foto es no estar en el presupuesto, quedarse sin puentes, sin acueducto, sin el auxilio para vías terciarias, sin mermelada para los votos. Por eso hay que estar allí como sea, comprometido, porque lo que viene es mejor. Será candidato a la presidencia de la República, imbatible, con cargo a los recursos que antes eran de la Nación y hoy son de Vargas, para que gane estas y las próximas elecciones. Para eso es a ciencia y paciencia de la cúpula gubernamental, de los Partidos, de los medios de comunicación que hacen su apología diaria, el hombre de la plata. Y el que tiene plata, tiene votos. Así es ahora.

Acabo de ver en CMI un comercial que llena la copa. Sugestivo, bien elaborado, de esos a 20 millones cada presentación, el cual termina diciéndole a Colombia que lo del agua es obra de Cambio Radical. Faltan los de las casas, los de las carreteras, los de los puentes. Es la mano del doctor Vargas, es el gobierno y punto.

Lo mismo se hace sobre Bogotá. Ahí están las millonadas que no quiso gastar Petro. Para avenidas, para colegios, para privatizar la educación y destituir a los maestros públicos, para bolardos en todas partes, para arreglar el Transmilenio, hasta para pagar nuevos estudios sobre el metro. Solo falta que elijan a Peñalosa. Muy fácil.

Tan fácil como no comprometerse sobre la paz. Que se desgaste el Presidente. Que pongan la cara los partidos políticos de la Unidad Nacional. Lo mejor es pasar de agache, ganar las elecciones ahora y esperar el endoso del 2018. ¡Mamola!

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No más zancadillas a la paz

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

 

"Nos toca hacer de tripas corazón" : senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., septiembre 14 de 2015.- En materia de paz entramos a una etapa de definiciones. Tanto en La Habana, donde se están perfilando los últimos acuerdos, como en Colombia donde cada una y cada uno de los colombianos tenemos un papel que cumplir.

Uno bien principal que nos corresponde a todas y a todos, es comprender con claridad lo que se está buscando y lo que se requiere para conseguirlo. Se está detrás de que se acabe la subversión; que no haya más Farc ni más Eln porque las guerrillas renuncian a la lucha armada. Y para lograrlo es necesario asumir actitudes y determinaciones que no son fáciles y que solo se justifican porque no hay nada tan importante como poner fin a una guerra cruenta que lleva medio siglo y que nos ha costado muertes, humillaciones, depravación, anarquía institucional, corrupción, ruina y pobreza.

Un asunto crucial es lo que ocurriría con los guerrilleros, los cuales han hecho muchos daños, sin duda. ¿A la cárcel por bastantes años como lo ordena el Código Penal? Así, nunca llegaremos a la paz. ¿Impunidad absoluta? De ninguna manera, pero sí la aplicación de una Justicia que se llama Transicional. En todas partes y en todas las épocas se ha aplicado para solucionar grandes conflictos violentos.

Lo otro es acordar lo que van a hacer los guerrilleros cuando desaparezcan las armas y se comprometan a no seguir delinquiendo. Unos volverán al campo con sus familias, otros irán a estudiar, muchos serán habilitados para trabajar en diferentes cosas, los profesionales ojalá vuelvan a ejercer sus conocimientos académicos, pero muchos, especialmente los jefes, desearán participar en la actividad política para ir a los Cuerpos Colegiados y a los cargos de gobierno, incluidos alcaldías, gobernaciones y hasta la Presidencia de la República.

¿En serio? Por supuesto, o no habrá acuerdos. Hay que convenirlo de esa manera para lograr la convivencia que anhelamos. Tengamos en cuenta que si no prosperan los procedimientos de paz con Farc y Eln, seguirá la guerra. En 10 años serán 20.000 muertos más, 2.000 secuestros, 50.000 mutilados, dos millones de desplazados y otros años de pobreza y desgracias.

Nos toca "hacer de tripas corazón" y dejar de prestar atención a las zancadillas con las que atacarán los procesos de paz.

Pero hay que crear instrumentos legales y fácticos para poner en ejecución los acuerdos. De lo que se necesita, el que sabe mejor que nadie es el gobierno. El Presidente Santos con sus Ministros y la Comisión negociadora que encabezan Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo.

Van a presentar las propuestas. ¡Acojámoslas! Claro, hay que examinarlas, pensarlas, conversarlas y discutirlas, pero toca acogerlas rápido. Dilaciones, grandes controversias y aún destellos de inteligencia para buscar alternativa mejor, será la muerte súbita a los esfuerzos por la paz.

Hay que creer en el gobierno y en la Comisión. Confiar en la sensatez del Presidente Santos y en el acompañamiento internacional. Hay que lograr la paz, ahora.

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Atropellos y torpezas de Maduro

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

 

"Maduro arremetió contra Colombia sin ningún escrúpulo ": senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., septiembre 3 de 2015.- No conocí antes a un gobernante tan torpe como el presidente de Venezuela Nicolás Maduro. Teniendo encima todo de lo que lo acusan, que no es poco, resolvió crear una crisis diplomática y humanitaria con Colombia, de manera unilateral, cuando ya habían quedado atrás tantas disputas y las buenas relaciones entre los dos países estaban en su punto más alto. ¿Por qué torpe? Colombia pudiera ser su gran aliado político y comercial en esta época en la que las cosas no le están saliendo bien al sucesor de Chávez, época en la que es notorio que en la vecina nación crece el inconformismo por su gobierno.

Maduro arremetió contra Colombia sin ningún escrúpulo. De buenas a primeras resolvió que los colombianos residentes en Venezuela son paramilitares, narcotraficantes, contrabandistas y delincuentes de la peor condición. Y así los trató, es decir, con insultos, a patadas, destruyendo sus residencias, con culatazos de la guardia nacional. ¡Insólito!

Venir a descubrir a estas horas que en Venezuela hay colombianos resulta estrambótico. Claro que los hay. Desde la época de la independencia cuando los ejércitos de Bolívar estaban integrados mayoritariamente de colombianos que fueron a luchar y a morir por Venezuela. Después de la victoria muchas y muchos colombianos se quedaron a vivir en Venezuela y gozaron siempre de la hospitalidad y la gratitud del pueblo venezolano. Cuando nuestras guerras internas muchos compatriotas se refugiaron en Venezuela, como en las duras dictaduras que gobernaron a Venezuela muchos venezolanos se vinieron a vivir en Colombia.

Entonces, ¿qué pasa? ¿No es elemental que Colombia y Venezuela tengan buenas relaciones? Es lo que le conviene a los dos países. Es más, los colombianos van a Venezuela a servir, a producir, a cultivarle la tierra a los venezolanos, a trabajar para ellos aún en los menesteres más humildes que los propios venezolanos no hacen. Incluso, cuando no tienen definida su residencia de manera formal, trabajándoles por poco salario, a veces solo por la comida y la dormida. Lo que pasa es que allí hay elecciones en diciembre.

Sí, hay elecciones para elegir el Congreso Nacional y Maduro, con sus aliados, las van a perder. Lo dicen las encuestas. Y donde están más derrotados es en Táchíra y Zulia, precisamente los territorios donde han venido ocurriendo los atropellos contra la población colombiana. Fácil es colegir que Maduro quiere tener pretextos para suspender las elecciones, para no perder. O al menos, amedrentar a los electores demostrándoles su capacidad de hacer violencia para que no voten contra sus intereses.

¿Y ahora que hizo Maduro? Se fue para Asia, después de dejar bien aceitada su maquinaria en la OEA, donde nos derrotaron. Le dio la espalda a la crisis que unilateralmente creó, diciéndole al mundo que no le importamos un pito. ¿Nos cruzamos de brazos? ¡De ninguna manera! Caminos hay, varios. Pero toca recorrerlos.

Frente a tantos atropellos y desplantes, ¿el gobierno ya está analizando la posibilidad de romper las relaciones diplomáticas? Pensar con tiempo todas las opciones, es de sabios.

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La Tercera República Liberal

Columna del senador Horacio Serpa

 

"Cada colectividad política hará lo suyo ": senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., agosto 25 de 2015.- En la población de Rionegro, Antioquia, en 1863, se reunió la Asamblea Constituyente que expidió la Constitución más democrática, liberal y social de que se tenga noticias. "Es una Constitución para Ángeles", dijo el gran poeta nicaragüense Rubén Darío. Los Constituyentes de la época, laicos, federalistas, patriotas hasta el sacrifico y Radicales, dieron nacimiento a la Primera República Liberal que duró hasta cuando Núnez, mañoso y calculador, promulgó la Constitución conservadora y centralista de 1886.

Después de 44 años de hegemonía azul, derrotados los conservadores por la candidatura de Enrique Olaya Herrera, liberal de "extremo centro", se dio comienzo en el siguiente período presidencial de Alfonso López Pumarejo al gobierno de "la revolución en marcha", durante el cual, en 1936, se aprobó una reforma constitucional de profundos cambios en la concepción de lo económico, lo laboral y lo social. Al fecundo período transcurrido entre 1930 y 1946 se le llamó la Segunda República Liberal.

Han transcurrido 70 años de diferentes violencias enmarcadas en la misma desigualdad y en los mismos precarios conceptos democráticos que mantienen al país atrapado en un esquema estático que "ni raja, ni presta el hacha". En la pobreza, en la violencia, en los hambrientos, en los ignorantes, en los desocupados, en los perseguidos y desplazados de todo este largo período, las víctimas han sido las mismas así los rostros hubieran sido diferentes.

Ahora que hablamos de paz, las cosas se quieren cambiar. ¡Enhorabuena! Pero, ¿se podrán hacer reformas de verdad sin política y sin partidos? No lo creo. Es con la política, con los Partidos, con las y los políticos, que se pueden producir los cambios institucionales y renovar el concepto del poder público, del modelo económico de desarrollo, de los criterios del ordenamiento territorial, de los principios de la seguridad, de la doctrina de las Fuerzas Armadas, del fundamento de la educación, del sistema de seguridad social y de los compromisos con la sociedad rural, entre otros.

Desde luego, hablo de buena política, de buenos Partidos y de buenos políticos.
Los Partidos deben volver a emular, a competir por el favor ciudadano, a luchar con independencia, con conceptos propios, con programas diversos, con filosofía y conceptos ideológicos que los distingan, para que el pueblo, en democracia, con garantías, decida la forma y el compromiso de gobierno que prefieran. Esa es la democracia.

Cada Colectividad política hará lo suyo. El liberalismo debe procurar su propia opción, sin sectarismos, pero con decisión, buscando el bien general a lo rojo.

No es para excluir ni para perseguir, es para gobernar con los criterios altruistas, libertarios, democráticos, progresistas, realizadores que encierra el Partido Liberal en su ideología, en sus programa, en su trayectoria, en sus gratos propósitos de bienestar y de oportunidades para todos.

Hay que ganar en las elecciones de Octubre, para sentar las bases de la Tercera República Liberal, que debe comenzar en 2018 con una candidatura victoriosa a la Presidencia de la República.

Nuestras historias

Sin Congresito, ¿nace Asamblea Legislativa?

Columna de opinión del senador Horacio Serpa

 

"Esa paz será cierta y duradera": senador Horacio Serpa.

Bogotá D.C., agosto 18 de 2015.- Aclarado lo del Congresito cesaron todos los temores, prevenciones, conjeturas, desconfianzas, equívocos, análisis y disparates que se dieron para tratar de comprender, apoyar, denunciar, rechazar e interpretar las declaraciones que hace ocho días dio a la revista Semana el Presidente de la República Juan Manuel Santos.

Congresito fue el nombre eufemístico que se le dio a la Asamblea Legislativa para que dictara las leyes necesarias en la transición, desde que se acabó la Constitución de 1886 con la sanción de la nueva Carta fundamental hasta que empezó a funcionar el nuevo Congreso Nacional, pues el elegido en Marzo de 1990 fue revocado por la Constituyente. Ese antecedente causó estragos en el actual Congreso, pues muchos de sus integrantes pensaron que se venía otra revocatoria.

Ya aclaró el Presidente que sus palabras nunca tuvieron ese sentido. También declaró, con énfasis, que cualquier disposición o reforma requeridas para implementar los Acuerdos de paz se harán en el Congreso Nacional.
Eso está bien. Estará mejor si el gobierno nacional tiene más confianza en sus aliados políticos y dialoga con ellos los asuntos relacionados con la necesidad de expedir leyes y aún de introducir reformas en nuestro sistema constitucional para hacer posibles los acuerdos que nos van a llevar la paz. También debe hablarse con la oposición. ¡La paz será para todos!

Es fácil entender que los trámites legislativos son largos, engorrosos a veces, en ocasiones dilatados. Es posible que el Congreso pueda delegar funciones. Una manera es aprobando facultades extraordinarias al Presidente de la República. Habrá otras. Entre ellas, la aprobación en tiempo record de un Acto Legislativo que permita el funcionamiento de una Corporación Especial que incluya cupos para voceros de la guerrilla. Ya se hizo antes en el país y podría repetirse ahora para salir del atolladero, de manera que gobierno y exinsurgentes, habiendo entregado o abandonado las armas, convenzan a los legisladores que las bondades de la paz exigen ajustes y cambios en nuestro Estatuto Mayor, lo mismo que la rápida expedición de leyes que consoliden la convivencia.

El Partido Liberal está dispuesto a apoyar y a participar en esta novedosa experiencia, si es lo que está buscando el Ejecutivo. O en otros procedimientos que tapicen de seguridad el camino a la paz. Bastante ha quedado claro que se requiere ingenio e innovaciones para culminar convenientemente el proceso, sin sacrificar la necesidad de reconocer y reparar a las víctimas, alcanzar la verdad, hacer cierta la no repetición, aplicar la Justicia Transicional y crear el ambiente de respeto, solidaridad y entendimiento pleno, al tenor del sostenimiento y existencia de nuestras Instituciones Democráticas.

La propiedad privada y la libertad de empresa se sostendrán. También la integridad de nuestras Fuerzas Armadas. Pero se requieren cambios en el sistema político, en el modelo económico, en la estructura social. Después de todo, buscamos la paz para que lleguen parámetros de igualdad y renovación en los conceptos de entendimiento y convivencia. Esa paz será cierta y duradera si todos cabemos en el mismo País.

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Muy bien el Partido Liberal

Bogotá D.C., julio 27 de 2015.- Hace un mes el Partido Liberal Colombiano cumplió 166 años de existencia. Su nacimiento se considera con la publicación de un documento de Ezequiel Rojas ---insigne abogado boyacense, congresista y gran orador--- escrito a propósito de la elección presidencial de la época para respaldar al general José Hilario López: "La razón de mi voto". Doctrina democrática y social pura. Vale la pena volverlo a leer.

Sorprende que después de tantos años el Partido del color rojo exista y continúe vigente. En la actualidad tiene 17 Senadores y 40 Representantes a la Cámara, la mayor representación legislativa del país. Es una enorme gracia, después de tanto desgaste, de tantas vicisitudes, de tan enormes persecuciones, de tantos sacrificios y muertos. También ha tenido épocas de gloria y de imborrables realizaciones. Lo que en Colombia se ha logrado en materia de democracia y de avances sociales lo ha propiciado y ejecutado el Partido Liberal.

Para participar en el actual evento electoral, 17.000 personas se inscribieron con el fin de buscar candidaturas a Gobernaciones, Alcaldías, Diputaciones y Concejalías. Hoy 12.000 liberales tienen candidatura, entre ellos 4.000 mujeres y 3.000 jóvenes. El Partido inscribió candidatas y candidatos para 23 Gobernaciones y 25 Alcaldías de capital. En muchos centenares de municipios hay candidaturas liberales, lo mismo que en todos los Concejos y Asambleas. En diferentes partes se hicieron coaliciones con otros Partidos.

El Partido Liberal se siente orgulloso de su bandera, de su emocionante himno, de su insignia la L blanca sobre un encendido color rojo, de sus antecedentes, de sus luchas, unas victoriosas, en otras se perdió sin que nunca los rojos hubiesen entregado su dignidad ni su coraje. El liberalismo sigue siendo una permanente esperanza de convivencia y de equidad.

Las y los liberales de hoy buscamos la paz y apoyamos las acciones que la buscan con afán y sinceridad. Somos la Colectividad de la solidaridad y de la igualdad. Propugnamos por la educación integral y la seguridad social para todas y todos los colombianos. Participamos en la búsqueda de justicia para el campesinado y para el campo. Defendemos con ardor la naturaleza y el derecho de todos a gozar de un ambiente sano. Practicamos el mandato de que los derechos de los niños están por encima de todos los demás derechos.

Sabemos los liberales que sin ingreso no se vive con decoro ni se mantienen las familias, uno de nuestros ideales más importantes. Respetamos la propiedad privada y la libertad de empresa, sobre la base de que cumplan una función social. Seguimos siendo el Partido de la libertad, de la democracia, de los derechos humanos. En el criterio universal de la política, somos Socialdemócratas.

Vamos a ganar las próximas elecciones para volver a ser la primera fuerza política de Colombia. Lo haremos al lado de un propósito reformista, con muchas mujeres, con mucha juventud orgullosa de ser liberal. ¡Hoy Colombia necesita ser más liberal que nunca!

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Partido Liberal, "vivito y coliando"

Bucaramanga, junio 22 de 2015.- Son legales los avales entregados a las y los candidatos del Partido Liberal; no es verdad que la Justicia haya acabado con la Dirección Nacional del Partido; no es cierto que las actividades del liberalismo para organizar las elecciones de Octubre estén viciadas de ilegalidad. El Partido marcha bien, tiene autoridades legítimas y será en Octubre la primera fuerza política de Colombia.

Algunas fuerzas partidistas enemigas del Partido Liberal hacen esfuerzos por aprovecharse perversamente de cualquier situación que ofrezca la coyuntura nacional para tergiversar la verdad y crear climas de confusión e inestabilidad.

Hay una situación que vale la pena comentar con precisión. El Honorable Consejo de Estado, por virtud de una Acción Popular, dispuso en reciente sentencia que los Estatutos válidos del Partido son los aprobados por consulta popular en el año 2002. El falló ordenó realizar una serie de pasos para consolidad sus órdenes, las cuales deben realizarse dentro de los términos señalados en la misma providencia.

Una de las cosas por hacer es adecuar los Estatutos del 2002 a las disposiciones sobre Partidos aprobadas después de su expedición.
La sentencia aludida no está en firme. El Partido ha hecho uso de sus derechos para pedir aclaración y adición del fallo.

El Partido cumplirá con rigor, en los términos de ley, todas y cada una de las cláusulas de la sentencia.

El fallo no tiene efecto retroactivo. Todas las actividades realizadas por el Partido son legales y legítimas.

La sentencia no afecta el funcionamiento de la actual Dirección Liberal, encargada de cumplir las órdenes de la sentencia. Hasta cuando una nueva autoridad elegida de acuerdo a los Estatutos del 2002 asuma las riendas de la Colectividad, la DNL seguirá cumpliendo sus funciones pues el Partido no puede quedar al garete. Ese no es el sentido de la sentencia.

La decisión judicial crea unos Comités que se encargarán de estructurar los cambios ordenados, vigilar el exacto cumplimiento del fallo y la aplicación de los Estatutos del 2002.

El Partido Liberal continuará desarrollando sus funciones y tareas con miras a lograr la mejor victoria en las elecciones de Octubre.

Lo ocurrido no es un desastre sino una oportunidad. Es el momento de buscar para el liberalismo mejores instancias de organización interna, más responsabilidades sociales, una propuesta moderna, ética y en equidad, y la posibilidad de liderar reformas como la paz, derrotar la desigualdad y lograr resultados en seguridad, justicia, inclusión, mejor política y transparencia.

Me anima contribuir a la unión del Partido y a la incorporación de los Estatutos del 2002, cuya elaboración lideré para darle al liberalismo dimensión popular y responsabilidad social. No es hora de revanchismos ni de discusiones estériles. Debemos construir, no destruir. Mi llamado a las y los liberales es a que aprovechemos la ocasión para hacer del Partido la organización partidista que necesita Colombia. ¡Entre todas y todos podemos!

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Partido liberal, paz y gobierno

Bogotá D.C., junio 16 de 2015.- Hace 10 meses regresé al Senado después de 24 años de haber renunciado para ir a la Constituyente. Fui elegido por el Partido Liberal que varias veces dirigí, al cual pertenezco ininterrumpidamente desde 1959, cuando siendo un colegial sin ciudadanía me afilié a las juventudes del Movimiento Revolucionario Liberal.

Busqué llegar al Congreso para colaborar en el logro de la paz, apoyando en este objetivo al Presidente Santos en su búsqueda de acuerdos de convivencia con las Farc, en las conversaciones de La Habana.

Muy satisfactorio fue volver a la dirección de mi Partido. No lo esperaba. Hace 7 meses, gracias a la confianza de Simón Gaviria y a la generosidad de la bancada liberal en el Congreso, formo parte de la Dirección Nacional Liberal en compañía de once Senadores y Representantes que de buena fe, comprometidos con la divisa roja, asistidos por un fervoroso deseo de acertar, trabajamos por el País desde la democrática y social plataforma del liberalismo colombiano. Dichoso participo en esa tarea.

Seremos en octubre la primera fuerza política de Colombia. Reorganizamos al Partido y trabajamos en la revisión de la propuesta programática. A finales de Julio haremos nuestro Congreso Ideológico y estamos buscando y escogiendo las mejores y los mejores candidatos a Gobernaciones, Alcaldías, Asambleas y Concejos.

Apoyamos la paz con decisión pero rechazamos la violencia en todas sus asquerosas características. El comportamiento de las farc en las últimas semanas ha sido perversa y criminal. Nos duele la muerte de policías y soldados y consideramos irracional la destrucción del medio ambiente y de la infraestructura social e industrial que pertenecen a todos los asociados. El acuerdo de negociar en medio del conflicto no es patente de corso para acabar al país.

Apoyamos la gestión de gobierno del Presidente Santos. Lo apreciamos como persona, como demócrata, como gobernante sano y bien intencionado. Pero como Partido asumimos la independencia crítica y el control político. Reclamamos que a los opositores les respeten sus derechos y que a los amigos se nos trate como iguales. No estamos satisfechos con el desequilibrio que existe en las relaciones que el gobierno nacional tiene con los partidos de la Unidad Nacional.

El gobierno no muestra ningún interés por las propuestas programáticas del liberalismo. El monopólico manejo de los asuntos de la paz no le gusta al liberalismo. En muchos Ministerios e Institutos existen barreras para las iniciativas liberales. No es apropiado que solo un Partido de la Unidad Nacional pueda mostrarle al país las realizaciones del gobierno, el cual no mira el desgaste que significa respaldarlo.

El liberalismo lucha por defender a la clase media y por derrotar la pobreza. Estará en primera fila apoyando la búsqueda de la paz. Apoyará propuestas muy edificantes en la presenta campaña y con el apoyo de millones de compatriotas alcanzará la victoria que le permita trabajar con éxito por la Presidencia de la República en las elecciones del 2018.

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"El hombre es lobo para el hombre"

Bogotá D.C., mayo 27 de 2015.- ¿Será que los colombianos no somos capaces de salir de la horrible cárcel que describió desde la historia la lapidaria frase de Thomas Hobbes? ¿Seremos siempre violencia? Siempre enfrentamientos, guerras, escaramuzas, combates, secuestros, asaltos, muerte y destrucción. Esa ha sido nuestra vida republicana, ¡qué horror!

La violencia es la negación de la razón. Cuando no hay ideas para discutir es que surge la guerra como una necesidad. Gandhi dijo que "la violencia es el miedo a los ideales de los demás". ¿Somos tan ignorantes, tan inútiles mentalmente, tan faltos de imaginación y de certezas que solo tenemos habilidad para hacer la guerra?

Las farc decretaron un cese unilateral e indefinido de las acciones bélicas. El gobierno replicó que busca un cese bilateral y definitivo de las hostilidades pero correspondió suspendiendo los bombardeos a los campamentos de la guerrilla, su arma más mortal. Un frente de las farc mató en una emboscada a 10 soldados y el gobierno respondió diciendo que volverían los bombardeos.

Con bombas las Fuerzas Armadas destruyeron un campamento de las farc matando a 25 guerrilleros primero y luego a 10 más. Los subversivos dieron por terminado el cese al fuego y anunciaron una arremetida guerrillera. Es decir, "ojo por ojo y diente por diente", que es como argumentar: destrucción y sangre por encima del pensamiento y la razón.

Ya que mencionamos al gran pensador hindú, quien con el discurso de la no violencia derrotó a un imperio y luego en un perverso contraste de la vida fue asesinado, leamos otra de sus frases memorables: "Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego".

Ya lo estamos. Ni vemos ni oímos ni sentimos ni somos capaces de pronunciar palabras de reconciliación, de entendimiento, de cariño. Es explicable, porque es más fácil hacer la guerra que la paz. Para disparar un fúsil solo se requiere jalar del gatillo; para lograr la paz hay que reflexionar, controvertir, analizar, estudiar, ser equitativos, ser sinceros, perdonar, saber amar, tener y ofrecer confianza, ser capaces de mirar más el futuro que el pasado, saber pensar más en los demás que en uno mismo, no criticar la paja en el ojo ajeno sin antes hacer la autocrítica que merece el leño en el ojo propio.

Como somos inútiles para la paz, sigamos en la guerra. Cincuenta y un años de confrontación, no han sido suficientes. Démosle la razón a los que a cada rato rebuznan sobre la necesidad de seguirnos matando, de continuar con la pobreza que lacera a 25 millones de compatriotas. Qué importa, si son los ignorantes, los negros, los indígenas, los desempleados, los caletas, los bogas, los choferes sin seguridad social, los campesinos, los presos hacinados, los niños que mueren de diarrea, los enfermos sin medicamentos, los que mueren por las avalanchas y las inundaciones. Lo único que importa es la destrucción.

Como no somos capaces de acabar la guerra utilizando el cerebro, alguien decepcionado podrá decir: "pues que los unos acaben a los otros, y punto". Pero ni siquiera de eso somos capaces. ¡Qué vergüenza!

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¡Eureka! Suspendida venta de Isagén

Bogotá D.C., mayo 19 de 2015.- En el debate que se hizo en el Senado sobre ISAGEN quedó claramente demostrado que se trata de una especie de necedad sin explicación satisfactoria. ¿Por qué el gobierno va a vender sus acciones?

El señor Ministro de Hacienda hizo esfuerzos grandes para explicarlo. "El gobierno necesita esos cinco billones de pesos para capitalizar a la Financiera de Desarrollo Nacional, desde donde se van a apalancar las empresas encargadas de construir las carreteras de 4 G; esos recursos multiplicarán por cinco las posibilidades financieras de los contratistas", aseguró Cárdenas.

No tengo razones para contradecirlo, menos si soy de los colombianos que apoyamos al gobierno para que avance en la construcción de más y mejores vías. La inquietud es si para conseguir tan indudables beneficios se necesita vender a ISAGEN.

El senador Iván Duque dijo con certeza: es falso el dilema de ISAGEN o carreteras. Las carreteras se pueden construir sin que toque vender a ISAGEN.

La Senadora Sofía Gaviria lideró el debate que buscaba llamar la atención del gobierno sobre la necesidad de buscar fórmulas diferentes para capitalizar a la FDN, y presentó al menos 14 posibilidades diferentes, todas viables si el gobierno asume la responsabilidad de examinarlas.

Hacer uso del crédito es una posibilidad frecuentemente utilizada. Colocar en la Financiera parte de los 23 billones de pesos que la Tesorería Nacional tiene depositados en Banrepública, correspondientes a recursos de regalías no ejecutadas, es otra. Conseguir que el Banco de la República le preste al gobierno 2.400 millones de dólares de los 47 mil millones de dólares que tiene en reservas, es una fórmula práctica, posible, viable y constitucional.

La senadora Vivián Morales hizo aportes significativos al debate y planteó la siguiente alternativa, formulada por el economista Mauricio Cabrera: disponer de las ganancias que ha tenido el Banco de la República por la revaluación del peso, equivalentes a 21 billones de pesos en 2014.

Soluciones hay, distintas. Pero los técnicos de Minhacienda creen que debe venderse a una empresa extranjera, con lo que el país pierde la oportunidad de tener incidencia en el manejo y control de un recurso estratégico como la energía. Somos el único País del mundo al que ello no le interesa. Es una lástima que los colombianos no tengamos nociones de soberanía y creamos que toda la vida vamos a ser chiquitos y subalternos.

En el debate se conocieron todas las bondades de ISAGEN, una empresa bien administrada, seria, transparente, productiva y responsable con el medio ambiente.

Dije en el debate que existen varias demandas, tutelas y acciones populares para evitar la enajenación. Refiriéndome a que alguna de ellas podría suspender la venta, agregué: "No creo en milagros, pero que los hay, los hay".

Veinticuatro horas después se produjo el milagro, representado en una suspensión decretada por el Consejo de Estado. El País aplaudió la medida, con la que se dio el primer paso a la salvación de ISAGEN. La Justicia funciona.

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Colombia quiere un fiscal optimista y tranquilo

Bogotá D.C., mayo 11 de 2015.- El fiscal Montealegre es un funcionario probo y respetable. De él se predica con razón que es inteligente, instruido, diligente y capaz. Nadie duda de su condición de demócrata y progresista. Ahora se dice que también es irritable.

El proyecto de Reforma Constitucional sobre "Equilibrio de Poderes" ha generado bastantes controversias. Modificar la Carta Fundamental siempre provoca inquietudes y contradicciones, máxime si se trata de asuntos relacionados con la política, el Congreso y la Justicia. Las tensiones se han agudizado cuando de los ocho debates reglamentarios solo faltan dos en la Cámara de Representantes.

La Comisión Interinstitucional Judicial pidió suspender su trámite y en cambio convocar a una Asamblea Constituyente que reforme integralmente a la Justicia y defina los parámetros de la Justicia Transicional para la paz. El señor Fiscal General avaló la petición.

El doctor Montealegre le dijo a Yamid Amat, con énfasis, sulfurado, que el proyecto de marras es inconveniente, abusivo a favor del Ejecutivo e inconstitucional. Insistió en la Constituyente y arremetió contra el Congreso. Criticó al Ministro Cristo por estar cometiendo una "irresponsabilidad histórica" cuando permite que a las Cortes y al Fiscal se les dé tratamiento de indeseables. En términos populares, declaró una guerra institucional.

El Congreso viene obrado correctamente. Ha tramitado la reforma con seriedad, dentro de su independencia, escuchado con atención a las altas Cortes, al Fiscal y a otros funcionarios judiciales. Ha tratado de acertar, sin pretender decir que es la última palabra.

Han ocurrido debates intensos, nunca con pretensiones de difamar, injuriar o lastimar. A la Justicia se le respeta en el Congreso y se le escucha con alta consideración. Sobre el Fiscal General solo se han escuchado manifestaciones de amistad y solidaridad. Si tal o cual intervención o episodio parlamentario causaron malestar, nunca se quiso afectar la independencia y dignidad de la Rama o de sus dignatarios.

Al Ministro Cristo siempre se vio respetuoso y en extremo cuidadoso de la administración de Justicia y de sus Jueces, como del Fiscal Montealegre.
Las tres Ramas del Poder Público son independientes pero deben actuar armónicamente en la búsqueda de los altos intereses del Estado y de la sociedad. Una confrontación entre ellas desquicia la labor institucional, afecta en el funcionamiento del Estado y perjudica al pueblo.

El planteamiento de una Constituyente sin duda será analizado por el País, especialmente viniendo de la Justicia. Ya hay partidarios e impugnadores. Pero no es un asunto de resolución inmediata. La convocatoria de una Constituyente debe hacerse por medio de ley aprobada mayoritariamente por el actual Congreso, la cual necesitará contar con el voto favorable de unos once millones de ciudadanos, en consulta popular. Una vez aprobada toca citar a elecciones para elegir a sus miembros.

No es fácil ni pronto reunir una Constituyente. Además, nadie puede vaticinar quienes la conformarán, ni cuál será su actitud frente a la Justicia.

Lo mejor ahora es procurar que la reforma se apruebe con el mejor contenido, sin retos, sin amenazas, sin disgustos, apaciblemente. En cualquier caso quedará abierta la acción pública de inconstitucionalidad. Es preciso que las Cortes, el Fiscal, el Gobierno y el Congreso se reúnan y con la independencia de que gozan encuentren las soluciones más apropiadas.

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El país apoya el proceso de paz

 La última encuesta, de RCN y Semana, trae cifras reveladoras sobre el proceso de paz. Un altísimo porcentaje de los encuestados está de acuerdo en que a los guerrilleros de las Farc se les condene por sus delitos y se les encarcele. Esa mayoría pide que los subversivos no puedan participar en política ni ser elegidos para responsabilidades públicas como el Congreso nacional, alcaldías o gobernaciones.

Puede parecer una contradicción que ese mismo alto porcentaje de encuestados esté de acuerdo en que el gobierno continúe el proceso de paz con la guerrilla, con la condición de que se ponga fecha para su conclusión.

Así es, ni más ni menos: la gente está de acuerdo con el proceso de paz que adelanta el gobierno con las Farc, pero no quiere que los acuerdos permitan la impunidad para los subversivos ni que al integrase en la vida democrática puedan hacer política, ser candidatos y logren ir a las Corporaciones Públicas o a cargos de gobierno. También quieren que el proceso termine pronto y que los guerrilleros se desmovilicen.

Concluyo entonces, en contra de lo que pregonan los intérpretes de mal agüero que aprovechan cualquier cosa para despotricar sobre todo lo relacionado con la convivencia, que la gente sí quiere un acuerdo de paz para que se acabe la guerrilla y no haya más Farc. En ese sentido apoyan al gobierno. Pero, a mi juicio, no tienen una visión realista de lo que se negocia en Cuba.

Las Farc se fundaron en 1964, con argumentos políticos, sociales y económicos para confrontar al Estado y derrocarlo. De entonces a hoy han ocurrido toda clase de conflictos, violencias y sangrientos enfrentamientos. Lo característico de este conflicto armado han sido la destrucción y la muerte. Las Fuerzas Armadas han luchado con sacrifico y denuedo pero no han logrado destruirlas ni rendirlas. Por eso se busca que renuncien a la subversión y entren a la vida democrática acatando la Constitución y respetando leyes y autoridades.

Los integrantes de las Farc nunca aceptarán entregar las armas para que los manden a una cárcel, pero es imposible que sus delitos queden impunes. Para eso se busca la aplicación de la llamada Justicia Transicional, de reconocimiento universal, pues no se trata de delincuentes comunes. Es difícil aceptarlo, pero es la única forma de alcanzar la paz. También hay que aceptar que puedan luchar políticamente por sus ideas, sin armas, y si cuentan con el apoyo popular accedan a cargos de responsabilidad pública.

Si se pretende juzgar a las Farc con la justicia ordinaria, no habrá acuerdos. La guerrilla volverá a sus andanzas, como pasó después de Casa Verde, de Traxcala, del Caguán. Tendremos diez o veinte años más de guerra, de ataques, de secuestros, de muertos, de mutilados, de pobreza. Esa es la verdad y la digo descarnadamente corriendo el riesgo de ser mal interpretado. ¡Aprovechamos Cuba o seguimos en la guerra!

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Primero la educación. ¡Urge solución!

Bogotá D.C., abril 27 de 2015.- La educación es uno de los tres pilares en que basa su acción el segundo gobierno del Presidente Santos. La educación es el instrumento más apropiado para derrotar la desigualdad. Por algo los tres forman parte de una misma estrategia: con educación se logra equidad; donde existe equidad se impone la paz.

La doctora Gina Parody es inteligente, capaz, competente, honrada y ha demostrado preocupación por lo social. Su designación como Ministra fue aplaudida porque se consideró que llegaba a donde podría hacer encomiable labor, en el momento oportuno.

El magisterio, inconforme, contestatario, siempre luchando, ha emprendido una nueva actividad para buscar reconocimiento a algunas de sus pretensiones. Aumento de salarios, mejor salud y gratuidad en la educación pública. Reclamar que las evaluaciones a los docentes sean de otras características.

El gobierno en la voz de la ministra Parody ha reconocido la validez de la protesta social y las bondades de algunos de los reclamos de FECODE. Reconoce la necesidad de aumentar los salarios, manifiesta disposición a coadyuvar las denuncias sobre el mal servicio de salud, comparte la importancia de la educación preescolar para los niños y ratifica su interés por modificar el actual sistema de las evaluaciones. Pero no hay plata.

Si alguna falla han tenido los voceros de los maestros es la de que no han sabido decirle al país cuál es su propuesta para mejorar la calidad de la educación, en lo que con justicia está empeñada la Ministra. A esta se le tacha de arrogante y de no tener disposición a escuchar a los maestros. Lo de no pagar salarios si no se presta el servicio se entiende a la luz de la ley, pero me parece bastante desactualizado e irreal sostener el viejo "principio de autoridad", tantas veces derrotado. Tiene razón, eso sí, en que parar es lesionar el derecho de niños y jóvenes a la educación.

Además de derecho fundamental y de servicio esencial, la educación es cuestión de soberanía. No se ejerce donde la educación privada es la que pone la pauta, como aquí. También aquí es evidente que la educación pública genera desigualdad. Hay que hacer mucho, ahora, para que la educación pública sea la locomotora de la equidad y de la paz.

Si los maestros tienen la razón, hay que dársela; si no hay recursos para aumentar los salarios, hay que conseguirlos. Por otra parte FECODE no se puede quedar en un rechazo absoluto a la evaluación de los maestros y debe reconocer la preocupación del Presidente Santos y de su gobierno por la educación.

La única forma de lograr entendimientos satisfactorios es hablando. Ni los movimientos de fuerza ni la indiferencia ni solo las proclamas o las controversias mediáticas, ofrecen soluciones. Hay que conversar con buen ánimo, para construir acuerdos desde las diferencias. Nueve millones de niños y jóvenes siguen sin clase. Los pobres, los que no tienen más remedio que esperar, exigen una pronta solución.

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Siguiendo los pasos de Gaitán

Bogotá D.C., abril 14 de 2015.- El 9 de Abril de 1948 fue el día trágico por excelencia. La víctima: Jorge Eliecer Gaitán, el más popular, el más querido, el más representativo de los políticos de la época. Con Gabriel Turbay fueron candidatos liberales a la Presidencia de la República en 1946 y perdieron ante el conservador Mariano Ospina Pérez. Turbay murió en París y en 1947 Gaitán recibió la aclamación de sus copartidarios que lo eligieron Jefe único de la colectividad roja. Era ídolo sin par de los irredentos y la única esperanza de los desposeídos, de los que reclamaban una vida digna para todos los colombianos.

Eran días aciagos en los que liberales y conservadores chocaban violentamente, con la sectaria participación de muchas autoridades que tomaron partido en la refriega. Gaitán con su oratoria portentosa denunciaba la violencia, los abusos oficiales, la inmoralidad administrativa y la lastimosa situación de los pobres. Las masas enardecidas lo seguían ciegamente. Sin ninguna duda sería elegido como próximo Presidente.

Lo asesinaron al medio día cuando salía de su oficina a celebrar con un almuerzo el último de sus éxitos judiciales, porque además Gaitán era un brillante penalista. El pueblo se levantó herido, con rabia, llorando a su defensor y jefe, y sin conducción, sin diques, destruyó todo lo que encontró a su paso. Bogotá fue incendiada y saqueada y centenares de personas murieron en sangrientos enfrentamientos. Nunca más Colombia volvió a ser la misma. En los siguientes 8 años murieron violentamente 300.000 compatriotas.

El Frente Nacional que se creó para acabar la conflagración partidista no impidió que pasados 7 años nacieran las Farc y el Eln. Medio siglo después tratamos de ponerle fin al conflicto que surgió en 1964, por el cual han muerto 500.000 personas más. Por eso hay quienes dicen que ese 9 de Abril fue el día en el que se jodió Colombia.

Gaitán fue el revolucionario de su tiempo, sin armas, sin secuestros, sin mutilaciones ni muertos. El Partido Liberal bajo su jefatura lo interpretaba y anhelaba reformas que pusieran fin a la discriminación y el desamparo. Gaitán sabía que nunca se darían si no había cambios profundos en los manejos económicos. Por eso castigaba con sus latigazos verbales a las oligarquías liberales y conservadoras.

Los liberales recordamos a Gaitán, su lucha, sus ideas, sus anhelos de cambio, su sentida búsqueda de la paz, su cruento asesinato con el que quisieron callarlo y detener sus ideas. Hoy, con violencia, con exclusiones, con inicuas desigualdades, sin nunca haber alcanzado sus ideales democráticos, los colombianos con expectativas democráticas y sociales, las conciencias liberales y especialmente los miembros del Partido Liberal debemos propugnar por esos ideales y contribuir a que el país vuelva a la normalidad en todos los órdenes.

El sábado el Partido Liberal de Bogotá realizó su Colegio Electoral y bajo la coordinación de la senadora Vivián Morales rindió homenaje a Gaitán. Fue un momento de emoción y de compromiso. Ojalá seamos capaces de cumplirlo.

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Carlos Gaviria y el liberalismo

Bogotá D.C., abril 7 de 2015.- Mucha tristeza ocasiona la muerte de Carlos Gaviria. Académico, tratadista, magistrado, político, polemista, demócrata, conferencista, en todo en lo que participó dejó huella por la profundidad de sus conceptos, la seriedad con que actuaba y el convencimiento en el que se fundaban sus criterios y apreciaciones. Fue un personaje comprometido con su tiempo y con sus convicciones.

¿Fue un Maestro? ¿Un sabio? ¿Un pedagogo? Fue de todo lo que han dicho en estos días en los que hemos sentido profundamente su irremediable partida. Y mucho más. Especialmente fue un liberal de pensamiento, de alma, de compromiso, de ejecutorias, entendiéndose que no me refiero al sentido partidista sino al compromiso filosófico, mental, político con la democracia, la solidaridad y la equidad, tres esenciales aspectos que marcaron siempre la ruta por la que caminó enhiesto este personaje como pocos que nunca entregó uno solo de los principios en los que creyó con entusiasmo y decisión.

Carlos Gaviria fue hombre de conceptos, que expresó libérrimamente cuando lo estimó oportuno y conveniente. Lo hizo en la cátedra, en las sentencias, en artículos periodísticos, en discursos políticos. Lo hizo para apoyar la paz, para denunciar las arbitrariedades, para defender a los humildes, para exigir las reformas políticas, económicas y sociales que espera el pueblo colombiano. Lo hizo hasta el último momento convencido de que esa era una de sus funciones esenciales en la vida.

Mucho logró con su constante trajinar intelectual. Formó jóvenes demócratas y contestatarios, aplicó justicia con equidad y suprema honradez, cambio esquemas desactualizados de comportamiento por definiciones modernas y humanistas, enseñó lo que es y lo que vale la libertad, rompió dogmas inapropiados y los hizo reemplazar por concepciones modernas de la vida, todo de ello hizo con enorme altruismo, sin estar pendiente de sinecuras ni esperando gratificaciones u homenajes. Nunca necesito estímulo diferente al de su ideario.

Por eso el pueblo lo quiso. Lo quiere. Lo recuerda. Por eso en estos días de misticismo, de reflexiones y de descanso, esa gente que recibió el impacto de su fallecimiento tuvo hacia su memoria sentimientos de afecto, de respeto y de admiración. Así será por mucho tiempo porque no será fácil olvida su verbo, sus reflexiones, sus observaciones que se tornaban en dura crítica cuando era necesario para defender un valor o señalar un inadecuado comportamiento.

Lo vi por última vez hace pocas semanas con ocasión de una convocatoria que hizo León Valencia para hablar de la convivencia y de la necesidad de estimular que se iniciaran diálogos de paz con el ELN. El propósito de lograr entendimiento entre los colombianos y de superar este largo período de violencia y de criminales insensateces, siempre, sin excepción, contó con la presencia, el estímulo, el apoyo intelectual y político del Maestro, del Constitucionalista, del hombre bueno, del amigo Carlos Gaviria.

Las enseñanzas de Carlos Gaviria, su integérrimo comportamiento, la bonhomía de su andar por las procelosas circunstancias que lo vieron actuar, servirán mucho para lograr la paz entre los colombianos.

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De canalladas y otras cosas

Bogotá D.C., marzo 25 de 2015.- Al Senado de la República llegó la solicitud del doctor Jorge Pretelt de una Licencia para retirarse temporalmente del cargo de Magistrado de la Corte Constitucional, con el objeto de atender su defensa sobre las acusaciones que el país conoce. El Partido Liberal, como otras Colectividades, resolvió no concederla porque la petición no se ajustó a los términos legales.

Fui el vocero de la Colectividad roja en el correspondiente debate y expliqué las razones en las que se sustentó nuestra posición. Dije también que en un panorama en el cual la Corte Suprema solicitó su renuncia del cargo, lo mismo que los Ministros de Justicia y de Gobierno, al igual que sus propios compañeros de Corte, periodistas, organizaciones sociales y comunitarias y distintos estamentos económicos y políticos, la negación de la licencia generaría su retiro voluntario del empleo.

Sin sorpresa ninguna, porque estoy acostumbrado a las canalladas de los enemigos políticos sin capacidad para argumentar ni para discutir en términos apacibles, un Representante a la Cámara del Centro Democrático cuyo nombre ya se me olvidó dijo ante los medios de comunicación que no tengo autoridad para pedirle la renuncia al Magistrado porque debo cuentas a la Justicia sobre el proceso 8.000 y porque estoy acusado de haber participado en el asesinato del doctor Álvaro Gómez Hurtado.

Es falso. Durante la investigación por los aconteceres del proceso 8.000, en el que se me sindicó de encubrimiento, fui sobreseído por la Fiscalía General. Hace algunos años se pretendió revivir el caso y para que se me investigará nuevamente renuncié a la preclusión y a la prescripción. La Fiscalía en providencia motivada declaró que no era necesario.

Sobre la acusación de "rasguño" ya el país está informado. Hace 7 años se inventó un crimen de Estado para ganar indulgencias ante los Jueces estadounidenses, que no le fueron reconocidas. He estado a la orden de las autoridades. El narcotraficante aliado con la familia del occiso ha hecho hasta lo imposible por implicarme basado en una declaración de oídas y aludiendo a testigos todos muertos, porque los muertos no hablan. Es una infamia. No he rendido indagatoria ni estoy jurídicamente vinculado a ningún proceso. Existe un expediente que hoy está en la Corte Suprema de Justicia, mi Juez natural por ser Senador. Respetaré sus decisiones.

De mi inocencia habla una labor profesional de medio siglo y mi irreprochable vida personal y familiar. Mi trayectoria política ha sido de lucha, de controversia, de intensos debates, y ha sido igualmente sin tacha.

El jefe político del atrevido agresor ha sufrido docena de ataques de dudoso origen y en muchas ocasiones ha sido objeto, como yo, de inmerecida contumelia. Su familia, como la mía, también ha sufrido la perversidad y la insensatez. No desfallecemos. Sabemos que es el alto precio que pagamos los que ejercemos esta dura actividad de la política.

¿Qué hacer? Sufrir con estoicismo la maldad y la estulticia de nuestro prójimo.

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Liberalismo: No vender a Isagén

Bogotá D.C., marzo 17 de 2015.- "Volvió la burra al trigo y el pollino al cebadal". Otra vez el gobierno pretende vender sus acciones en Isagén, la segunda empresa más importante de Colombia en generación de energía. El año pasado se propuso hacerlo bajo la orientación del señor Ministro de Hacienda, proceso que suspendió el mismo gobierno mientras superaban algunos desajustes en el procedimiento de la subasta, según se informó. Antes el gobierno del Presidente Uribe tuvo el mismo empeño.

¿Para qué se vende a Isagén, un activo productivo que le genera al Estado una buena suma de dinero cada año, correspondiente a su propiedad accionaria del 54%? No se sabe a ciencia cierta. Se comenta que es para financiar las promocionadas super-carreteras. También se dice que es para apalancar financieramente a los empresarios privados que asumen la construcción de tales obras bajo el régimen de Concesiones. Puede ser para tener caja a disposición, ahora que se ha disminuido el alto ingreso que venía recibiendo de Ecopetrol por utilidades.

Se va a vender una de las pocas "gallinitas de los huevos de oro" con que cuenta la Nación. ¡Ni más, ni menos! Y es una bobería fenomenal porque los cinco billones de pesos en los que se piensa feriar a Isagen de poco servirán para mitigar las angustias presupuestales.

El Estado no debe seguir descapitalizándose. Desde que llegó el neoliberalismo se puso de moda vender todo lo del Estado para estar a tono con el Consenso de Washington. Se hizo sin tasa ni medida, sin cumplir la obligación constitucional de ofrecer en serio a las organizaciones sociales y solidarias la posibilidad de comprar los activos oficiales.

Isagén está bien manejada. Isagén no le ocasiona gastos al gobierno. Isagén le produce dividendos al gobierno. Isagén se valoriza permanentemente. Gracias a Isagén el Estado tiene presencia en el manejo de un sector estratégico de la economía y en un aspecto social vital para la comunidad.

Isagén acaba de poner en funcionamiento la Hidroeléctrica del Rio Sogamoso, en Santander, una altísima inversión que requirió cinco años de enormes esfuerzos para servirle al país y capitalizar a la Empresa.

El Partido Liberal rechaza la venta de Isagén. Cree que no es apropiada ni necesaria ni conveniente. El Partido Liberal, aliado del gobierno nacional, miembro de la Unidad Nacional, le pide al señor Presidente que no venda las acciones del Estado en la mencionada Empresa.

El Partido Liberal que tantas veces ha escuchado y atendido positivamente sugerencias y requerimientos del gobierno, le solicita al señor Ministro de Hacienda que se abstenga de proseguir las actividades que adelanta para vender a Isagén.

El Partido Liberal requiere a sus copartidarios en el Gabinete Ministerial para que sean solidarios con su Partido y coadyuven esta posición liberal al interior del gobierno.

Si el gobierno no escucha al Partido Liberal, utilizará todos los recursos legítimos a su alcance para impedir que se lleve a cabo la enorme lesión que se pretende ocasionar al capital público.

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La vida y la paz contra los cultores de la muerte

Bogotá D.C., marzo 9 de 2015.- Emocionante. La gente salió por millares a reclamar por la vida. La sola presencia de tantas multitudes en diferentes lugares del País fue un grito que se escuchó en el mundo entero. Los colombianos anestesiados por los rigores de una guerra interminables rompieron la inercia del conformismo y en muchos lugares se manifestaron altivos y dignos en favor de la vida, de la convivencia, de la tolerancia democrática, del derecho a vivir en paz.

Se quiere vivir, gozar, ser ciudadanos normales, no sufrir los temores de los ataques violentos, ni del secuestro, ni de los paseos millonarios. No se desea continuar leyendo sobre la muerte de soldados, policías, de tantos jóvenes inocentes, de guerrilleros. Se repudia la cultura de la muerte, el día a día de niños asesinados, de familias exterminadas, de dramas humanos causados por la miseria o la intolerancia. No más la Colombia llorando permanentemente las desgracias de quienes en vida parecen estar muertos porque el destino les asignó como castigo inmerecido los padecimientos del abandono, de la falta de oportunidades, de la pobreza eterna, de la ignorancia.

No exagero. De una parte, medio siglo de violencia hastían, obligan a reaccionar en busca de situaciones diferentes, como se han logrado en diferentes latitudes. De otra, si bien anhelamos la vida física, no debemos olvidar que el bienestar debe ser consustancial al hecho de vivir. La vida con goce, con salud, con educación, con techo, con servicios, con un ingreso que permita la dicha de mantener una relación familiar y un contorno social que produzcan alegría y satisfacciones. Así vale la pena existir.

Pensar que hay cultores de la muerte, indigna. Pero existen. Los vemos constantemente. Son los que repudian los esfuerzos por lograr la paz, como los que se están realizando en La Habana entre el gobierno y las farc. Es difícil explicarse por qué desean que continúe la guerra que tantos daños nos ha ocasionado por generaciones. Hace 70 años padecimos 350.000 muertos y 20 años después comenzaron a juntarse cadáveres que ya van por 500.000. ¡Es horrible! Pero quieren que siga la subversión con todas sus horribles secuelas de paramilitarismo, confrontaciones y miseria.

Porque propugnan por la guerra se opusieron a las marchas por la vida. Quisieron que la gente no caminara colectivamente repudiando a la muerte, porque no les interesa la paz. Se alimentan económica o políticamente de las desgracias y si se termina la guerra pierden las ganancias que les proporciona la eterna conflagración que padecemos los colombianos, o se les acaba el discurso belicista con el que aseguran su presencia en los resultados de las justas electorales.

La respuesta debe seguir siendo la que se les dio marchando por la vida. Rotunda, sin esguinces, pero con alegría. La Colombia positiva que necesitamos ha de continuar gritando por la vida, para que alcancemos la paz. ¡Si se puede!

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Promesas y frustraciones, pan de cada día

Bogotá D.C., marzo 1 de 2015.- Siempre nos hemos alimentado de promesas y frustraciones. Relámpagos que iluminan el firmamento de lo social seguidos de largos períodos de oscuridad. En el siglo 19 y bien entrado el siglo 20 gran parte de la población se alimentaba de esperanzas celestiales que la mantenía en la penuria convencida de que los años de necesidades serían recompensados con siglos de bienaventuranza. Los laicos pusieron el pecho al fuego oficial porque creyeron que la tierra era para los que la trabajaban. A López Pumarejo y a Lleras Restrepo les enmuchilaron sus reformas al agro y el SETTT de López Michelsen (salud, educación, tierra, techo y trabajo) nunca operó en un sistema de manguala como el Frente Nacional.

En el actual sistema, con el actual modelo económico, con los partidos políticos dedicados solamente a la lucha electoral, no hay espacios para los cambios. La disputa es por la Presidencia de la República, las gobernaciones, Alcaldías y las mayorías en el Congreso Nacional, sin propósitos gubernamentales ni legislativos de fondo, para las transformaciones. De la política se apoderaron los titulares, los enunciados, las reformitas sobre lo mismo, sin compromiso con un pueblo marginado y apático que se contenta con decir en las encuestas que es feliz, aplaudir los reinados de belleza, festejar en las ferias de pueblo y esperar las elecciones para ver quien ofrece más por el voto.

Claro, todos tenemos celular y televisión, en señal de progreso y equidad. A los que hacen malabares en los semáforos se les considera empleados con ingreso y seguridad social. La vida pasa apacible. No importa que los niños no tengan pre-escolar ni que los jovencitos de noveno grado tengan que retirarse de las escuelas para dedicarse a luchar por la vida en la dulce edad de los catorce años. Tampoco interesa que en las cifras aparezcamos como uno de los países más desiguales del mundo. Nos acostumbramos al status quo y el pueblo irredento que llamaba Gaitán, como en la parábola del rico Epulón, vive pendiente de las migajas que caen de la mesa en la que se sirven los banquetes de los opulentos.

No todo está perdido. Con la paz deben venir cambios ciertos en la estructura institucional, en las costumbres nacionales y en los manejos económicos. Si no es así, seguiremos entre frustraciones y desgracias, y la violencia volverá a empotrarse en la vida de los colombianos. El momento es para las reformas.

Tenemos que ser capaces de señalarlas, lucharlas e imponerlas. Se requiere un cambio esencial en el contenido de nuestra débil democracia. Hay que lograr consciencia sobre lo que valen los Derechos Humanos, para que su respeto amplio y efectivo sea un compromiso nacional. Y hay que encontrar la forma de que nuestro sistema económico incluya, no acumule, y reparta con equidad. Todos debemos tener derecho a la riqueza nacional. Si ello no ocurre, no llegará la paz. Pero la oportunidad está cerca y tenemos que lograrla.

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Muerte y miseria, dos desgracias parecidas

Bogotá D.C., febrero 23 de 2015.-Todavía nos dolemos de los crueles asesinatos de los niños en el Departamento de Caquetá. Fue un crimen miserable, absurdo, que clama castigo. Con que la justicia actué diligente y rigurosamente aplique las leyes existentes, se podrá castigar a todas y todos los responsables.

¿Nos vamos a quedar ahí? Se dictarán sentencias de treinta y cuarenta años de cárcel y muchos dirán, "por fin actuaron las autoridades y podemos estar tranquilos". Ese modo de ser es clara muestra de la indolencia, de la insensatez y del facilismo en que estamos atrapados.

Pensemos en los asesinos, en los responsables intelectuales y materiales. Hay que hacerlo para reflexionar sobre las razones por las cuales unas personas como nosotros, de la misma patria como nosotros, pueden llegar a extremos tan macabros, tan perniciosos como los que recientemente nos horrorizaron. Es que no fue un caso aislado. Tenemos miles y miles de eventos semejantes a lo largo de muchos años.

Hace setenta años mataban a liberales y conservadores con "el corte de franela" o "el corte de corbata". Recientemente era con motosierra y los depredadores se tomaban la sangre en sus víctimas que recogían en sus propios cráneos. Hace poco tuvimos hornos crematorios como Hitler. Los padres matan a sus hijos en el desespero de la miseria y por robarse un teléfono usado se asesina sin piedad. ¿Nos quedamos callados?.

En la masacre del Caquetá, ¿nos detuvimos a mirar la casa donde vivía la familia que fue ultrajada y diezmada tan bárbaramente? Es un símbolo de la miseria, de la enorme desigualdad que rige el presente y el porvenir de muchas y muchos colombianos.

En esa casucha de madera, abandonada, sin servicios, con piso de tierra, sufrían la miseria los niños asesinados. Merecieron mejor vida y mejor destino. No los tuvieron porque hombres malos los ultimaron y porque no hemos sido capaces de crear instancias de convivencia y de equidad. Se unieron la muerte y la miseria para llamar la atención de los colombianos sobre las perversidades que generan la ignorancia y la miseria.

Me duele decir lo siguiente, pero es verdad. Ya no se puede decir de alguien que vive como los cerdos. Los "marranos", que llamábamos antes, ahora viven en establos bien atendidos, comen cinco veces al día, tienen veterinario a la orden, los vacunan, todos los días los bañan y les ponen música para que no se estresen. Viven mejor que cientos de miles de niñas y niños colombianos.

¡Es una gran vergüenza! Pero no necesariamente tiene que ser así. Si nos lo proponemos seremos capaces de cambiar esa lacerante verdad, que debe atormentarnos. Podemos producir cambios esenciales para que la educación genere igualdad, para que la salud cubra a todas y a todos, para que nadie tenga que vivir más en casuchas como la del Caquetá. Si no se sigue concentrando la riqueza, muchas familias podrán ser propietarios de vivienda, tener ingreso, vivir para gozar no para sufrir. ¡Atrevámonos!

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Los intereses de la política

Bogotá D.C., febrero 18 de 2015.- En un reciente debate radial dije que "la política es una lucha de intereses". Se me entendió que hablaba de intereses personales de los políticos, criterio rotundamente diferente al que pretendí plantear, lo que me entusiasma para desarrollar ahora algunas ideas sobre el tema.

La política no es un hobby como algunos pretenden. No es una serie interminable de discursos en la plaza pública, ni tampoco una actividad para alcanzar lucro o figuración. Mucho menos es un divertimiento intrascendente La política es una actividad muy seria relacionada con la sociedad y la forma como debe conducirse; es un ejercicio dialéctico por medio del cual se busca ejercer el poder público en el propósito de orientarlo hacia unos objetivos previamente identificados relativos al pensamiento de un sector de la comunidad.

La política es una confrontación de pareceres, de formulaciones, de metas, vinculados a intereses sociales, democráticos, culturales, étnicos, regionales, religiosos y económicos. También a otros aspectos del transcurrir popular. Es un sentido de la vida y de la forma de vivir.

Con la política se defiende una monarquía o se propicia un sistema popular y participativo. Es por medio de la política que se propicia la extracción indiscriminada de minerales o se defiende a la naturaleza y el medio ambiente. Por medio de la política se apoya la libertad o la esclavitud. Hay partidos políticos que apoyan la concentración de la riqueza y otros que son partidarios de una equitativa distribución de la tierra y de los recursos.

Hay partidarios de la apertura económica a ultranza y de la competencia cerrera como única manera de regular las relaciones entre los asociados. Otros acogen políticamente al Estado con la capacidad de intervenir en la economía para procurar un equilibrio entre los distintos sectores que componen la comunidad.

Así es como debe funcionar la política. La política en su verdadero sentido se ejerce en disputas democráticas y electorales para definir cuales conceptos son los que van a primar en la conducción pública. Ello requiere, ecuanimidad, reglas claras y estables, autoridades integérrimas que garanticen el respeto a la opinión mayoritaria del pueblo. Si no hay equilibrio, si se presentan abusos, si no hay igualdad para la confrontación civilizada, habrá guerra. Recordemos: "La guerra es la política por otros medios".

La política define los intereses en discordia. En la Asamblea General de la revolución francesa los monarquistas girondinos se ubicaban a la derecha y los revolucionarios jacobinos se colocaban a la izquierda del salón. Desde entonces se sabe que las derechas son conservaduristas, autoritarias, defensoras de los privilegios. Las izquierdas aman la libertad, lo incluyente, la equidad, un puesto para cada quien bajo el sol del mundo.

En Colombia hay que hacer más política; no solo elecciones. Los Partidos políticos deben definir los intereses que defienden y hacer la disputa pública sin violencia, sin armas. Bienvenidos los conflictos dialécticos, razonados, con intervención de los ciudadanos. "Cada lora en su estaca". Así debe ser la política. Esa es la verdadera paz

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Entre ciegos y sordos

Bogotá D.C., 18 Enero de 2015. "No hay peor sordo que el que no quiere oír". Nada tan cierto. Al que no quiere oír poco valen las explicaciones, los argumentos, las reflexiones, los comentarios o los requerimientos. Sencillamente ya tiene una idea fija sobre el tema y no quiere o no le interesa cambiarla. Pasa lo mismo con el que no quiere ver.

Es lo que está ocurriendo con la paz. A quienes se empecinan en oponerse al proceso que se adelante en La Habana, no les importa nada distinto a oponérsele, a atacarlo, a desconocer los esfuerzos que hacen el Presidente Santos y su gobierno por conseguir la terminación de la guerra que hace 50 años se tiene con las Farc y el Eln.

Según el dicho popular, "son tercos como una mula". Nada los convence. Ningún argumento los conmueve. Solo sus opiniones son las que valen, emitidas sobre la base de considerar un proceso imaginario que han construido en sus mentes con el solo propósito de argumentar contra el único existente, el único real, cual es el que se viene tramitando con las Farc en Cuba. Pero eso sí, se cuidan de insistir en que son partidarios de la paz. "La paz de los sepulcros", les replican algunos.

Ya tuvieron la oportunidad de hacer la paz. Tal como lo habían prometido, trataron de acabar a las guerrillas mediante la acción militar. Lo intentaron con todo el ímpetu necesario, es cierto, pero no lo lograron, aun cuando golpearon con fuerza a las estructuras militares subversivas y libraron de su accionar a importantes regiones del país, en medio de grandes cuestionamientos sobre Derechos Humanos. La culebra siguió viva. También optaron por la política que llaman del "apaciguamiento" y dos años tuvieron a comisionados de los Elenos en La Habana conversándoles sobre la importancia de una solución política a la guerra.
Al final de su prolongado mandato siguieron las Farc, el Eln, "Megateo", las Bacrim, el narcotráfico y la delincuencia común.

Hicieron el esfuerzo, nadie lo niega. Lograr la paz por cualquiera de las dos vías es muy difícil. Pero, ¿por qué se oponen a los esfuerzos de Santos? Porque solo les interesa la paz de ellos; por egoísmo político; por rabia con el Presidente; porque mientras haya guerra tendrán argumentos para seguir haciendo política y ya sabemos que se aproximan las elecciones de Octubre.

La instrucción del Presidente Santos a sus comisionados para comenzar a hablar de cese al fuego bilateral y definitivo ---diferente al indefinido de las Farc---, es un indicio de que vamos bien hacia la terminación de la guerra. Los vanos argumentos del uribismo no serán suficientes para destruir lo mucho que se ha hecho. Hay que buscar la paz "hasta debajo de las piedras", para darle una nueva y grata vida a los colombianos.
Adelante Presidente Santos. Como en el grito de sus antepasados, "ni un paso atrás".

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Me esforzaré para ser un senador ejemplar

Agradezco a las y los colombianos que me apoyaron para alcanzar mi elección, lo mismo que al Partido Liberal por la acogida que me brindó en sus listas.

Haré, con gusto, todo lo que sea necesario para atender satisfactoriamente mis deberes. Me esforzaré para ser un senador ejemplar, en todos los conceptos. Contribuiré de la mejor manera a mejorar la imagen de la Corporación y a restablecer la confianza ciudadana que toda democracia debe al Congreso Nacional.

Contribuiré en forma apropiada a que se termine el conflicto armado interno y se logre la convivencia que anhelamos. Trabajaré en el Congreso porque se establezcan las reformas que aseguren la concordia y le den a la sociedad estabilidad, justicia y felicidad. Democracia, paz, igualdad, transparencia y desarrollo con equidad transformarán a Colombia.

Renuncié a la Presidencia de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) y a las organizaciones cívicas y sociales a que pertenecía, para atender de lleno mis nuevos compromisos con el Estado y la comunidad. Agradezco a sus miembros y directivos la confianza y solidaridad brindada.

Mantendré una columna de opinión semanal en la revista virtual Ola Política, de cuya dirección me retiré en Diciembre de 2013 cuando propuse mi candidatura al Senado de la República, y continuaré dictando, en la modalidad de hora cátedra, las lecciones de Derecho Constitucional que me permiten la confianza de las directivas de la Universidad Libre.

Con alegría y responsabilidad seguiré al servicio de los colombianos y de sus mejores causas.

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